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De la pregunta: "¿Queda todavía en vosotros mucho de chimpancé?" «Cuanto mayor es en el hombre la adquisición intelectual, más recula en él el mono. Cuanto menos saber, conocimiento, cultura o memoria hay en un individuo, más lugar ocupa el animal, más domina, menos conoce la libertad el hombre. Satisfacer las necesidades naturales, obedecer únicamente a los impulsos naturales, comportarse como una persona dominada por los instintos, no sentir la fuerza de las necesidades espirituales, he ahí lo que manifiesta el chimpancé en vosotros. Cada uno lleva consigo su parte de mono. La lucha para alejarse de esa herencia primitiva es cotidiana. Y hasta la tumba. La filosofía invita a librar ese combate y ofrece los medios para ello.» De la pregunta: "¿Es el que cobra el salario mínimo el esclavo moderno?"
«Probablemente es así, si definimos
al esclavo como el individuo que no se posee, sino que pertenece a un
tercero a quien está obligado a alquilar su fuerza de trabajo para sobrevivir.
Por supuesto, podemos encontrar algo peor que este asalariado: el parado
al final de su subsidio de paro, el sin techo, las prostitutas de todas
las edades y sexos o, fuera de Europa, los niños que trabajan o adultos
que pasan más de doce horas al día en una actividad pagada por unos cuantos
euros, con los que comprar pan y legumbres. En todos los casos, esos individuos
se pudren como víctimas del capitalismo que, en su versión liberal, se
caracteriza por un uso de la técnica exclusivamente ajustada al dinero,
al beneficio y la rentabilidad. Esclavo es cualquiera que sufra este proceso
y desempeñe en la sociedad un papel degradante que no puede permitirse
el lujo de rechazar. De la pregunta: ""¿Qué parte de vuestra razón desaparece en una noche muy pasada de alcohol?" «Si estáis totalmente
embriagados, imposible saber dónde estáis, lo que perdéis, lo que os falla
y hace falta. De la cabeza que da vueltas, en los primeros momentos de
la borrachera, hasta el otro extremo de la pérdida de conciencia en el
coma etílico, todos los grados de alteración son posibles: de la razón
fluctuante a la razón ausente, pasando por la razón problemática. Podéis
conocer entonces la volubilidad de la razón liberada de las coacciones
sociales y las censuras habituales, la razón excitada, después, la razón
impedida, torpe con el lenguaje y las palabras, la expresión y la argumentación,
y finalmente, la razón aturdida, acompañada de una pérdida de equilibrio,
de apuros en la posición bípeda, en vía de la regresión cuadrúpeda, a
menos que no estéis ya reptando cual bestias primitivas... ¡Cuidado al
despertar!
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