LA ROBLA (26,100 kil.) situada á
la derecha, cerca del acueducto que trae el agua derivada del Bernesga para
regar la campiña, y al pié de los altos donde estuvo el castillo
de Alba. Es La Robla capital del ayuntamiento de su nombre, que comprende
los pueblos de Alcedo, Brugos, Candanedo, Llanos de Alba, Naredo de Fenar,
Olleros, Puente de Alba, Rabanal y Robledo de Fenar, Solana y Sorribos de
Alba, correspondiente al juzgado de la Vecilla. Cuenta este pueblo 560 habitantes
y está sobre la carretera general de Asturias. Además de su
modesta agricultura ha ocupado durante muchos años á sus vecinos
el acarreo y venta de vinos de la Ribera del Duero, que no solo colocan en
León, sino en toda la montaña y en Asturias. Hay en todas sus
cercanías abundantes canteras que dan muy buena piedra de construcción.
Al E. y SO. de La Robla, donde termina el terreno
diluvium se extienden
unas fajas estrechas de terreno
cretáceo que presentan notables
yacimientos de kaolín, muy a propósito para la confección
de ladrillos refractarios y aun para la de la porcelana. En la guerra de la
Independencia y á fines de Octubre de 1810, el jefe de la columna volante
de españoles, Mascareñas, destacado desde los puertos de Manzanal,
donde operaba el. general Taboada, derrotó en La Robla á una
división francesa, renovando este triunfo á los pocos dias
con otro ataque feliz en San Esteban de Orbigo. A corta distancia de La Robla
en el valle de Fenar y en término de los pueblos de Sorribos y Robledo,
se encuentran curiosos yacimientos de lignito y de hermosos azabaches, que
no se han explotado aun. A esta estación acuden muchos carros de carbón
procedentes de las minas de Aviados, La Valcueva y Matallana, que producen
hullas crasas muy excelentes, llamadas á tener gran éxito el
dia en que se hagan los tranvías necesarios desde este punto a los
criaderos, que distan de 14 á 18 kilómetros.
Al pasar de La Robla cambia, con la formación geológica, el
aspecto del terreno, que es ya verdaderamente montañoso, fuerte y abrupto,
y en el fondo del cual se empiezan á percibir, con gran relieve y
entonación, los detalles de la cordillera. La carretera marcha por
la izquierda: en el lado opuesto sobre una blanca cima álzase un pueblo
y á sus pies brota una abundante cascada que allí mismo impulsa
la rueda de un molino. Atraviésanse fuertes trincheras con extractos
casi verticales y se cruza por medio á Puente ds Alba, que tiene redondos
palomares en torno á su caserío. Entre este pueblo y el inmediato
de Peredilla, que se pasa sobre la carretera, está el límite
del terreno
cretáceo y empieza el
devoniano, que contiene
en estas cercanías notables calizas rojas con fósiles
orthoceratites
y
goniatites.
La vega se angosta, y en la carretera se distinguen á la derecha
una fuente y á la izquierda la iglesia del Buen Suceso, donde tiene
lugar una célebre romería. Dice la tradición de estos
pueblos, que en esta ermita vivió un santo solitario, y que cuando
murió tocaron solas las campanas á rebato. Corresponde la ermita
al pueblo de Las Huergas, que se deja más adelante á la derecha.
Se cruza de nuevo el Bernesga, que pasa á la derecha en el término
de Millar, y atravesando fuertes cortaduras y trincheras se llega en el kilómetro
33,500 al bonito valle de:
LA POLA DE GORDON: El pueblo de este
nombre, extendido á lo largo de la carretera general y á la
izquierda del rio, se destaca al pié de la colina de los Llanos, en
medio de un lindo y accidentado paisaje. Tiene La Pola 480 habitantes; fue
en lo antiguo capital del Concejo de Gordon y hoy lo es del ayuntamiento que
forman los pueblos de Beberino, Bubia, Cabornera, Folledo, Geras, Huergas,
La Vid, Ciñera, Llombera, Nocedo, Paradilla, Peradilla, Santa Lucía,
Vega y Villasimpliz. Altas cumbres cierran el vallecito y entre ellas están:
las de Fontañan al mediodía, con su aperitiva y celebrada fuente
de Villojo sobre el valle, y la tradicional ermita de Tusinos en la opuesta
vertiente; pico del castillo de Gordon que dominaba el antiguo camino de Luna;
las sierras que dan hacia la afamada fuente mineral de Cabornera, hacia Geras
y Buiza y al SE. el empinado Cueto de San Mateo, con la cueva de un antiguo
ermitaño, y cuya cima sirve de reloj solar al valle. Desde la estación
se pasa al pueblo por un puente de piedra cubierto con armadura y piso de
madera, para entrar á la única calle que existe, que flanquea
la carretera y que se compone de casas de un solo piso. En un extremo se
alza la pobre iglesia y en el opuesto casi, la bonita casa del señor
don Manuel Iglesias, á quien se debe el fomento y desarrollo de la
industria minera carbonífera, que ha de enriquecer á esta
comarca.
Cójense en su campo regular cosecha de buen trigo, abundantes legumbres,
lentejas de gran fama, y muchas patatas. La mayor parte de las huertas y sembrados
se cercan en este país con unos fuertes vallados de ramas verdes cortadas
de chopo, álamo y otros árboles, á cuyos cierres denominan
sebes. Los sebes sirven desde lo antiguo como unidad de tiempo,
para referirse á la duración de la vida, puesto que se dice
por aquí:
«Un sebe tres años,
un perro tres sebes,
un caballo tres perros
y un hombre, tres caballos.»
Celébranse todos los jueves del año, y especialmente desde
Setiembre á Enero, concurridos mercados de ganado cabrío, lanar
y de cerda. Muchos de sus habitantes se dedican al acarreo del vino y es notable
en los pueblos de este ayuntamiento la industria de.la preparación
de cecina de cabrón, que se destina á la alimentación
de los obreros de la tierra de Campos. El ganado cabrío procede del
Vierzo, Galicia y Portugal, y aquí se ceba y mata para el tráfico
de sus carnes. También se adquieren y recojen numerosos carneros que
se llevan á Zaragoza y Cataluña. Estos laboriosos montañeses
se dedican además á la limpieza del lino, que compran en las
riberas del Orbigo y llevan á vender á Asturias. A estas antiguas
industrias ha venido á aumentar la de la cantería y minería.
En las inmediaciones de La Pola, hay ricas canteras de mármoles rojos,
negros puros, negros veteados, céreos, grises, cenicientos y de múltiples
tintas, con incrustaciones y fósiles algunos de ellos, que se emplean
ya en la construcción, ya en la fabricación de excelente cal,
en grandes hornos que han surtido á las obras de la vía y que
se lleva á provincias muy distantes. Entre estos mármoles los
hay magníficos para pulimento, con fósiles crinoides, al pié
de la montaña de San Mateo, calizas metamórficas coralíneas
y curiosos fósiles goniatites característicos de la formación
devoniana. Dentro de ella están los grandes manchones
carboníferos
de la zona de Ciñera y Santa Lucía, continuación de la
de Matallana. Dos empresas distintas explotan estos ricos criaderos: el Sr.
Iglesias, de La Pola, que beneficia las minas
Emilia y
Ramona
y la Sociedad Rico Llamas y compañía, de León, que lo
hace de las llamadas
Bernesga, número 3 y
Anita.
Este criadero de bulla está limitado al O. por el rio Bernesga y
al E. por el Torio. Posee el Sr. Iglesias un coto minero de 500 hectáreas,
que ocupan una zona de 5 kilómetros de longitud por uno de anchura,
dentro del cual hay hasta ocho capas reconocidas de un expesor de 1,50 á
8 y 10 metros, con una inclinación de 45°. La explotación
se hace sobre tres capas, con galería de dirección sobre las
mismas y tajos sobrepuestos, dividido en pisos de unos 40 metros de altura,
que se comunican entre sí. El arrastre, tanto por el interior como
por el exterior, se hace en tranvía, de 0,60 de anchura. Para bajar
los carbones de los pisos superiores hay tres planos inclinados automotores,
que miden 320 y 150 metros, y al pié del primero están instalados
los cribos y lavaderos, en que se separan y clasifican los carbones, para
ser conducidos desde allí al cargadero de La Ciñera, que dista
3 kilómetros. Muy pronto se facilitará la conducción
por medio de un tranvía que se está construyendo. Los carbones
son semicrasos, de llama larga y dan un 50 por 100 de cribado. Producen hoy
estos magníficos criaderos de 16 á 18.000 toneladas anuales,
cuya mitad consumo la vía férrea que pasa por la comarca. Decidido
el propietario de estas minas á desarrollar en grande la industria,
estudia hoy el modo de instalar fábricas de cok y aglomerados para
surtir, los mercados de Castilla, y utilizar los carbones menudos. El precio
de cada tonelada de hulla en el apeadero de La Ciñera es de 16 pesetas.
Estas mismas capas explota también la Compañía Rico
en los Puertos de Don Diego que tiene un tranvía de 3 kilómetros
hasta el pueblo de Ciñera, desde donde se conduce en carros la hulla
hasta la estación. En término de Santa Lucia está la
mina
Candelaria, del Sr. Fernandez, con una capa de hulla dé
dos metros de expesor y á 5 kilómetros del apeadero de
La Vid.
Los manchones carboníferos vienen formando de E. á O. una
línea de muchos kilómetros, desde el límite de la provincia
de Santander por Orbó, Barruelo, Mudá, Vergaño y Guardo
en la de Palencia, y por Valderrueda, Sabero, Matallana, Ciñera, La
Magdalena, Valdesamario, Tremor y Arbas, en la de León, y constituyen
una gran riqueza, beneficiada boy en parte y de grandes recursos para el
porvenir.
En las calizas blancas, grises y rojas, y entre las masas de areniscas y
conglomerados del terreno devoniano, están encajados estos yacimientos
de hulla de León, que arman, no en caliza carbonífera, sino
en arcillas cayuelas y pizarras de diversos colores, y en resistentes areniscas
de muy variada estructura. Abundan, como es natural, los fósiles carboníferos
y entre ellos las sigilarías, neuropteris, productus, lepidondendros,
colamites y variadísimas impresiones en los esquistos ó pizarras.
No dejan de ser curiosos los alrededores de la Pola, en las estrechas gargantas
de rocas en que el rio, formando casi un círculo detrás del
pueblo, corta la carretera, pasa por entre las montañas y hornos de
marmol y es cruzado varias veces por los atrevidos puentes y túneles
de la vía. Una antigua calzada, la general de Asturias, por donde tantas
generaciones pasaron, tiene en el término de la derruida ermita de
la Magdalena un puente vetusto, el del Tornero, y desde allí se avanza
por Bebesino á las
aguas magnésico-ferruginosas de Cabornera,
muy concurridas, recomendadas para las dolencias del estómago vejiga
y clorosis y que no tienen aun establecimiento ni instalación alguna.
Por entre el accidentado paisaje, saltando diez veces sobre el Bernesga,
avanza la vía y se cruzan en el trayecto el
túnel de la Magdalena,
el primero de la cordillera, de 72 metros, abierto en mármol en una
curiosa estratificación vertical, dispuesta en hojas de poco espesor
y contra el que se apoya sobre el rio un horno de cal; un puente; el paso
de nivel de la carretera; otro puente; otro; un pontón; el túnel
de Santa Lucía de 71 metros; terribles derrumbaderos al frente, al
otro lado del rio; un puente oblicuo y en curva; el pueblecito de Santa Lucia;
otro puente oblicuo y en curva; el
túnel de las Colgadas, en
curva, de 112 metros; otro puente; un túnel; La Ciñera, antiguo
barrio de La Vid., ampliado hoy con la población de mineros que ostenta
en sus cercanías el color oscuro del suelo impregnado de carbón,
los cargaderos, los almacenes y á lo lejos, en las faldas de la áspera
cordillera, los planos inclinados, por donde desciende la hulla desde las
bocas minas; y el lugar de La Vid, sobre el rio, con su cargadero de carbones.
El horizonte se estrecha y el cuadro se hace cada vez más abrupto.
Aparecen fuertes trincheras de arenisca, con tintas de hierro oxidado; y la
carretera se esconde entre gigantescas cortaduras de asombrosos peñascos
dislocados, que parecen sepultarla y que constituyen un admirable conjunto.
También la vía penetra en la masa de aquella titánica
mole en el
túnel de la Gotera de 205 metros, para pasar después
dos veces el rio que se retuerce en las angosturas, y la carretera general
sobre un pontón, afianzado en un terrible muro de sostenimiento, que
á su vez se apoya en otro idéntico que baja desde la carretera
hasta, el rio. De nuevo se cruza un enorme estribo de la cordillera en el
túnel del Tuero, de 320 metros, en término de Villasimpliz,
y un puente, y allí pueden el viajero curioso y el artista, si se dirijen
por la carretera, admirar el fantástico, solitario y grandioso paisaje
que las rocas suspendidas sobre el camino con sus enormes masas y destacándose
en el cielo con sus aserradas siluetas, de estratos casi verticales forman
en breve espacio por lo alto, mientras que á los pies, y entre imponente
derrumbadero, corren las aguas del Bernesga, apareciendo y ocultándose
entre los repliegues y revueltas de las montañas. Allí ni el
clima, ni el suelo amparan á la agricultura y sólo es rica
la comarca por sus pastos.
Pasado el pueblo de Villasimpliz y el pequeño
túnel de
Lorentin, las angosturas de la cordillera se separan, el horizonte se
dilata en un hermoso campo y se detiene el tren en la estación
de:
VILLAMANIN (45,900 k.) Es uno de los
diez y nueve pueblos que componen el ayuntamiento de Rodiezno, en la región
más septentrional de la provincia, y que son Arbás, Vegalomosa,
Busdongo, Camplongo, Casares, Cubilllas, Fontun, Golpejar, Millaró,
Pendilla, Poladura, Rodiezno, Tonin, Ventosilla, Viadangos y Barrio de la
Tercia, San Martin de la Tercia, Velilla de la Tercia y Villanueva de la Tercia.
Todos ellos, con los municipios limitrofes de Carménes y Valdelugueros,
formarom el antiguo concejo de Argüellos ó de
Las tres Tercias,
á los que por los especiales servicios que en todo tiempo prestaron
a la Corma, concedieron los reyes Católicos la gracia de Hidalguía,
con la exención de levas, sorteos y milicias, cuyo privilegio tuvo
su última confirmacion en 1815.
Villamanin tiene 146 habitantes y es una poblacion rica por sus almacenes
de géneros y vinos de acarreo y por su industria especial de la salazon
y cura de jamones. Lo será más aun, muy pronto, por su
industria minera. En efecto, así como en la zona anterior de
La Pola y Ciñera hemos visto los criaderos carboníferos, aquí
el terreno devoniano ofrece en las grisáceas y compactas calizas de
sus montañas, grandes manchas oscuras de caliza trasformada en oscura
dolomía, que encierra ricos yacimientos de cobre y cobalto. Este país
es minero desde la época romana, según lo atestiguan los frecuentes
hallazgos de labores, utensilios y monedas; y las explotaciones que sé
han llevado a cabo en Villamanin, Cármenes Barrio, Rodiezno y otros
puntos.
En Villamanin hay una mina,
Carolina, de hierro peroxidado rojo,
con una capa de trece metros de espesor; en Pobladura está la mina
Manifiesta, de hierro oxidado, encontrándose además,
abundante almagre y muchas areniscas bien impregnadas en dicho metal. También
cerca de Camplongo, á la vista de la vía, se hallan algunos
yacimientos ferríferos y cerca de San Martin algunos regulares afloramientos
de carbón.
Pero el laboreo minero importante es el del cobre y cobalto. Explótanse
ambos en la afamada mina
Profunda situada en término de Cármenes,
á un kilómetro á la izquierda de la carretera de dicho
pueblo y á seis al N. E. de Villamanin. Está la mina á
una altura de 1.500 metros sobre el nivel del mar. Los antiguos trabajos se
hallan completamente inutilizados y se conocen con el nombre de «Las
cuevas.» Para poder determinar bien en la existencia de los criaderos,
la actual empresa, al frente de la cual se encuentra en este punto el muy
activo y entendido minero don Ruperto Sanz, practicó hace dos años
un socavón de atravieso de cerca de 180 metros de longitud, en dirección
S. á N. y á 100 metros más abajo de las antiguas labores,
habiendo encontrado el mineral á los 90 metros, en fajas de dolomía
de 22 metros de anchura. Desde esta línea atravesó la masa metalífera
en diez direcciones distintas con otras tantas galerías. Además,
en otra galería de 40 metros abrió dos pozos verticales á
la principal, con objeto de reconocer en profundidad la masa mineralizada.
A 70 metros más abajo del socavón primero se está perforando
otro, que á los 245 llegará á la formación metalífera,
y por último al O. y en dirección opuesta se abre otro para
encontrarla también. De este modo, y con abundantes elementos, se
está efectuando el ataque serio de los yacimientos. En todas las galerías
hay tranvías que facilitan mucho el trasporte. Extráense de
estos criaderos notables cantidades de cobre gris, de carbonatos verde y
azul, de pirita y cobres abigarrado y rojo, de óxido negro de cobalto
y de arseniato del mismo metal. Es muy variable la riqueza de estos minerales
y su distribución irregular en la dolomía, habiendo cobres
que dan un 30 por 100, cobaltos muy ricos y algo de cobre nativo. Los criaderos
afectan la forma llamada
stockwerk, y no aparecen en filones, sino
en bolsadas de variada extensión. La geología, según
sus diversas tendencias, explica la constitución de estos depósitos
metalíferos en la caliza trasformada en dolomía, por la acción
de las corrientes internas de agua, á gran temperatura y con gran
cantidad de ácido carbónico en disolución, que elevaron
y depositáron los metales. Contra esta hipótesis de la acción
geisseriana ó hidrotermal, que tiene muchos partidarios,
se presenta la novísima de la acción del eterno movimiento
molecular ó electrotelúrico, en que se supone que vive nuestro
planeta, y que por las combinaciones químicas y las corrientes eléctricas
está sin cesar metamorfoseando la naturaleza de los componentes de
la corteza terrestre y produciendo sus revoluciones endóyenas y sus
constantes cambios. En apoyo de la primera teoría aparecen aun de
manifiesto los manantiales calientes magnesianos, que existen en diversos
puntos de esta cordillera, y entre otros el de Villanueva de la Tercia y el
de las Caldas de Getiño, próximos á las minas. Desde
hace dos años, en que empezaron las grandes labores en la
Profunda,
se han enviado á Inglaterra unas 400 toneladas de cobre escogido. Cerca
de la boca del socavón principal se ha construido una casa de 40 metros
de fachada, para alojamiento de empleados y operarios, y desde ella se ha
abierto una carretera de dos kilómetros, que se une con el camino
de Cármenes y que permite subir los carros hasta la mina. Es seguro
que este gran criadero, hábilmente explotado como lo está, ha
de producir pingües rendimientos y que se lograrán los deseos
del Sr. Sanz, decidido hoy en cuanto la producción se normalice, á
instalar una fábrica de beneficio y fundición de cobre, para
no ser, en manera alguna, tributarios del extranjero.
Además de esta mina hay denunciadas otras en la misma zona dolomitica
y entre ellas las llamadas
Concha,
Prolongada,
Foral
y
Euscalduna en Cármenes; la
Luna 6 y
Margarita
en Villanueva, la
Estrella Polar, de cobre, cobalto y niquel en Rodiezno
y la
Adelina, de niquel, en los lejanos picos de Casares. Aún
podrían apuntarse aquí otros veinte criaderos más, cuyo
dato indicará al lector los numerosos que son los rastros y vestigios
metalíferos, que salpican las rocas de esta curiosísima zona.
Tiene también importancia Villamanin por otra afamada industria,
no tan árida y difícil, pero sí más sustanciosa,
la de los jamones. En este pueblo se recojen, en efecto, miles de jamones
que se compran en Asturias, Galicia y El Vierzo, donde el cerdo pulula por
todas partes, y se salan y curan de un modo tan ingenioso y completo, que
en las principales fondas de Madrid y de otras capitales son preferidos á
los demás jamones de España. La mayor parte de las casas de
Villamanin tienen grandes bodegas ó depósitos de cuyo techo
penden en múltiples filas los jamones ya curados. Bodega hay, y á
pocos pasos de la estación por cierto, en la que aparecen suspendidos
del techo 2.000 jamones. Pesa cada uno por término medio 8 kilogramos,
y se venden sueltos por encargo de confianza á 8 reales kilogramo.
Desde la estación se percibe el bonito panorama de la comarca de
las Tercias: al frente, en la orilla de un riachuelo, está Rodiezno,
capital del ayuntamiento; á la derecha sobre Villamanin, se alza la
pelada y alta cumbre de Fontum; más allá de los altos del primer
término se esconden San Martin y Pobladura, y al Poniente llaman la
atención las tres piramidales rocas, que cierran el horizonte sobre
Cubillas y Casares. En estos recios y dilatados montes pastan los grandes
rebaños que vienen de Extremadura, durante la época del buen
tiempo, que es bien corta, porque durante ocho meses del año cubre
la nieve riscos y valles, haciendo sumamente, triste la vida y muy pobre
el suelo de tan elevada región.
Tres kilómetros más adelante, después de dejar á
la derecha en una loma la ermita de la Asunción, punto de gran romería,
se cruza la carretera de Asturias, en término de Congosta, y á
poco el túnel de Villanueva, de 115 metros de longitud, próximo
al pueblo de este nombre, que queda á la derecha del rio. Antes de
llegar al viaducto está inmediata á la carretera la casa de
Baños termales de Villanueva de la Tercia ó del Camino.
Goza este notable manantial de gran fama en el país; el uso de sus
aguas es ya antiguo y las curaciones que se le atribuyen son muy numerosas.
Está situado dentro de un pobre edificio en la carretera, y brota con
abundancia en aquel punto mismo, surtiendo de agua á dos pilas de
piedra y perdiéndose constantemente su caudal en la corriente del inmediato
rio Bernesga.
La casita está al pié del viaducto y de las rocas, y ostenta
en la losa que forma la parte superior de su puerta esta inscripción:
«Se hizo en 1848.—Casa de baños termales. —Fuentes calientes
de Don Roque Azevedo, cirujano en este ayuntamiento y observador de las virtudes
medicinales de estas aguas, 20 años.» En el interior existen
dos reducidas habitaciones, con una pobre pila de losas en cada una, en las
que vierte el caño de agua del manantial. Su temperatura, tomada por
el autor de este libro, es de 30°,8 centígrados. No se ha analizado
seriamente su composición; pero sus principios mineralizantes deben
ser los carbonatos de cal y la magnesia. Su temperatura es superior, por ejemplo,
á las de Trillo, La Isabela, Liérganes y Solares é igual
á las de Jaraba, Jaén, Cestona, Carballino y Urberuaga. Se
aplican con especial virtud á los reumas artríticos y diatésicos,
á las neuralgias, á la gota y á las afecciones gastro-intestinales.
No solo no tiene clasificación oficial, sino que no hay método
ni reglamentación alguna en su aprovechamiento. La instalación
es muy mala y produce verdadera lástima el considerar que un manantial
tan abundante y rico, situado al pié del ferro-carril, en una bellísima
ribera rodeada de colosales rocas y que tiene todas las condiciones para ser
un agradable punto de veraneo, esté en la situación y abandono
en que se encuentra. Su dueño, que vive en Babia, es el cura de Pinos
D. Manuel Alvarez, quien de seguro entrará en arreglo con cualquiera
empresa de garantía que tenga el buen acuerdo de utilizar estas aguas
para fundación de un establecimiento de salud. No solo brota el manantial
caliente entre las rocas de los cimientos de la casa, sino que salta también
en burbujas, cortando la anchura del Bernesga frente á este mismo punto.
Uno de los detalles deliciosos de este sitio es el magnífico viaducto
de tres claros, de 12 metros cada uno, dos sobre el rio y uno sobre la carretera,
por el que pasa la vía férrea; construido con magnífica
cantería blanco-rojiza y de gran aspecto en su conjunto. Fue ejecutado
por el contratista Sr. Pagola. Debe recomendarse á los touristas dibujantes,
que buscan modelos admirables en la naturaleza, que se detengan al pié
de este viaducto, situándose detrás de él en la carretera,
y verán, por entre los arrogantes arcos que sostiene la vía,
un magnífico cuadro, con abruptas rocas, el Bernesga al pié,
los pueblecitos de las Tercias á lo lejos y el horizonte recortado
por las variadas siluetas de azules picos. No hace falta más para completarlo
sino que, en vez de la ruin casa de los baños, se alce en tal paisaje
un bello edificio moderno, para que el todo sea entonces incomparable.
Marcha la vía sobre el rio entre los cortes de la mitad de la ladera,
dejando allá abajo, en las sinuosidades del valle, á Camplongo;
pásase el túnel de este nombre, de 50 metros; un kilómetro
más adelante se cruza el
del Acero, y á poco el tren
se detiene, donde se ha detenido por espacio de quince años, para no
pasar más adelante, casi en lo más alto de la colosal cordillera,
en la estrecha garganta de Busdongo.
"Caminos de Hierro de León,
Asturias y Galicia - De Palencia a Oviedo y Gijón, Langreo, Trubia
y Caldas", Ricardo Becerro de Bengoa
Cronista de Vitoria, Catedrático de Física y Química,
Académico correspondiente de la Historia, etc.
Palencia, 1884, Alonso y Z. Menendez, Editores, D. Sancho, 13.