La historia de Susana y los viejos se narra al final del libro de Daniel. En ella se cuenta como Susana, esposa del rico Joaquín, es espiada por dos viejos en su jardín mientras se baña. El rechazo de ella a las proposiciones amorosas de los ancianos lleva a éstos, furiosos, a acusarla de adulterio asegurando haberla visto en brazos de un joven. Daniel es encargado de juzgar el asunto y consigue demostrar la inocencia de Susana y la falsedad de los viejos. Los pintores del Renacimiento y del Barroco, interesados por la representación del cuerpo femenino, recurrieron con una cierta frecuencia al tema por las posibilidades que ofrecía de pintar a Susana desnuda en el baño:

 

Tintoretto. Susana y los viejos (Viena, Kunsthistorisches Museum). 1560-1562.

 

Anton van Dyck. Susana y los viejos (Munich, Alte Pinakothek). 1621-1622.