5. A modo de conclusión: la necesidad de re-pensar e incorporar la orientación inclusiva de la EE en los Programas de las materias de los nuevos Planes de Estudio.

Esta ha sido una primera aproximación a las corrientes de pensamiento dentro de la Educación Especial que puede ayudar a perfilar globalmente el panorama y el reto que subyace en relación a la EE en los actuales Planes de estudio. Como se ha señalado en la primera parte de este trabajo, la presencia otorgada a la EE como disciplina troncal u obligatoria (según titulaciones) para todos los alumnos, pero en todo caso como disciplina siempre presente en las distintas titulaciones, refleja el importante cambio de planteamiento en los nuevos Planes de Estudio que, con la sola presencia de dichas asignaturas, intenta garantizar una formación inclusiva, en la diversidad para todos los profesionales del ámbito educativo Es así que en los distintos Planes de Estudio actualmente en desarrollo en nuestra Universidad, aparece en la titulación de Magisterio, una asignatura troncal común a todas las titulaciones de Maestro denominada Bases Psicopedagógicas de la Educación Especial; en la licenciatura de Psicopedagogía aparece a su vez una asignatura troncal denominada Educación Especial, y en la licenciatura de Pedagogía con carácter obligatorio (aunque no troncal) aparece la asignatura Diversidad y Educación.

Sin embargo, como se ha tratado de reflejar a lo largo del artículo, la presencia de dichas asignaturas en los Planes de Estudio, es necesaria pero no suficiente para garantizar que la formación que se dé a los alumnos de las distintas titulaciones se oriente en la línea que parecen señalar y asumir la estructura de los Planes de Estudio. Va a ser en los Programas de dichas asignaturas en donde se refleje y concrete la orientación a seguir. Hemos por tanto de estar atentos al contenido de dichos Programas, para poder analizar más en profundidad cómo se resuelve el reto, que sin lugar a dudas nos plantean los Planes de Estudio, al haber reconocido (a través de las mencionadas asignaturas), la necesidad de replantear la formación de nuestros profesionales hacia un enfoque inclusivo y amplio que reconozca que cualquier profesional del ámbito educativo, debe estar preparado para asumir y hacer frente a la diversidad.

Por tanto, el siguiente paso, en este trabajo de reconceptualización de la EE en las nuevas titulaciones, es el de analizar el contenido de los programas de las asignaturas vinculadas a la EE, el de debatirlo y cuestionarlo, algo que se escapa al alcance de este artículo, por la prematuridad de dichos programas (hablamos de programas en cierto modo "experimentales" y en construcción, de programas en su primer año de diseño y desarrollo). Pero ello no obvia, que asumamos el compromiso de realizar dicho trabajo en posteriores publicaciones.

Hoy por hoy, estamos pues tan solo en situación de reconocer el cambio, el reto, en la orientación sobre la EE que plantean los Planes de Estudio, y el hecho de que aunque quisiéramos no podríamos obviar, a menos que cayéramos en un grave reduccionismo conceptual y disciplinar, la existencia en la actualidad de dos formas de pensar enfrentadas en torno a la Educación Especial. No podemos decir sin más que la troncalidad de la EE y su ampliación en los Planes, garantiza el que se haya superado una etapa (conceptual, axiológica, práctica, investigadora) que ha generado sus propios teorías, profesionales, prácticas, etc., y se ha entrado en la siguiente como quien cierra una puerta y abre otra. Sí podemos hablar de la evolución del pensamiento deficitario. También de su convivencia, no siempre pacífica, con el pensamiento integrador.

Así pues, para entender la situación actual es preciso asumir y analizar la convivencia de ambas corrientes de pensamiento y asumirlas además como posibles. Lo importante no es tanto, qué corriente prevalece sobre la otra, cuanto el estudio de las mismas y el análisis de las consecuencias para la evolución de la propia disciplina, así como para el desarrollo futuro de unos profesionales (maestros, pedagogos y psicopedagogos) atentos o no a los planteamientos de la diversidad como hecho social y educativo.

Como hemos visto el pensamiento deficitario, delimita de forma muy concreta el contenido de las materias de EE, su propia arquitectura y la orientación en el seno de las mismas. Y delimita indudablemente, todo un campo profesional e investigador, de múltiples especializaciones, que tiene sus propias líneas de investigación (puede verse en De Miguel, 1992), sus propios especialistas (profesores, orientadores, investigadores en ciegos, sordos, déficit mental, etc..); asociaciones, asignaturas y publicaciones. Pero que al tiempo delimita claras, y a veces infranqueables barreras entre profesionales. Y sobre todo reduce la atención a la diversidad a algo especial y específico.

El pensamiento inclusivo e integrador, permite por el contrario abrir nuevas vías a la diversidad concebida en primera instancia como realidad y hecho que atañe a todos y cada uno de los profesionales de la educación. Desde los supuestos en que se ampara este pensamiento a la diversidad se responde desde una doble vía: la de los profesionales de la educación en general (ya que la diversidad es tarea de todos, y cualquier profesional ha de estar formado para educar en la diversidad) y la de los profesionales específicamente formados para desarrollar su actividad profesional en el ámbito de la EE. Así pues la concepción actual de la diversidad, abre más que delimita (como algunos profesionales dentro del área han temido) un nuevo panorama a perfiles y ámbitos de trabajo emergentes. Y es que ha sido esta corriente de pensamiento la que precisamente ha permitido y dado lugar al crecimiento y desarrollo de la actual Educación Especial. Los Planes de Estudio de las distintas titulaciones tienen pues por delante el reto de articular y desarrollar la disciplina desde estos planteamientos de apertura y expansión. Tienen asimismo la obligación de evitar que el reconocimiento otorgado a la disciplina, pueda quedarse en una réplica y a la postre simple atrofia de los perfiles y contenidos, útiles pero insuficientes, y según contextos inadecuados, de la EE. Y, como decíamos previamente, este artículo supone un primer nivel de análisis sobre el importante cambio propuesto y refrendado en los Planes de Estudio sobre la EE y su valor como disciplina común a todos los alumnos. Queda sin embargo pendiente, como también se señalaba el reto de un segundo análisis, el referido a reflexionar y analizar si los Programas diseñados y desarrollados para esas materias del área de EE, reflejan y asumen el cambio de orientación. Y esa es una tarea de la que no podemos sustraernos los profesionales que conformamos el área de EE. El análisis del contenido de nuestros propios programas, de sus dificultades, de su orientación y en definitiva de su capacidad para refrendar y desarrollar el cambio hacia una formación inclusiva como la propuesta en la estructura disciplinar de los Planes de Estudio es una tarea ineludible en el momento en que nos encontramos.