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La obra filosófica de Ludwig Wittgenstein ha determinado doblemente el pensamiento del siglo XX. Es una doble reflexión sobre el lenguaje: el primero Wittgenstein, centrándose en el lenguaje como representación de la realidad; el segundo Wittgenstein, asumiendo pluralidad de usos del lenguaje.
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Al lado de estas aportaciones filosóficas, la vida de Ludwig Wittgenstein está tejida de escenas memorables, de vivencias intensas que ayudan a acercarse a su reflexión. Nació el 1889 en una de las más ricas familias de la Viena imperial, una familia de elevada preocupación cultural. Estudió ingeniería y después, a Cambridge, filosofía con Russell y Moore. Acabada la Grande Guerra, en la que había participado, publicó el Tractatus logico-philosophicus, el único libro que aceptó publicar en vida. |
Consecuente con ideas expresadas en el Tractatus, abandonó la filosofía y ejerció de maestro de escuela, situación que le permitió observar el lenguaje real de los niños. Pero el 1929, reemprendió un replanteamiento de sus primeras ideas y volvió a Cambridge, donde impartió clases. Durante la Segunda Guerra Mundial, interrumpiendo la docencia, participó como voluntario en un Hospital de Londres.
Después de un último viaje en Viena, murió en Cambridge en abril de 1951. Sus últimas palabras, antes de perder la conciencia, fueron: Dígales que mi vida fue maravillosa. Dos años después de su muerte se publicó su segunda grande obra Investigaciones filosóficas.
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