Locuciones adverbiales

Escribe en los espacios en blanco las locuciones adverbiales adecuadas.
   a base de bien      a bombo y platillo      a calzón quitado      a contracorriente      a diestro y siniestro      al acecho      de gorra      en cuclillas      ni por asomo      por antonomasia   
1.- Tras merodear unos minutos junto al teléfono como un felino Irene se lanzó fieramente sobre el aparato marcando las cifras a zarpazos. De repente se detuvo. Apretó las mandíbulas y colgó el auricular. (Javier García Sánchez)

2.- Tan pronto tuve uso de razón me destinaron a guardar cerdos, pero el señor dispuso, algunos años después, que me enviasen a un colegio de la Ciudad. Aun cuando en la Isla existen varias ciudades, los mallorquines acostumbran admitir una sola, que es Palma, en otro tiempo "Ciutat de Mallorca"; , "Ciutat". (Lorenzo Villalonga)

3.- Fidel no cataba una copa de quina porque comía como una lima. (José María Guelbenzu)

4.-
-- Oiga, ese corte tiene mala pinta. Le han zurrado , ¿eh?
Me llevé los dedos a la boca. Sangraba todavía. (Ruiz Zafón)

5.- La abuela, que vino en seguida a mi cuarto descompuesta por la sorpresa, no se sabía bien si estaba contenta o preocupada, o seguramente las dos cosas al mismo tiempo; contenta, porque veía a tío Ramón con un aspecto fenomenal y tan dicharachero y presumido como siempre, y preocupada porque no era corriente que él se presentara sin avisar, sin anunciarse , y sin haber pedido antes dinero para el viaje. (Eduardo Mendicutti)

6.-
--Hablemos , tío. ¿Estarías dispuesto a admitir que se trató de un braguetazo? (Juan Marsé)

7.-
-- Pues yo creo que sí. Envidio a las mujeres que han salido adelante por sí mismas, que se han esforzado, que han ido .
Sus ojos revelaban angustia y frustración. ¿Qué pintaba yo escuchando las quejas vitales de una señora madura? (Alicia Giménez Barlett)

8.- Chupé un rato la pipa, me fui agachando hasta quedar , a su lado, encima yo también del charco movedizo. Estábamos en silencio, mirando el torbellino de las gaviotas en las rocas y durante un tiempo fue como si cada uno conociera la vida del otro. (Juan Carlos Onetti)

9.- Atravesaron la plaza con esa ostentación que ellos mismos consideraban tan sólo como benévola, lógica y complaciente superioridad, y se perdieron en dirección al río seguidos del ladrido irritado y temeroso de algunos perros, la escalonada espantada de los gatos y alguna risita de chavalería local que tanto Fidel como José no dejaran de percibir mientras sus padres saludaban con indiferente cordialidad y las mujeres cruzaban algún gesto, no por señorial poco expansivo, con las mujeres de la localidad.

10.- Paca se echó a reír al escucharla y, después del portazo, advirtió a Juan que el principal riesgo de su proyecto consistía en que, si se iba a vivir a la playa de verdad, ella se las arreglaría antes o después para instalarse en su casa con los tres niños y veranear todos los años. (Almudena Grandes)