Huntington: Choque de civilizaciones |
El pensador
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La Obra Durante las décadas de la guerra fría, expone Huntington, los conflictos mundiales tenían raíces de orden ideológico y económico; inicialmente el planeta estaba configurado en dos bloques, el occidental o capitalista y el bloque comunista; posteriormente, se formó un tercer bloque, el de los países no alineados. Con la caída del bloque comunista se esperaba que el otro bloque, el occidental, se impusiese plenamente, pero no ha sido del todo así sino que, contrariamente, ha emergido un mundo plural, un mundo de civilizaciones. No se ha instaurado, como muchos profetizaban, la victoria final de Occidente sino que se ha dado un resurgimiento o una reafirmación de viejas civilizaciones. Resurgimiento y reafirmación que han comportado un alejamiento y un rechazo de todo aquello que proviene de Occidente, que han supuesto un retorno a los más autóctonos orígenes culturales: unos orígenes que son fundamentalmente religiosos. Así, pues, emergen unas viejas civilizaciones que tienen en una religión su más profunda identidad. ¿Cuáles son estas civilizaciones emergentes? Huntington constata (1996) el resurgir islámico (muchos países que en las décadas de la guerra fría asumían el marxismo-leninismo o que formaban parte de los países no alineados, actualmente encuentran su identidad y esperanza en el islam), la civilización china (la milenaria China recupera el confucionismo], la concepción de la vida del maestro Confucio, del siglo VI antes de Cristo), la civilización japonesa (formada a partir de la china pero con tradiciones propias), la civilización hindú (que tiene un núcleo cultural de más de tres mil quinientos años), la civilización ortodoxa (emparentada con la Occidental pero que remarca las diferencias), también la civilización budista y, con futuro impreciso, la civilización africana y la latinoamericana.
El retorno a las culturas autóctonas o indigenización dificulta hablar de principios éticos y valores universales. Para muchos chinos y para muchos musulmanes la democracia y la misma Declaración Universal de Derechos Humanos son creaciones occidentales, no universales. En esta situación, si se quiere evitar peligrosos enfrentamientos, es urgente buscar los atributos comunes en todas las civilizaciones, es decir, tenemos que perseguir, aceptando la diversidad, la moralidad mínima que se deriva de la común condición humana. |
Textos escogidos de Samuel P. Huntington "Estamos asistiendo «al final de una era de progreso»
dominada por las ideologías occidentales, y estamos entrando en una era
en la que civilizaciones múltiples y diversas interaccionarán,
competirán, convivirán y se acomodarán unas a otros. Este proceso planetario
de indigenización se manifiesta ampliamente en el resurgir de la religión
que está teniendo lugar en tantas partes del mundo, y más concretamente
en el resurgimiento cultural en países asiáticos e islámicos, generado
en parte por su dinamismo económico y demográfico" "La sociedad humana es «universal porque es humana, particular
porque es sociedad». A veces caminamos con otros; la mayor parte del tiempo
caminamos solos. Sin embargo, de la común condición humana se deriva una
moralidad mínima «tenue», y «las disposiciones universales» se encuentran
en todas las culturas. En vez de promover las características supuestamente
universales de una civilización, los requisitos de la convivencia cultural
exigen investigar lo que es común a la mayoría de civilizaciones. En un
mundo de múltiples civilizaciones, la vía constructiva es renunciar al
universalismo, aceptar la diversidad y buscar atributos comunes". |