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Una de las imágenes más recurrentes a la hora de representar la historia de Job es la que nos lo mjuestra tendido en el estercolero en compañía de sus amigos que, a pesar de que vienen a consolarlo por su situación, no tardarán en burlarse de su fe en un Dios que parece haberlo abandonado. |
En otras ocasiones junto a los tres amigos de Job se representa también a su mujer, por lo general con un gesto recriminatorio, como en esta pintura del siglo XVII obra del holandés Gerard Seghers:
Entonces le dijo su mujer: -- ¿Aún te mantienes en tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete! Él le dijo: -- Como suele hablar cualquier mujer insensata, así has hablado. ¿Pues qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus
labios.Job 2, 9-10