La cultura no es un fenómeno exclusivamente humano


  

Si un milagro es una cosa extremadamente improbable pero real y maravillosa, entonces la vida es el milagro por excelencia. Jesús Mosterín en ¡Vivan los animales! transmite pasión por este milagro de la vida, especialmente, por la vida animal. El libro reduce distancias entre la vida humana y la vida del resto de los animales: todos participemos del mismo milagro.

Después de presentar varios datos sobre lo que caracteriza la vida, sobre el mundo anímico de los animales, con una psicología y su capacidad de dolor y de sufrimiento, inicia una segunda parte de denuncia de la crueldad de los humanos hacia los otros animales y de reivindicación de una conciencia armoniosa entre todos los habitantes de este pequeño planeta. Así, en esta segunda parte habla de la experimentación en animales, de los "establos de concentración", de la tortura como espectáculo, del matar animales por diversión.

Portada libro [Mosterin]


El fragmento seleccionado pertenece al capítulo que lleva por título "La cultura de los animales". Para que una pauta de conducta sea cultural, no natural, debe cumplir tres condiciones: ser una unidad de información (1), transmitida (2), por vía de aprendizaje social (3). Son muchos los comportamientos animales que satisfacen éstas condiciones.



 
  

     «La cultura no es un fenómeno exclusivamente humano, sino que está bien documentada en muchas especies de animales superiores no humanos. Y el criterio para decidir hasta qué punto cierta pauta de comportamiento es natural o cultural no tiene nada que ver con el nivel de complejidad o de importancia de dicha conducta, sino sólo con el modo como se trasmite la información pertinente a su ejecución. […]

Los chimpancés son animales muy culturales. Aprenden a distinguir cientos de plantas y sustancias, y a conocer sus funciones alimentarias y astringentes. Así logran alimentarse y contrarrestar los efectos de los parásitos. Tienen muy poco comportamiento instintivo o congénito. No existe una 'cultura de los chimpancés' común a la especie. Cada grupo tiene sus propias tradiciones sociales, venatorias, alimentarias, sexuales, instrumentales, etc. […]

La cultura es tan importante para los chimpancés, que todos los intentos de reintroducir en la selva a los chimpancés criados en cautividad fracasan lamentablemente. Los chimpancés no sobreviven. Les falta la cultura. No saben qué comer, cómo actuar, cómo interaccionar con los chimpancés silvestres, que los atacan y matan. Ni siquiera saben cómo hacer cada noche su alto nido-cama para dormir sin peligro en la copa de un árbol. Durante los cinco años que el pequeño chimpancé duerme con su madre tiene unas 2.000 oportunidades de observar cómo se hace el nido-cama. Los chimpancés hembras separados de su grupo y criados con biberón en el zoo ni siquiera saben cómo cuidar a sus propias crías, aunque lo aprenden si ven películas o vídeos de otros chimpancés criando.»

MOSTERIN, Jesús. ¡Vivan los animales! Madrid: Debate, 1998. (Págs. 146-7, 151-2)



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