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       Biografia  
      Pere Gimferrer 
        i Torrens (Barcelona 1945) Escriptor, traductor i crític literari. 
        Es revelà com a poeta en castellà sota la influència 
        d'Aleixandre i d'Octavio Paz: Mensaje del tetrarca (1963), Arde 
        el mar (1966) i La muerte en Beverly Hills (1968), aplegats 
        conjuntament a Poemas 1963 1969 (1979). Amb Els miralls 
        (1970), inicià la seva lírica en català, que ha enriquit 
        la seva sensibilitat i ha fet madurar els seus dons d'artífex. 
        Reprenent trets de la tradició medieval catalana Ausiàs 
        Marc, del simbolisme i el postsimbolisme (de Mallarmé a Saint 
        John Perse) i de l'avantguarda (Pound), ha elaborat un món propi, 
        de vegades difícil, on es combinen la interrogació sobre 
        el sentit de la vida i de l'art, sota una imatgeria resplendent: Hora 
        foscant (1972), Foc cec (1973), L'espai desert (1977), 
        premi Lletra d'Or, i Aparicions (1981), reculls que aplegà 
        al volum Mirall, espai, aparicions (1981), que inclou quinze poemes 
        nous, Com un epíleg. El 1989 publicà el recull El 
        vendaval, premi Ciutat de Barcelona, Premio Nacional de Literatura 
        1988 i Premi de la Crítica Serra d'Or 1989. Ha destacat, també, 
        com a prosista: Dietari (1979-1980) (1981) i Dietari 
        (1980-1982) (1982), Valències (1993), la novel·la 
        Fortuny (1983, premi Ramon Llull, Joan Crexells), etc. Com a crític 
        ha col·laborat en diferents publicacions i ha publicat La clau 
        del foc (1973), La poesia de J.V. Foix (1974), Antoni Tàpies 
        i l'esperit català (1974), Max Ernst o la dissolució 
        de la identitat (1977), Miró, colpir sense nafrar (1978), 
        Radicalidades (1978), Lecturas de Octavio Paz (1980), Los 
        raros (1985), Les Arrels de Miró (1993). Ha traduït 
        al castellà Ramon Llull, Ausiàs Marc, Beckett, Sade, Brossa, 
        Gabriel Ferrater, etc, i al català, Stendhal, Voltaire, Flaubert, 
        Novalis, Oscar Wilde, etc. L'any 1985 ingressà a la Real Academia 
        Española. Posteriorment ha publicat Les arrels de Miró 
        (1993) i Valències (1993). Darrerament ha publicat L'obrador 
        del poema (1996), la seva obra catalana completa (dietari complet i assaigs) 
        i L'agent provocador (1998). Ha rebut els premis Nacional de cultura 
        per Dietari complet (1997), Nacional de les lletres espanyoles (1998) 
        pel conjunt de la seva obra i el Reina Sofía de poesia iberoamericana 
        per Marea solar, marea lunar (2000). També ha estat nomenat membre 
        de la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona (1998). L'escriptor 
        Pere Gimferrer és elegit membre de la Reial Acadèmia de 
        Bones Lletres, ocupant la plaça deixada vacant per la mort de José 
        María Valverde. L'escriptor Pere Gimferrer és guardonat 
        amb el Premio Nacional de les lletres que concedeix anualment el Ministeri 
        de Cultura espanyol. Pere Gimferrer és guardonat amb el premi Reina 
        Sofia de poesia iberoamericana, que concedeixen Patrimonio Nacional i 
        la Universitat de Salamanca. És el primer escriptor en català 
        que rep aquest premi, que es concedeix a qualsevol de les llengües 
        que es parlen a Espanya i l'Amèrica Llatina. L'escriptor Pere Gimferrer 
        publica l'antologia Marea solar, Marea lunar . Pere Gimferrer publica 
        el poemari El diamant dins l'aigua (Columna) i un llibre en prosa 
        que va escriure quan feia el servei militar La calle de la guardia 
        prusiana.  
      Obra  
      
        Dietari 
        Fortuny 
        L'agent 
          provocador 
      
      Documentació  
       
      Article 
        aparegut a El Mundo l01/11/02 per Francisco Díaz 
        de Castro 
         
      El 
        diamante en el agua 
         
      Imaginación 
        arrolladora y virtuosismo formal hacen de este libro de fulgores mallarmeanos 
        y resonancias románticas una elegía múltiple, una 
        indagación sobre la creación, el amor y el envejecer que 
        complementa en muchos aspectos la escritura de Mascarada. 
        Con esta mascarada he vuelto/a ver en los pliegues de otoño/el 
        nombre de todas las cosas, decía entonces el poeta. La 
        llama nos conduce allí:/a contratiempo, ya sin data/que el verso 
        adorna y calafata/tan diamantino y baladí, dice ahora en 
        el extenso poema que abre y da título al libro, un título 
        luminoso que proviene del poema Eco y yo (como diamante 
        del agua), de El canto errante de Rubén Darío, 
        con el que Pere Gimferrer crea una hermosa metáfora, rinde homenaje 
        a su primer maestro y logra uno de sus poemas más difíciles 
        (con el que, por cierto, Justo Navarro, su traductor, realiza un verdadero 
        alarde que nos compensa de su silencio poético).  
        Con los cuatro inéditos añadidos a esta edición son 
        veintisiete los poemas de El diamante en el agua, si contamos los 
        versos en francés que forman la renovada dedicatoria a Maria Rosa: 
        Faute de t'offrir un bouquet/À même le sphinx dans 
        les roses,/Le luxe de ces ors moroses/ Dira l'hallali de l'illet. 
        Fechados entre agosto de 1993 y abril de 2002, se distribuyen en cinco 
        secciones que en su organización simétrica niegan que este 
        sea un conjunto disperso. 
        Al contrario: a los ciento ochenta y dos versos de ese espléndido 
        itinerario íntimo que es El diamante en el agua corresponden 
        las once composiciones sobre el acabamiento de En derribo, 
        la última. A los cuatro poemas de homenaje A Kenji Mizoguchi 
        (y a la mirada creadora) que forman la segunda se oponen los cuatro de 
        denuncia y lamento de la cuarta, El césped enrojecido. 
        En el centro, Leyes de amor, con seis poemas amorosos que 
        amplifican los márgenes de Mascarada con su enfoque romántico 
        y su variedad imaginativa y musical. 
        En El diamante en el agua Pere Gimferrer se sirve de las rimas 
        únicas ( í, -ata) para los cuarenta y cinco cuartetos de 
        eneasílabos que componen este contrastado balance de lo vivido. 
        El rigor métrico, la riqueza rítmica y, sobre todo, la exigencia 
        y la magia de la rima procuran un constante descubrimiento conceptual 
        y plástico para este recorrido lleno de asociaciones inesperadas 
        y de irónicos quiebros: Manierismos, como aquí:/ todo 
        parece una posdata,/frases ya escritas, zaragata/de la quincalla del clarín. 
        Justo Navarro ha mantenido metro y rimas (consonantes en -ata y asonantes 
        en -í) para su casi imposible versión de esta contemplación 
        de un tiempo vivido como si/se hiciera del edén barata. 
        Con fondo de haikú, un dístico y tres breves poemas en prosa 
        (publicados exentos en el año 1998) sirven de homenaje al cineasta 
        japonés Kenji Mizoguchi y, más allá, a la mirada 
        cinematográfica que orienta desde el principio la escritura propia: 
        Ésta es la mirada: el mundo se torna espacio que se precipita, 
        el ojo se desposa y se mide con la claridad, la duración se anula 
        en los pliegues de oro del instante. Joyería. Menos convincentes, 
        excepto el homenaje a Maria Mercé Marçal, resultan los textos 
        de El césped enrojecido, tal vez porque, como en la 
        poesía social, el asentimiento de casi todos los lectores es previo 
        a unos poemas que, sin embargo, ciñen la enunciación del 
        libro a una precisa coordenada histórica. 
        Con poemas que cuentan entre los mejores de Pere Gimferrer, Leyes 
        de amor, en la atmósfera de Mascarada (y aun de El 
        espacio desierto), desafía a la caducidad con la consagración 
        del instante. Desde Matinada (del año 1993) e Interiores 
        hasta los inéditos Planto de atardecer y Única, 
        la escritura amorosa, intensa y arrebatada, más clara y cercana 
        que nunca, alcanza una dimensión intemporal con muchos de sus hallazgos: 
        Como se incendia un palomar/se hace jirones tanta vida:/que tanto 
        duele la medida/de tanto horror y tanto amar.  
        Paralelamente, la reflexión crepuscular de En derribo 
        despliega en variedad de formas y ritmos un mismo extrañamiento 
        del tiempo, una misma queja, la función de la palabra creadora 
        como precaria resistencia (Yo ya no sé qué color tiene 
        la claridad:/pechina, sí. La acometida azul), ese desgarramiento 
        de la belleza persistente, el fuego y la ceniza en las ruinas de la memoria 
        (Arycasa), con memorables poemas de balance poético 
        y vital, como este Naufragio: Reja de la escritura: 
        con los años/se convierte en liana: se estrangulan,/decapitadas, 
        todas las palabras,/como el erizo de la piel de hierro/y la forja del 
        vientre de la noche./Yo soy estas palabras: mascarilla/de tinta azul, 
        el galeón en llamas.  
        En El diamante en el agua Pere Gimferrer ha escrito sobre el acabamiento, 
        sí, pero desde la plenitud. 
      
         
      Article 
        publicat a "ABC" el 22/10/02 per Sergi Doria 
       
        Es fácil ser poeta a los 20 años, lo difícil es serlo 
        a partir de los 50 
       
        Hace dos años vio la luz El diamant dins l´aigua, 
        poemario de cinco estaciones desde las que Pere Gimferrer (Barcelona, 
        1945) destila sus propias imaginerías con las artes de la madurez. 
        La experiencia estética, el amor, el cine de Mizoguchi, la conciencia 
        cívica, el envejecimiento y la muerte transitan por versos de variada 
        métrica; todos fechados, desde el 96 hasta el 2002, con cuatro 
        poemas inéditos, incluidos en esta edición bilingüe 
        de Cuadernos del Bronce. 
        Estaciones de la madurez 
        A sus 57 años Pere Gimferrer recupera autores y motivos de su juventud. 
        Desde Mascarada -auténtico punto de inflexión que 
        marca su obra posterior- recobran un primer plano: Apollinaire, Aragon, 
        Darío, la poesía medieval catalano-provenzal, Góngora... 
        «Es muy fácil ser un buen poeta a los veinte años 
        -y no digo extraordinario poeta como Rimbaud-, lo difícil es serlo 
        de los cincuenta en adelante», advierte. A esa edad escribió 
        Mascarada: «si no hubiera sido una obra diferente, no valía 
        la pena. Todo lo que he publicado a partir de entonces tiene mucho más 
        que ver con mi vida, no es tan elíptico». 
        El libro se abre con el largo poema que le da título y que surge 
        de un verso de Rubén Darío: «... como el diamante 
        en el agua...». Explica Gimferrer que empezó a escribirlo 
        «pensando en un soneto y al final apliqué una métrica 
        de eneasílabos, muy francesa, introducida por Darío en España 
        y frecuentada por Apollinaire y Aragon». Nadie como Gimferrer ha 
        reivindicado con tal vehemencia al vate de Nicaragua. Lo descubrió 
        con sólo 13 años y devoró sus obras editadas por 
        Austral: Prosas profanas, Cantos de vida y esperanza... No se cansa 
        de repetirlo: «Darío es el mejor poeta en castellano posterior 
        a Góngora, ya que nadie superó a Góngora hasta el 
        siglo XVII». 
        En el Pere Gimferrer del 2002 obra cierto talante mediúmnico. El 
        18 de abril de este año pergeñaba a bordo de un avión 
        dos de los cuatro poemas inéditos que ha recogido la presente edición: 
        «Elegía» y «Naufragio». Surgieron «uno 
        tras otro y con muy pocas correcciones. Corrijo poco, últimamente», 
        explica. Los últimos poemas de Gimferrer nacen «como si fueran 
        dictados. No me paro a analizarlos porque estoy seguro que lo que escribiré 
        tendrá sentido. Es algo que se ha sedimentado y cobra vida en forma 
        de verso. No estoy hablando de «escritura automática», 
        pero admito que no existe un proceso de racionalización previo 
        al verso». 
        En «Naufragio», el poeta contempla la escritura como un tejido 
        autónomo, vegetación que se enreda entre las casillas del 
        papel cuadriculado: «Reja de la escritura: con los años / 
        se convierte en liana: se estrangulan, / decapitadas, todas las palabras, 
        / como el erizo de la piel de hierro / y la forja del vientre de la noche. 
        / Yo soy estas palabras: mascarilla / de tinta azul, el galeón 
        en llamas». 
        Mirada y envejecimiento 
        Los destellos de los fotogramas cinematográficos se siguen percibiendo 
        en «El diamante en el agua». El homenaje a Kenji Mizoguchi 
        y el instante de fulgor: «Ésta es la mirada: el mundo se 
        torna espacio que se precipita, / el ojo se desposa y se mide con la claridad, 
        la duración se anula / en los pliegues de oro del instante. Joyería». 
        Los motivos del poeta, reiterados pero que no resultan fundamentales en 
        esta entrega de versos. La alusión a la actualidad que ya afloraba 
        en «Mascarada» con los denuestos a Felipe González 
        reúne un manojo de poemas de talante cívico: la poética 
        de Armand Obiols y Maria Mercè Marçal, o Sarajevo inspiran 
        versos en una tradición deudora de Otero, Alberti y Neruda. En 
        el último tramo del libro, el poeta aborda el envejecimiento, pero 
        matiza: «Puedo hablar desde el crepúsculo pero no de la senectud... 
        y ya no sé qué puedo añadir a lo que digo en los 
        poemas». Llega, ahora, la hora del lector.  
      Article 
        publicat a El País el 22/10/02 per Pau Vidal 
       
        Pere Gimferrer publica un libro de poemas sobre el envejecimiento 
        
        'Aunque todavía no he entrado en la senectud, ya tengo 57 años, 
        por lo que es lógico que me haya venido una cierta ansia recapitulatoria'. 
        Así explica el poeta y académico Pere Gimferrer (Barcelona, 
        1945) el impulso que le llevó a publicar El diamante en el agua, 
        aparecido en catalán el año pasado y ahora publicado en 
        castellano por Ediciones del Bronce. Simultáneamente, Seix Barral 
        acaba de editar en un solo volumen los dos que componían su Dietario. 
         
        Esa mirada hacia el pasado, explica Gimferrer, 'se ha visto acentuada 
        por la gran cantidad de personas de mi entorno que han ido muriendo en 
        los últimos años. Por citar sólo gente del medio 
        literario, estarían por ejemplo Josep Vicenç Foix, Octavio 
        Paz o Gil de Biedma. Es cierto que eran mayores que yo, pero desde siempre 
        me he movido en un ambiente donde todo el mundo me superaba en edad'. 
        Gimferrer, además, empezó su carrera literaria, que ahora 
        ronda la treintena de títulos, a edad muy temprana (Arde el 
        mar se publicó en 1966), 'por lo cual mi perspectiva de escritor 
        es muy extensa. Seguramente si mi debut no hubiera sido tan precoz ahora 
        mi perspectiva sería distinta'. 
        El diamante en el agua se compone de cinco secciones, de las cuales 
        la última y más extensa, En derribo, es precisamente la 
        que aborda el tema del envejecimiento, con títulos tan elocuentes 
        como 'Despedida', 'Epitafio ', 'Naufragio' o 'Elegía'. Según 
        el autor, 'no se trata de dar vueltas alrededor del tema de la muerte, 
        como ya hice en mi libro anterior [Mascarada, 1998], sino más 
        bien de reflexionar acerca de un momento de mi vida que yo llamaría 
        crepuscular. Aunque es cierto, eso sí, que entronca temáticamente 
        con aquél'. 
        Además de esta sección, El diamante en el agua lleva 
        otras cuatro: una dedicada al cineasta japonés Kenji Mizoguchi 
        ('aunque mi pasión cinéfila se manifiesta a lo largo de 
        todo el libro'), otra de tono más lírico, con temática 
        amorosa, y un póquer de lo que Gimferrer llama 'poemas cívicos', 
        dedicados respectivamente a Sarajevo, a las banderas, a los etarras Lasa 
        y Zabala y a la poetisa catalana recientemente fallecida Maria Mercè 
        Marçal. El de Lasa y Zabala, de cuyo impacto el autor se declara 
        'sorprendido', es un curioso soneto con el que, asegura, 'traté 
        de superar por exageración el silencio que suele cubrir este tipo 
        de sucesos. Finalmente, el p oema extenso que da título al libro, 
        'El diamante en el agua' (de un verso de Rubén Darío) y 
        que es el que ha comportado más problemas de traducción: 
        la versión castellana ha debido reducir las exigencias métricas 
        del original, asonantando algunas de las rimas que en catalán eran 
        consonantes. La mayoría de las adaptaciones han ido a cargo de 
        Justo Navarro (aunque hay un total de cinco traductores) porque Gimferrer 
        hace tiempo que dejó de hacerlo: 'No soy un buen traductor de mí 
        mismo porque me salen versiones demasiado literales, si bien es cierto 
        que tengo un Premio Nacional de Traducción por una obra de Ausiàs 
        March'.  
        En cuanto a lo inhabitual de componer según el dictado de la métrica 
        y la rima, el académico no está de acuerdo con la idea de 
        que la rima esté en desuso: 'En castellano quizá algo más, 
        aunque, sin ir más lejos, Benítez Reyes y Jaime Giles lo 
        han hecho recientemente, pero en catalán se cultiva bastante, como 
        demuestran Narcís Comadira, Salvador Oliva o la propia Marçal. 
        Y tampoco hay que pensar que no rimar signifique alejarse de la métrica: 
        Gabriel Ferrater, por ejemplo, no rimaba, pero sus composiciones están 
        firmemente sujetas a la métrica. En castellano ocurre lo mismo 
        con Lorca, por ejemplo, o con muchas obras de Alberti, Cernuda y Alexandre. 
        Lo que muchas veces parece verso libre aparente, en realidad son combinaciones 
        de alejandrinos y decasílabos'. Según Gimferrer, la confusión 
        respecto a esta cuestión se debe al hecho de que 'a partir de un 
        cierto momento, en el bachillerato se dejó de estudiar la métrica, 
        por lo cual muchos poetas en realidad no saben contar sílabas'. 
          
      Entrevista 
        publicada al diari ABC per Dolors Massot 
       
        Pere Gimferrer: «Escritores que hagan verdadera introspección 
        hay pocos» 
      -La pregunta 
        es inevitable si hablamos del 23 de abril, el Día Mundial del Libro 
        y de los Derechos de Autor, que en Cataluña es también el 
        día de los enamorados: ¿qué hace que el amor se relacione 
        con la poesía? 
        Yo no me ceñiría sólo a la poesía. El género 
        epistolar, aunque esté en decadencia, es un instrumento literario 
        importante. Es poco probable que alguien escriba de amor por fax porque 
        podría ser que no llegara a leerlo la persona destinataria y sí 
        otros. Sin embargo, el correo y el correo electrónico son dos medios 
        fabulosos. Estoy seguro de que muchas personas lo usan como modo de comunicar 
        su amor. Eso sí, es discutible que las cartas sean un género 
        literario. Me viene a la cabeza Voltaire: es más importante por 
        las cartas que por cualquier otro tipo de texto. También es verdad 
        que existen novelas de amor que son metáfora de una pasión 
        amorosa.  
        -¿Dónde está la frontera entre lo auténticamente 
        personal y lo elaborado para el público? ¿Traiciona sus 
        sentimientos el poeta cuando sabe que le va a leer el mundo? 
        Hay un verso maravilloso de Eliot, tal vez su último verso canónico. 
        Dice: «Son las palabras privadas que te dirijo en público». 
        Hay conciencia de a quién va dirigido el poema y quién es 
        posible que también lo lea. El amor en poesía, en el fondo, 
        es un sentimiento relativamente nuevo. Tal como lo entendemos hoy sólo 
        lo expresaron Ovidio, Propercio y Catulo en la Antigüedad. No existe 
        en los trovadores. Tenemos que viajar hasta Dante y Petrarca para volver 
        a encontrarlo. 
        -¿No considera amorosa la lírica arcaica griega? 
        Se trata de poesía amorosa homosexual en su mayor parte. No responde 
        a la elaboración culta del amor. Los grandes poetas homosexuales 
        no responden a las teorizaciones de la poesía provenzal. Lo curioso 
        es que algunos homosexuales de hoy copian el esquema de la poesía 
        provenzal, propia del esquema hombre/mujer. En literatura catalana se 
        da un caso curioso que ha estudiado Martín de Riquer pero nadie 
        más se ha fijado en él: al parecer, el poema «O foll'amor» 
        de Ausiàs March podría estar dedicado a un varón. 
        En cambio, contrariamente a lo que algunos piensan, no todos los poemas 
        de Jaime Gil de Biedma son de amor homosexual. Algunos están dedicados 
        a una mujer que yo mismo conocí. 
        -¿Y de dónde nace el amor de los surrealistas? 
        Beben de los románticos para desembocar en el amour fou. El amor 
        renacentista de Garcilaso tiene poco que ver con Baudelaire y los surrealistas. 
        -En cualquier caso, ¿por qué hay una cierta necesidad 
        de expresar el amor?  
        Diría que es la respuesta de la libertad individual. Octavio Paz 
        lo expresaba diciendo que nos encontramos ante la rebelión del 
        cuerpo. En El capital, Marx -del que ni Octavio ni yo estábamos 
        cerca ideológicamente hablando, por otra parte- explica que hay 
        una producción de mercancías que da sentido al mundo burgués. 
        En esta rueda, la presencia del amor expresa la rebelión en la 
        medida en que no es utilitarismo. Estos son aspectos de la vanguardia 
        y del marxismo, de Breton y de los escritores de los años 30. Algo 
        que no tuvo viabilidad.  
        -¿Por culpa del amor entendido como fenómeno burgués? 
        En el sistema feudal, el amor tenía un papel asignado. En el siglo 
        XX se ha roto eso. Hay un fuerte componente de rebeldía, y por 
        eso todos acaban mal.  
        -¿Y ahora? 
        Todavía no ha acabado el siglo. El papel del amor será según 
        el papel de la imagen. A comienzos de los setenta aparece en la fotografía 
        un erotismo muy explícito, que antes sólo había aparecido 
        en la literatura marginal o en contadas películas como El último 
        tango en París y El imperio de los sentidos. Pienso ahora también 
        en algunos textos de Carlos Fuentes y en poemas de Octavio Paz. No había 
        más. En los años setenta se produjo una confrontación 
        de los dos bloques políticos, que se reflejaba en todo lo demás, 
        pero eso ahora ha desaparecido. Los Bertolucci ya no tienen hoy capacidad 
        subversiva, no por ser frecuentes ni por falta de talento sino porque 
        la sociedad del pensamiento único los ha acabado de domesticar 
        en la cinematografía. Ahora hay una finalidad comercial en todo. 
        -Entonces, ¿cómo se puede ser subversivo hoy? 
        Me sorprendió que al publicar mi libro de poemas Mascarada 
        levantaran polémica algunos versos que ya habían empleado 
        Apollinaire, Sade o Baudelaire. Chocaron también los versos que 
        criticaban a Felipe González. Quien de verdad se sorprendió 
        fui yo al ver esta reacción. Pero no creo que mi libro fuera subversivo. 
        Serlo hoy es adentrarse en la línea del amor arrebatador y absoluto. 
        Creo que algunos aspectos del amor no han encontrado su lugar. Son manifestaciones 
        que se aceptan como normal pero no se acaban de admitir porque no están 
        claras. Amoroso y religioso son hoy términos subversivos, porque 
        no entran en el proceso utilitarista. Blas de Otero es, en este sentido, 
        subversivo. Hoy más que nunca habría que hablar de palabra 
        poética como la que no aspira a compensación económica. 
        Ni el amor ni la religión entendidos en este sentido participan 
        de la función comunicativa utilitaria habitual. La sociedad va 
        en una dirección y ni la palabra del poeta místico ni la 
        del poeta amante buscan esa utilidad. De ahí que puedan ser subversivas. 
        Pero eso exige renunciar a fórmulas asimiladas: determinadas fórmulas 
        de casamiento, determinada forma de entender la oración... y renunciar, 
        desde luego, a la poesía de género. José Ángel 
        Valente, visto así, es religioso, erótico y poeta a la vez. 
        El mismo Claudel había dicho que Rimbaud era religioso, y tenía 
        razón. O Victor Hugo y Baudelaire: son dos creyentes con presencia 
        de la trascendencia y tienen sentido del erotismo. Hay ahí un valor 
        cósmico de fusión entre el todo y las regiones del alma 
        que sólo se manifiestan en el impulso erótico. Byron también 
        es importante en este contexto. 
      Article 
        aparegut al diari Avui el 07/10/99 a cura de Sebastià 
        Alzamora 
         
      Les 
        cartes dOctavio Paz a Pere Gimferrer 
         
      Octavio Paz 
        (que, diguem-ho dentrada, és un dels poetes més importants 
        en llengua castellana de la segona meitat de segle) va morir el 1998 a 
        Mèxic, on havia nascut vuitanta-quatre anys abans. Segons explica 
        en una nota preliminar al volum que ens ocupa, gairebé des del 
        dia de la mort de Paz, al seu amic Pere Gimferrer (un dels poetes més 
        importants en llengua castellana i catalana de les últimes dècades) 
        se li va imposar com una evidència la necessitat de la publicació 
        de la correspondència que el poeta mexicà li va adreçar 
        al llarg de 31 anys, del 1966 al 1997. Que aquesta evidència simposàs 
        amb prou força com perquè, en un termini de temps que no 
        va més enllà de lestrictament necessari per preparar 
        ledició del volum amb el rigor i la cura que mereix, puguem 
        gaudir-ne la lectura, és una circumstància que no podem 
        més que celebrar. El llibre que recull la totalitat de les cartes 
        dOctavio Paz a Pere Gimferrer ha vingut a titular-se Memorias 
        y palabras, i ha estat preparat pel mateix Gimferrer, amb lajut 
        (sembla que fonamental) de la vídua de lautor de Hijos del 
        limo, Marie José Paz, en el que deu haver estat un veritable tour 
        de force de treball emocional i arxivístic. De la pertinència 
        de la publicació daquest material en dóna fe de manera 
        eloqüent, si és que la paraula del crític té 
        encara per a qualcú cap casta deloqüència, els 
        qualificatius que més amunt hem dispensat a lobra poètica 
        dels dos corresponsals que aquí intervenen. Un no pot evitar trobar 
        a faltar laltra meitat daquesta correspondència, això 
        és, les cartes enviades per Pere Gimferrer a Octavio Paz, encara 
        que això segurament hagués obligat a estirar el pla de lobra 
        fins a dos volums ben gruixuts. De manera constant, és el lector 
        qui ha de reconstruir amb la seva imaginació les interlocucions 
        que susciten les rèpliques, les contrarrèpliques i les inquisicions 
        dOctavio Paz, i això, com afirma leditor Basilio Baltasar 
        en el prefaci, no deixa de ser un estímul per al lector (sobretot 
        si és coneixedor de les obres dels dos poetes), però sovint 
        aquest enyora la possibilitat de veures corroborat o desmentit mitjançant 
        la comprovació del text de les missives gimferrerianes. En qualsevol 
        cas, les dues-centes sis cartes (de vegades ben llargues, en altres ocasions 
        de lextensió duna simple nota o un bitllet) dOctavio 
        Paz tenen, per descomptat, una perfecta entitat textual per elles mateixes. 
        I temàtica, per molt que en aquest aspecte es tracti duna 
        entitat ben heterogènia. Així, probablement allò 
        que més aviat excita latenció i la curiositat del 
        lector és la possibilitat de conèixer una part de la intimitat 
        sentimental dun poeta com Octavio Paz, el qual, com a bon descendent 
        de la tradició simbolista i surrealista, era un poeta que prescindia 
        de les referències immediates a la seva biografia com a punt darrencada 
        dels seus textos. En una daquestes cartes a Pere Gimferrer, precisament 
        Paz exposa les seves reticències envers poetes com Lowell, Berryman, 
        Jarrell o Sylvia Plath pel fet que, segons diu, els llegim des de 
        la seva biografia, enfront dun autor com Shakespeare, a qui 
        posa com a paradigma de lautor anònim, és a dir, amb 
        un nom però sense una biografia que interfereixi la lectura i interpretació 
        de la seva obra. Amb permís del mestre Ferrater i de la seva afecció 
        pels détails exactes de la vida dels escriptors com a fonts per 
        a lhermenèutica dels seus textos (que el dugué a fer 
        aportacions de terminologia crítica tan interessants com el de 
        la particularització intensiva dels detalls de la quotidianitat, 
        que encunyà a partir de la poesia de Foix), jo mateix tinc també 
        predilecció per aquests poetes de qui no coneixem, almenys a priori, 
        res sobre la seva privacitat, i que ens deixen tots sols i cara a cara 
        amb res que no sigui la seva paraula escrita: en aquest sentit, no ja 
        Shakespeare, sinó lenigmàtic Homer (de qui no podem 
        assegurar que en sapiguem ni el nom: existeix una teoria molt atractiva 
        segons la qual homer podria ser lacrònim sota 
        el qual socultàs, al llarg del temps, una mena de secreta 
        lògia descriptors que fossin els autors de l Odissea, 
        la Ilíada i els Himnes) semblaria lencarnació 
        dun ideal de puresa. Si més no, repetesc, això a priori. 
        Cosa que no treu que a posteriori, quan un ja ha tingut ocasió 
        de conèixeren aquesta solitud ressonant lobra dun poeta, 
        no senti interès per obtenir notícies sobre la seva història 
        personal, sobre la seva dimensió humana, per tal de contrastar-la 
        i posar-la a conversar amb el coneixement revelat a través de la 
        lectura del seu treball amb el llenguatge. I, amb aquest Memorias y palabras, 
        aconseguim exactament això: en aquestes pàgines, en efecte, 
        tenim loportunitat de contemplar la humanitat dOctavio Paz, 
        els seus afectes, les seves indignacions, les seves perplexitats, les 
        seves preocupacions, fins a la relació detallada dels petits però 
        urgents maldecaps del dia a dia. Recollir aquesta informació 
        sentimental i, com suggereix Baltasar en el seu prefaci, posar-la al costat 
        del majestuós perfil intel·lectual de vegades esquerp, 
        de vegades subtil, sempre feridor i veraç que es desprèn 
        del conjunt de la seva obra poètica i assagística resulta 
        una tasca en veritat apassionant. Òbviament perquè es tracta 
        dinformacions complementàries, i també perquè 
        fascina comprovar com la línia de lartifici creatiu i la 
        línia de lexperiència viscuda constitueixen, al llarg 
        dels anys que un home alena, dues paral·leles que, per un miracle 
        de la geometria, eventualment entren en contacte. 
         
      COMMOVEDOR 
        I TENS 
         
      Memorias 
        y palabras es presenta així com un llibre de lectura commovedora 
        i tensa, en el qual assistim a lautorretrat emocional dun 
        poeta expressat a través de la història de la seva amistat 
        amb un altre home de lletres al llarg de més de trenta anys. Només 
        per això ja valdria la pena. Però el seu valor es multiplica 
        per la quantitat de materials valuosos que en poden extreure els amants 
        de la literatura en general i els estudiosos de lobra dOctavio 
        Paz en particular. Això és degut al fet que Paz no només 
        dispensa a Gimferrer tracte damic i confident, sinó que la 
        relació que hi manté és múltiple: la de lautor 
        amb el seu editor, la del director duna revista literària 
        (Plural, primer, i, després, Vuelta) amb el seu col·laborador, 
        la del lector privilegiat amb un autor que admira (són de gran 
        interès les observacions de Paz sobre els llibres i els textos 
        de Gimferrer, des d Arde el mar fins a Mascarada) 
        i a linrevés, la dun professional de les lletres amb 
        un altre professional i, en fi, la del pensador amb el seu interlocutor, 
        o, per dir-ho com el ja esmentat Foix, la dun fill del segle amb 
        un altre. Daquesta manera, Memorias y palabras sens ofereix 
        bé com una mena de dietari de lectures i destímuls 
        intel·lectuals, que ens permet resseguir el constant i molt exigent 
        procés de formació dun escriptor daquesta talla; 
        bé com un ocasional recull de proses assagístiques que ens 
        aproximen al desenvolupament del pensament literari, filosòfic 
        i polític dOctavio Paz; bé com un petit tractat de 
        crítica literària en el qual sexposen, a partir de 
        pretextos de molt diversa índole, opinions, reflexions i afirmacions 
        dun pes específic ineluctable; o bé com una relació 
        dincidents, processos i situacions dordre estrictament editorial 
        que pot resultar, com recalca Gimferrer, duna utilitat important 
        de cara a possibles edicions crítiques de lobra dOctavio 
        Paz. Sigui com sigui, després de llegir-lo sens dubte hem de convenir 
        amb Pere Gimferrer que la necessitat de donar Memorias y palabras 
        a la impremta simposava com una evidència. 
      Article 
        publicat al diari Avui el 03/05/01 a cura de Pau Dito Tubau 
         
      Narrador 
        jove, poeta madur 
         
      Escrita durant 
        les hores lliures del servei militar, entre el juliol i l'agost del 1969, 
        La calle de la Guardia Prusiana és la novel·la amb 
        què Pere Gimferrer va tancar la seva producció literària 
        en castellà, just abans de donar a conèixer Els miralls 
        (1970), el recull de poemes amb què va iniciar una dilatada trajectòria 
        dins de la literatura catalana. Novel·la breu, allunyada de les 
        convencions de l'època, va ser relegada de l'edició pel 
        seu elevat contingut eròtic. L'actual publicació, amb només 
        alguns retocs sobre el text antic, és un comiat a l'escriptor jove 
        que va solcar la poesia castellana de la dècada dels seixanta, 
        i els cànons de l'època, amb Arde el mar (1966). 
        Trenta anys després, allò que d'entrada sorprèn 
        d'aquesta novel·la és la plasticitat en les descripcions 
        de trobades sexuals, una plasticitat que guanya la seva legitimitat mitjançant 
        una evocació colorista i tàctil d'escenes de voyeurisme, 
        coprofília, homosexualitat, pedofília i heterosexualitat, 
        en un extens repertori que estimula la visualització de les imatges 
        que ofereix: "Me arrodillaba para besar sus medias, el nacimiento 
        del sexo bajo el organdí -al trasluz, el pubis oscuro, húmedo 
        y fragante- y deslizaba la ropa hasta descubrir el vello, aquel olor suyo 
        a alcanfor quemado, pegajoso y dulce". És inútil i 
        encara contraproduent buscar un argument lògic a la trama, més 
        enllà de la juxtaposició d'imatges i l'encavalcament de 
        situacions. La novel·la, perquè es tracta d'una novel·la 
        d'aprenentatge que participa del divertiment i del pastitx, beu de les 
        fonts de la poesia, de l'assaig i de la intertextualitat literària 
        i cinematogràfica. És la incursió als escenaris de 
        la prosa d'un poeta jovial, desenfadat i paròdic que borbollava 
        lectures i buscava el llenguatge adequat per plasmar algunes obsessions 
        eròtiques. 
        D'una manera difícilment fortuïta, l'aparició 
        d'aquesta novel·la de joventut de Pere Gimferrer coincideix amb 
        la publicació del seu últim llibre de poemes, El diamant 
        dins l'aigua, un títol que convoca la veu de de Rubén Darío. 
        Dividit en 5 seccions, amb poemes datats entre el 1993 i finals del 2000, 
        conté peces de diversa índole, algunes marcades per la llibertat 
        formal, d'altres pel rigor formal més estricte. La secció 
        dedicada al cineasta Kenji Mizoguchi, amb tres poemes en prosa i un dístic 
        fulgurant, és una de les més reeixides, en una línia 
        que no havia practicat des de Saló Rosa, la secció segona 
        del poemari El vendaval (1988). Gimferrer és aquí 
        el poeta de la imatge llampant que busca la musicalitat del mot i la cadència 
        de la frase, sense l'esquitx fragmentari de la retòrica surrealista, 
        molt tallada, que emprava a Mascarada (1996). Ara, en canvi, retorna 
        a composicions de forma més clàssica: "Vivim així, 
        en el temps d'un esguard, en el temps de l'itinerari encegat: passant, 
        de biaix, a frec de fusta inclement, veient caretes maquillades i pàl·lides 
        com putxinel·lis de paper retallat". 
        En la tercera secció, Lleis d'amor, hi ha un parell 
        de poemes que són el preludi i la cloenda del desplegament conceptual 
        de Mascarada, de la concepció de l'amor o de l'en-amorament com 
        a instant de superació del temps: "Perquè serem això 
        Vivents / i mai no morts Enamorats / Als aparadors de París". 
        Sota la capa del personatge públic autocreat, dels filtres amb 
        què Gimferrer ha parapetat la seva biografia davant la societat, 
        no queda clar si la rehabilitació d'aquest halo romàntic, 
        present en una tradició que va de Hölderlin a Rilke, és 
        el resultat d'una vivència o de la màscara de personalitat 
        llibresca, esmunyedissa, amb què s'ha identificat sovint; ni si 
        s'empara en la veu de poetes a qui admira o tracta de rebatre l'esperit 
        del temps, d'una actualitat que camina desposseïda del gust per la 
        intemporalitat. 
        Hi ha, no obstant, un Gimferrer que fa palpitar el verb, que abandona 
        el vel i exposa les ferides -més vital, menys obscur- per oblidar-se 
        dels cultismes com a forma de distanciament. L'abandó, sempre relatiu, 
        de l'erudició com a instrument per situar-se al púlpit de 
        la literatura, l'acosta a un dir més intens, a una "lírica 
        de la temporalitat" on afirma que el llenguatge, o la poesia, és 
        insuficient per expressar el món o la consciència que evoca 
        el passat; a una veu que fa balanç i s'adona que els camins oberts 
        han quedat enrere: "Això ens ha quedat d'existir: / polsim, 
        com una escafarlata / de tabac, res, l'escalinata / d'Odessa, icona, ja 
        botí. / Griseja l'hora del motí / al fotograma que es nitrata 
        / pels magatzems, col·legiata / de les quimeres de platí". 
        La cinquena secció del llibre, A l'enderroc, n'és una mostra 
        punyent i dolorida. Si el poema, com havia dit a L'agent provocador 
        (1998), és l'eina que mostra el coneixement profund del jo, que 
        provoca reaccions allà on la ment es mantenia latent, aquí 
        s'expressa sense plecs, sense apel·lar a l'escafandre separador 
        del personatge. L'amor i l'erotisme, al poema Arycassa, ja no redimeixen 
        res, sinó que queden suspesos entre indicis de llum o de foscor; 
        girar la mirada cap als anys de joventut, a Epitafi, provoca desconcert 
        o estranyesa; i el temps, al poema Temps, és com a màxim 
        el lloc en què crema la perplexitat: "Homes envermellits per 
        la foscor: / la nit és una gota de llum negra". 
       
      Links  
       
      http://www.brown.edu/Research/Gimferrer/ 
      Album Pere 
        Gimferrer 
      http://www.epdlp.com/gimferrer.html 
      Pere Gimferrer 
      http://www.llibreweb.com/lipmic/Pluricat/eng/gimferrer.htm 
      La Il·lustració 
        poètica metropolitana i continental 
      http://www.mallorcaweb.com/magteatre/poemes-solts/gimferrer.html 
      Mallorcaweb: 
        Poesia, teatre. 
      http://www.stg.brown.edu/projects/BUCLIB/about/ 
      Pere Gimferrer 
        Project 
      http://www.uoc.es/lletra/noms/pgimferrer/index.html 
      Lletra: Noms 
        propis 
      http://www.vespito.net/mvm/gimferrer.html 
      Pere Gimferrer 
        a Vespito.net 
         
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