Isaac dijo a Jacob: -- Acércate ahora y te palparé, hijo mío, para ver si eres o no mi hijo Esaú. Se acercó Jacob a su padre Isaac, quien lo palpó, y dijo: "La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las de Esaú". Y no lo reconoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y lo bendijo.

Génesis 27, 21-23

José Ribera. Isaac bendiciendo a Jacob (Madrid, Museo del Prado). 1639.
 

 

El pintor español José Ribera representó en esta pintura la escena. Vemos como Isaac, ciego, palpa el brazo de Jacob cubierto con la piel de un cordero para dar la impresión de que se trata del velludo brazo de su hermano. Rebeca es representada en actitud de empujar a su hijo hacia Isaac con lo que se da a entender claramente su complicidad en el engaño. En el extremo izquierdo, en segundo plano, se distingue la figura de Esaú que vuelve de cazar. Cuando descubre lo ocurrido promete vengarse y matar a su hermano.