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Editorial SIRUELA
Ha dicho ya: “muro por muro”, ha cambiado la relación 
                    del hombre con las horas, no quiere ver a nadie, se alimenta del 
                    silencio nocturno que desvela otros planos de la realidad. Escribe 
                    cinco novelas que luego destruye. Escribe poesía, no la 
                    conserva toda. Sigue el consejo de la noche, que le da acceso 
                    a sus secretos y sus fantasmas y, definitivamente, se acoge a 
                    ella, la enmurada por la liberadora oscuridad. Ni siquiera cuando 
                    es rehabilitado, con la “primavera de Praga”, ni cuando 
                    lo nombran Artista Nacional, quiere salir. Sus obras empiezan 
                    a conocerse fuera del país: él permanece impertérrito, 
                    dialogando con las sombras, arrancando voces a su aparente silencio. 
El silencio es posibilidad, es apertura y es nuestro cómplice 
                    cuando nos hallamos a la expectativa de una definición. 
                    Y la definición definitiva: esa “tonadilla de clarinete” 
                    que “basta para la muerte”... 
La música…
Sí, este es uno de los enigmas, una clave de peso, pero 
                    nunca descifrada, porque rastrear en los poemas lleva concretamente 
                    a Mozart o a Bach o a Janácek al que “bastan los 
                    timbales/ para expresar la vida sensual de la mujer…”
Pero ¿cómo, con el eco de la guerra, con aquel no 
                    pasarán, llegaba hasta Praga el conocimiento de los conciertos 
                    del “Palau”, un lugar que de niñas frecuentábamos, 
                    precisamente donde mamá había tocado el Concierto 
                    de Falla…? Nuestra infancia fue como un barco que avanzara 
                    movido por el oleaje musical. Cualquier lance se daba al amparo 
                    de ese cobijo, por ello que él recalara en su seno resulta 
                    sorprendente y a la vez natural, estaba en el antes, como estaba 
                    en el antes el impulso que me llevó un día a cantar 
                    la poesía.
                    
Extracte del llibre "La voz de Ofelia"
Clara Janés