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Base documental
d'Història Contemporània de Catalunya.
Guerra Civil (1936-1939)
DESCRIPCIÓ
DE LA PROVÍNCIA DE BARCELONA I GIRONA PER JOSEP PLA POC
DESPRÉS DE L'OCUPACIÓ FRANQUISTA ( Gener-Febrer 1939).
Font:
PLA, Josep: Retorno sentimental
de un catalán a Gerona ( Crònica ). Barcelona: "
La Vanguardia". Viernes 10 de Febrero de 1939. p.3.
.Text:
Un simpático matrimonio, en
misión de "Auxilio Social (sic), ha tenido
la amabilidad de devolver, por unas horas, a un catalán
a su país, y así me ha sido posible llegar a mi
Ampudán nativo, pocas horas después de ser liberado por
las tropas del Generalísimo Franco.
Al salir de Barcelona, por la carretera del litoral, y
atravesar, en una mañana de sol mediterráneo, tibio y
rutilante , los pueblos de la costa de levante , uno
queda sorprendido de la tranquilidad y de la paz que
respiran. Estos pueblos no parecen haber conocido la
guerra para nada. Están intactos.Hay, desde luego, una
diferencia fundamental entre los pueblos industriales -
donde la gente lleva en la cara las huellas del
sufrimiento y el hambre- y los pueblos agrícolas, donde
la desconfianza natural de los payeses frente a las
utopías social-comunistas, les ha permitido con toda
clase de arbitrismos perfectamente ilegales por lo que se
refiere al gobierno de Negrín, pero absolutamente justos
y lícitos, comer más o menos y ayudar indirectamente al
triunfo de las armas nacionales. Negrín no ha podido con
el individualismo magnífico de nuestros payeses. Frente
a ellos murió la inflación y ellos destrozaron la
moneda roja por negarse a aceptar los montones de papel,
que con tanta prodigalidad eran ofrecidos. La tradición
del Derecho romano, que se mantiene tan viva en el campo
de Cataluña, con las variantes que lo perfeccionan, del
derecho privado catalán, han sido un valladar absoluto a
las locuras anarco-comunistas. Estos payeses, que son la
tradición eterna de este país, han realizado una labor
magnífica.
Estos pueblos de La Maresma, pues, están magníficos,
pero en este momento sufren de incomunicación. Tiramos,
desde el coche que `pasa velozmente por las poblaciones,
unos ejemplares de LA VANGUARDIA ESPAÑOLA en Montgat, en
Mataró, en Arenys de Mar, en Canet, en Pineda, en
Malgrat y observamos la lucha que se produce entre la
gente de las calles para apoderarse de un núm,ero del
periódico. La pobre gente - que tuvo una radio escondida
en el desván y ahora la ha sacado con la petulancia
natural de la persona que ha llegado finalmente a una
zona de seguridad- se encuentra hoy con la imposibilidad
de tener información, por falta de lluz y de fuerza.
Están pidiendo noticias. Ya las tendrán. En cuestión
de días, quizá de horas. Todo va restableciéndose.
En todo caso hemos de decir que de todo lo que conocemos
de la Cataluña liberada, esta parte de La Maresma nos ha
parecido la más feliz, la vida más tranquila y
sosegada, la que ha recobrado con más rapidez el ritmo
de la normalización.
EL TORDERA
Abandonamos la costa, y el coche, por la carretera
general de Madrid a La Junquera, penetra en el Interior.
Hemos de pasar el Tordera. El puente está volado. Casi
todos los puentes están volados. Este del Tordera es
importante. El regimiento de pontoneros de Zaragoza está
acampado bajo los chopos, construyendo un puente
provisional. ¡ Muchachos magníficos estos pontoneros,
que tantas veces han trabajado bajo las balas con una
eficacia extraordinaria ! ¡Qué buenas caras, qué
salud, qué musculaturas tensas! Nos piden noticias. Todo
el mundo pide noticias. Ahora, en este momento, en
Cataluña, la incomunicación es lo que más impresiona a
todo el mundo.
Pasamos el Tordera en el puente de barcas y nos
encontramos, en la otra parte, con un rebaño de dos o
tres mil prisioneros que, conducidos por una pareja de la
Guardia Civil, marchan, a pie, hacia Barcelona. El
contraste con nuestras tropas es indescriptible. Primero
sorprende la mezcla de viejos y de jóvenes, de hombres
de pelo cano y de niños. Todos van arrastrando los pies
y los harapos, con una tremenda actitud de desaliento y
melancolía. ¿ Por quién ha luchado esta gente?
¿Dondes está la mirada altiva y soberbia del vencido
auténtico? Todos fueron vencidos de antemano e hicieron
la guerra a la fuerza y de cualquier manera.
Pasamos las colinas dulces delñ margen izquierda del
Tordera y entramos a La Selva. Vidreras. Hay un
campamento de Legionarios en las afueras del pueblo. El
paisaje es de una calma y de una suavidad
indescriptibles. Es imposible imaginar aquí, sobre esta
tierra antigua, la ferocidad del comunismo ni los dolores
desgarrados de la guerra. Sin embargo, las apariencias
engañan. Todo esto lo ha vivido este país verde manzana
salpicado de verde obscuro de los pinares y de los
alcornoques de hoja perenne. Pensando en esta tierra tan
amada y tan conocida de la persona que escribe estas
líneas, construimos en otros tiempos apologías
entusiastas de la vida del cazador de liebres y elogios
un poco enfáticos de la buena cocina. ¡Qué tiempos
aquellos ! ¿ Volverán algún día? Aquí soñamos, hace
años, hacer la vida de pueblo y salir por la tarde con
el cura y el farmacéutico a dar largos paseos al sol,
hablando de las cosas de siempre. Aquí vimos el
crepúsculo de nuestra adolescencia y hemos soñado en la
aparición de la estrella de la noche y en el verso de
Lamartine, tan elegante y sugestivo: Pâle étoile du
soir, messagère lointaine...
PALAMOS
Por el valle de Aro bien situado entre las montañas de
las Gabarras y el mar, llegamos, atravesando un paisaje
de huertos y de olivos plateados, a Palamós. Sobre el
pueblo se presenta la curva fabulosamente graciosa de su
bahía. El pueblo, blanco y dorado, tiene bajo y la luz
maravillosa de la mañana una apacibilidad estática. Uno
piensa en las islas griegas, en los viejos paisajes de
las Ciclades o de Creta. Hay un "cargo"
monstruoso naufragado en la bahía. El pueblo, al llegar,
nos parece deshabitado y vacío. Hay muchas casas
destruidas. La gente, huyendo de los bombardeos y del
terror, ha marchado al interior, y la población ha
quedado solitaria y triste. En la carretera encontramos a
la gente que vuelve al pueblo. Van arrastrando sus
paquetes por el camino. Pero la cara iluminada de hombres
y mujeres lo dice todo. La gente tiene la sensación de
haber sido liberada y vuelve confiada a su fuego apagado
y maltrecho.
En La Bisbal encontramos el primer almacén de Auxilio
Social, por decirlo así, de primera línea. Los ojos de
mi buen amigo se iluminan. ¡ Esto marcha ! - dice mi
viejo maigo. Hay pan en abundancia, sardinas, higos
secos, y almendras. La gente sale con la gorra llena de
vituallas. Los elementos de " Auxilio Social "
organizarán mañana un comedor para dar comida caliente.
El entusiasmo es grande. Ya en La Bisbal, se ve, al lado
de las ruinas humeantes dejadas por la brigada Líster,
nuestra propaganda mural.
A La Bisbal llegan, lejanos, pero reales, los ruidos
sordos del frente. Se oyen los zumbidos de los cañones,
el ruido tremendo de los bombardeos aéreos. Se ha
conquistado Torroella de Montgrí; se está envolviendo
la vieja fortaleza de la época real catalana, Santa
Catalina, y las tropas marchan hacia Figueras. A quince
quilómetros del frente la vida ha reanudado su ritmo. El
payés sale con su yunta a arar el campo. Un pequeño
pastor monta la guardia de unas vacas pacíficas. Una
vieja tartana se tambalea sobre la carretera. En la tarde
fina todo se dibuja, hombres, animales, plantas, con una
precisión exquisita. Sentimos una ternura activa por
todo lo que nos rodea. Este es nuestro país. Aquí
nacimos, aquí fuimos bautizados, aquí hemos hemos
vivido los años de adolescencia, aquí tenemos nuestros
antepasados soñando el sueño eterno. Aquí vimos desde
un pequeño monte de los alrededores del pueblo, arder
las iglesias de otros siete pueblos. ¡ Qué día ! Fué
el 19 de julio de 1936. Fué quizá el día de más
emoción de nuestra vida. ¿ Por qué quemaron las
iglesias? ¿ Por qué quemaron el altar mayor de
Palafrugell, que está en todas las historias del arte
como uno de los especímenes del arte barroco,
churrigueresco, más brillantes y más típicos del mundo
? El espectáculo de la destrucción inútil nos anonada,
nos aplasta. ¿ Por qué estos hombres han hecho esto?.
Siete pequeñas iglesias, pues, ardían el 19 de julio de
1936 y yo presencié el espectáculo de esta destrucción
impotente. Todas estas iglesias tenían a su lado unos
minúsculos cementerios con viejos y agudos cipreses
sobre sus paredes doradas y antiguas. En estos
cementerios están mis antepasados enterrados para
siempre.... si es que les dejaron dormir el sueño
eterno. No quiero saberlo.
GERONA
Seguimos a Gerona, pero en el hostal de La Pera - se ve
el pueblo de La Pera, patria del general Savalls, sobre
un prado de una coloración acuosa y suave- la carretera
está interrumpida. Hemos de volver atrás, porque los
puentes están cortados y no han sido aun reconstruidos.
Vamos a Cassá de la Selva desde La Bisbal, por Santa
Pallaya. Carretera de montaña, alta, con muchas curvas.
Cuando llegamos al puerto se ve una gran extensión de
tierra, cultivada, limpia, ordenada, magnífica. A flor
de tierra palpita la eternidad de un orden jurídico. Al
fondo se ve el mar, las islas Medas - donde en nuestra
adolescencia comimos tantas y tan sabrosas sardinas - y
el golfo de Rosas, que nos deslumbra con su luz de sol
encendido. El panorama es soberbio, pero romántico como
todos los panoramas, de un sinfonismo desorbitado y
envolvente. Contra el panorama romántico, lo más sano
es la buena cocina clásica, concreta y antigua que se va
ya -¡ay!- perdiendo. En este mundo de hoy todo es
demasiado panorámico.
Bueno; llegamos a tierras de Gerona, después de pasr por
Cassá de la Selva, donde hay otro magnífico campamento
de legionarios y una oficina de Auxilio Social que ya
funciona admirablemente. Vamos siguiendo hacia Gerona la
margen derecha del río Onyar, que desarrolla unas curvas
muy bellas y tiene unas árboles de una caligrafía
esbelta. De pronto aparecen las primeras casas bajas de
la ciudad y sobre ellas el campanario gótico de Sant
Feliu y el de la Catedral, con el angel decapitado por
una bombarda francesa. ! Gerona ¡ ¡Cuantos recuerdos !
Aquí estudiamos el bachillerato, estuvimos internos en
un colegio, discutimos con un ardor pueril a Santo Tomás
y a Kant y a don Arturo Schopenhauer, que nos pareció
siempre demasiado divertido, intelectualmente, para ser
pesimista; a Rusiñol, al escultor Arístides Maillol, el
gran escultor francés, a toda una tropa de gentes
magníficas.
Gerona es hoy un campamento. La música de la cuarta de
Navarra, toca aires del Baztán en la Plaza de las Coles,
que luego fué Rambla de la Libertad y luego ha tenido
innumerables nombres, según la situación política. En
el café Norat, donde aprendimos a tomar café, no han
dejado ni las cucharillas. En el hotel del Centro no hay
nada, no se encuentra nada. Los cronistas de guerra nos
habían dicho que una tercera parte de la población
está destruída. Cuantitativamente es exagerado.
Cualitativamente, los rojos han destruído la Gerona
moderna, es decir las fuentes de vida. La fábrica de
Portabella está hecha polvo. ¡ Y tantas otras cosas !.
Gerona produce una impresión tremenda. En la algarabía
campamental de la población, salpicada de boinas rojas,
sentimos una sensación de soledad y de abadonos
indescriptibles. La Gerona de nuestra juventud, la que
conocimos y amamos tanto, tendrá dentro de poco un
perfil, un espíritu, un alma distinta. Este asentamiento
actual, ¿ qué formas de vida crará con el tiempo ?.
Al anochecer regresamos a Barcelona por la general de
Madrid. Camiones a cada paso. Puentes volados, más o
menos restablecidos. En la carretera, los faros de los
coches hacen unos juegos estupendos. La carretera está
llena de vida. A su alrededor el campo entra en una paz y
en un silencio indiferentes.
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