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En esta página encontrarás algunos sonetos famosos de grandes poetas.
 

 Edward Hopper. Habitación de Hotel. 1931.
Museo Thyssen Bornmisza.

Garcilaso de la Vega
Francisco de Quevedo
Lope de Vega
Luis de Góngora
Federico García Lorca
Miguel Hernández
 
Garcilaso de la Vega
(1501 ó 1503 - 1536)

Echado está por tierra el fundamento 
que mi vivir cansado sostenía.
¡Oh cuánto bien se acaba en un solo día!
¡Oh cuántas esperanzas lleva el viento!

¡Oh cuán ocioso está mi pensamiento
cuando se ocupa en bien la de cosa mía!


mil veces la castiga mi tormento.

Las más veces me entrego, otras resisto 
con tal furor, con una fuerza nueva,
que un monte puesto encima rompería.

Aquéste es el deseo que me lleva
a que desee tornar a ver un día
a quien fuera mejor nunca haber visto.

 

 
 
 
 
 

Francisco de Quevedo (1580-1645)

Amor me ocupa el seso y los sentidos;
absorto estoy en éxtasi amoroso;
no me concede tregua ni reposo
esta guerra civil de los nacidos.

Explayóse el raudal de mis gemidos
por el grande distrito y doloroso
del corazón, en su penar dichoso,
y mis memorias anegó en olvidos.

Todo soy ruinas, todo soy destrozos,
escándalo funesto a los amantes,
que fabrican de lástimas sus gozos.

Los que han de ser, y los que fueron antes,
estudien su salud en mis sollozos,
y envidien mi dolor si son constantes.


 
 
 


Francisco de Quevedo


 
 
 
 
Luis de Góngora (1561-1627)

Suspiros tristes, lágrimas cansadas,
que lanza el corazón, los ojos llueven,
los troncos bañan y las ramas mueven

mas del viento las fuerzas conjuradas
los suspiros desatan y remueven,
y los troncos las lágrimas se beben,
mal ellos y peor ellas derramadas.

Hasta en mi tierno rostro aquel tributo
que dan mis ojos, invisible mano

porque aquel ángel fieramente humano
no crea mi dolor, y así es mi fruto
llorar sin premio y suspirar en vano.

Velázquez. Retrato de Góngora. 
1622. Museo de Bostón.


 
 
 
 
Lope de Vega (1562-1635)

Ir y quedarse y con quedar partirse,
partir sin alma, y ir con alma ajena,

oír la dulce voz de una sirena

arder como la vela y consumirse
haciendo torres sobre tierna arena;
caer de un cielo y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada, sobre fe, paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma y en la vida infierno.

 


 
 
 

 


 
 
 
 
Federico García Lorca (1898-1936)

Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.

 

       Dibujo de Federico García Lorca


 
 
 
Miguel Hernández (1910-1942)

No me conformo, no: me desespero
como si fuera un huracán de lava
en el presidio de una almendra esclava
o en el penal colgante de un jilguero.

Besarte fue besar un avispero
que me clava al tormento y me desclava
y cava un hoyo fúnebre y lo cava
dentro del corazón donde me muero.

No me conformo, no: ya es tanto y tanto
idolatrar la imagen de tu beso
y perseguir el curso de tu aroma.

Un enterrado vivo por el llanto,
una revolución dentro de un hueso,

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