Arqueología

Las excavaciones de Ebla Tell-Mardikh


Localización del yacimiento

En la localidad siria de Tell-Mardikh, se encuentra el yacimiento arqueológico de la antigua ciudad de Ebla, donde realizaron las excavaciones equipos de la Universidad de Roma dirigidos por Paolo Matthiae. En 1968 una expedición de arqueólogos italianos encontró, bajo un montículo de unos 16 metros de altura y una superficie de 60 hectáreas, más de 15.000 tablillas, con escritura cuneiforme, en lengua eblaíta. Las tablillas pertenecían al palacio real del antiguo reino de Ebla, contemporáneo del imperio antiguo egipcio y de los sumerios y acadios en Mesopotamia, un reino que controlaba parte de las actuales Siria y Palestina.

Los niveles arqueológicos de Eba - Tell Mardikh se pueden definir desde el protohistórico Mardikh I entre el 3500 y el 2900 a.C. hasta el romano tardío y bizantino, con Mardikh VII (hasta el siglo VII d.C.). Los niveles de mayor interés de Ebla son Mardikh II B 2, que cubre, según Paolo Matthiae el periodo de 2250-2000 a.C. y Mardikh II A, c. 2500 a.C. donde se han hallado la mayoría de las tablillas, con itinerarios, vocabularios, transacciones comerciales, y con menciones de la tierra de Canaán y de ciudades cananeas.

Así pues, este lugar estuvo habitado durante buena parte de la edad antigua. pero su importancia fue decisiva durante el tercer milenio a.C. En uno de los palacios datado en la Edad de Broce temprana, cuya destrucción se debe a Naram-Sin de Agadé, se descubrió el archivo de tablillas. El material arqueológico fue analizado y posteriormente descifrado por el profesor Giovanni Pettinato, de la Universidad de Roma, que fue quien llamó eblaíta a la lengua utilizada en las tablillas. Antes de este descubrimiento se ignoraba que al final de la Primera dinastía de Mesopotamia hubiera en Siria una civilización que utilizara la escritura.

La historia apasionante de Ebla

Hacia el 2500 A.C, Ebla era un Estado que comprendía parte de la actual Siria y el sudeste de Turquía. Este reino, era seguramente el mayor centro cultural y comercial de la época. La población de Ebla fue una civilización que estableció archivos estatales, construyó bibliotecas y registró contratos comerciales de forma escrita, rivalizado con las ciudades de la baja Mesopotamia. La ciudad ejercía su control político sobre una extensa área, y que tenía tratos comerciales con lugares muy apartados, incluyendo Ur cerca del golfo Pérsico, Asdod y Laquis en el sur de Palestina, Ákaba sobre el mar Rojo, Kanish en Asia Menor, y Nínive y Assur. El poderío político que llegó a alcanzar se evidencia del texto de un tratado en el que se establecen las condiciones de intercambio comercial y protección de los súbditos en las zonas controladas por Ebla sobre Assur, en el que el rey de Ebla es el poder dominante.

La ciudad poseía una estructura urbana ideada como centro de intercambio de mercancías. La estructura se definía a través de cuatro largas calzadas y una acrópolis, donde residían los funcionarios de la administración y la clase dominante. Allí se trataban los intercambios, junto al gran Palacio Real. Las caravanas llegaban de todas partes, para enriquecer los ecursos de esta gran urbe del centro de Siria.

Era claro que este emporio económico no sería ignorado por los grandes centros de poder de Mesopotamia. Enseguida encontramos rivalidades con la gran Mari - Tell Hariri, en el Éufrates medio, y con la mismísima Akad (Agadé) de los históricos Sargón y Naram-Sin. Akad, había situado a Ebla entre sus objetivos de imperio universal. El rey Sargón I conquistador de Sumeria facasó, según podemos comprobar en las tablillas, en su intento de dominar a Ebla. Pero su vasallo el rey Iblul II de Mari atacó la ciudad siendo rechazado por el general ablaíta Enna-Dagan, quien respondió con un duro contraataque que redujo a la ciudad de Mari al vasallaje.


Mapa obtenido de Mediateca


Los frustrados intentos de Sargón fueron continuados por su sucesor al trono, Naram-Sin, quien provocó una campaña económica contra la ciudad siria, obligando a las ciudades cercanas a un boicot sobre las mercancas que daban vida a Ebla. Arruinada y exhausta, Ebla fue conquistada e incendiada por Naram-Sin hacia el año 2250 a.C. El Palacio Real, las riquezas, las casas, templos y palacios de Ebla desaparecieron ante los soldados akadios. Pero el fuego y la destrucción, como en Pompeya, no supusieron el final de la ciudad, sino un espectacular proceso de conservación, al quedar sepultados bajo los escombros miles de tablillas de arcilla esperando a ser descubiertas cuatro mil años más tarde.

Las tablillas se hallaban cuidadosamente almacenadas en estanterías. Estaban apiladas de canto en los estantes de una sala de archivo. La destrucción dañó las estanterías y rompió centenares de tablillas, pero al mismo tiempo endureció la mayoría mejorando su conservación. En la datación de la civilización de Ebla tiene mucha importancia la tapa de una vasija de alabastro encontrada en el palacio. Contenía un rollo del faraón egipcio Pepi I, cuyo reinado duró, según estimaciones, desde el 2289 hasta el 2255 a.C. coincidiendo aproximadamente con los reyes Sargón (2334-2279 a.C.) y Naram-Sin (2254-2218 a.C.) de Agadé en Mesopotamia.

El furioso ataque de Naram-Sin no significó el final para la ciudad. Mermada en su explendor, Ebla continuó siendo un lugar estratégico, en las rutas comerciales de Oriente Medio, durante los sigos posteriores. En el Tercer Milenio los amorritas reconstruyeron la ciudad, la amurallaron y reforzaron con un enorme terraplén de de veinte metros de altura y cincuenta metros de espesor en su base. Las puertas se reforzaron con sillares de basalto y la ciudad recobró parte de su pujanza comercial durante otros siete siglos, que culminan con una última destrucción, que coincide con la expasión de los indoeuropeos (hurritas o hititas) por Siria a mediados del Segundo Milenio antes de nuestra Era. Seguramente Ebla fue saqueada hacia el 1600 a.C quizá por el rey hitita Mursilis I, que luego se apoderó de Babilonia. Las ciudades sirio fenicias de Ugarit, Aleppo y Biblos crecían y prosperaban ante la ruina de la antigua Ebla, no hubo tercera oportunidad.

Los registros egipcios del faraón Tutmosis III en Karnak citan a Ebla como una enorme ciudad en ruinas. Asirios y persas dominaron la pequeña comunidad establecida entre esas ruinas, reconstruyendo parcialmente algunos edificios. Pero a partir de entonces la ciudad decayó definitivamente. Los centros económicos se desplazaron hacia Palmyra y Petra, desde donde nabateos, romanos y bizantinos controlaron el comercio de las caravanas.

Hacia el siglo V llegaron a las ruinas comunidades de monjes seguidores de la regla de San Simeón y unos siglos más tarde los cruzados, pero ya nadie reconstruyó ni edificios ni muros. En 1098, la ciudad se convierte en base cruzada para la posterior conquista de Maarret el-Numan. Cuando el profesor italiano Paolo Matthiae llegó a este lugar en 1963 solo pudo observar un enorme montículo donde el desierto habia depositado toneladas de arena. El tesoro estaba preparado para ofrecernos todo su explendor.

Tablilla usada por un aspirante a escriba para aprender a leer y a escribir

Contenido de las tablillas

 

 

 

Lengua

Las piezas no son de tamaño uniforme, sus dimensiones varían desde 5 hasta 30 cm. La escritura es cuneiforme sumerio pero el idioma de la mayoría era el eblaíta local. Al principio se pensó que el eblaíta sería un dialecto antiguo del hebreo, pero se ha demostrado que tiene más parentesco con el acadio. Más de las tres cuartas partes de los textos se referían a la administración y el resto pertenecía al campo tradicional de aprendizaje de los escribas e incluía léxicos, así como unos veinte textos literarios escritos en sumerio y eblaíta que podrían considerarse como un "diccionario" eblaíta-sumerio. Esta lengua eblaita, en la opinión de los especialistas romanos debe ser calificada como una lengua "culta" en el contexto de la civilización siria de la época.

Reyes y Estado

Los textos registran los reinados de tres soberanos de Ebla que tomaron el título de malikum y tuvieron lugales a su servicio. Los reyes eran: Ar-Ennum, Ibrium e Ibbi-Zikir, que probablemente pertenecían al final del Dinástico temprano mesopotámico. Es posible que el reinado de Ibbi-Zikir fuera contemporáneo al de Sargón de Agadé, que pretendío haber dominado Ebla, o de su nieto Naram-Sin, que fue el destructor Ebla.

No se sabe bien hasta dónde llegaba el reino eblaíta: puede haber llegado hasta Damasco por el Sur y seguramente tenía relaciones estrechas con Mari, por el Este.

Religión

Entre los dioses citados en los textos figuraban algunos sumero-acadios, pero muchos de ellos, como Baal, Lim, Rasap y El, fueron conocidos en Occidente en épocas posteriores. Estudios más recientes citan a Dabir como dios principal de la ciudad, acompañado de Dagón, Sipish, Hadad, Balatu y Astarté. Los cultos se oficiaban en la antigua lengua sumeria, que como el latín en Occidente, era respetada como lengua litúrgica en gran parte de Oriente Medio.

Comercio

La mayoría de los textos de Ebla trataban de tejidos, especialmente de lana (el rey poseía 80.000 ovejas) y lino. Citaban cultivos de cebada, aceitunas y uva. Otro texto se refería a lo rica que había sido Ebla, afirmando que Ibbi-zikir recibía todos los años el equivalente de 5 kg. de oro y 500 kg. de plata.

Tablilla de facturación de una remesa de pan a nombre de una princesa del reino de Ebla.
Tablilla de contribuciones usada como moneda de pago.

Ebla y el Antiguo Testamento

Uno de los principales objetos de estudio, que llaman enormemente la atención de arqueólogos e historiadores, es el registro de tablillas que recogen literatura y leyendas mesopotámicas paralelas a los relatos bíblicos. En efecto hay referencias a hechos del antiguo Testamento que incluyen un relato del Diluvio Universal y otro sobre la Creación del mundo similares a los relatos del Génesis. Los arqueólogos han encontrado nombres cuya similitud con nombre hebreos es sorprendente por la antigüedad del registro, por ejemplo: Ab-ra-mu y Da-iu-dum, que son similares a los bíblicos Abraham y David. Otros como Eb-ruum y Urusalima, en opinión del profesor Pettinato, podrían constituir el origen de los nombres, hebreo y Jerusalem. Confirmando la aparición de la mención a Jerusalem mil años antes de las citas hasta hoy conocidas. (Se puede completar la información en la página Mardikh)

Otro importante hallazgo del palacio fue un fragmento de piedra caliza, con incrustaciones, con hileras de águilas con cabeza de león entre toros con cabeza humana, que alternaban con hileras de soldados que transportaban armas, conducían prisioneros, los mataban o llevaban a cuestas las cabezas de los muertos. Estas escenas eran características del mundo sumerio y se prolongaron en el Asirio tardío. Se han recuperado más de 20 kg. de lapislázuli del palacio, lo que demuestra una vez más el alcance del comercio en esa época.

El profesor Pettinato observando una de las tablillas de Ebla

El profesor Matthiae limpiando el suelo de mosaico del palacio real de Ebla


Javier Arrimada 2010