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Santo Domingo y San Francisco se encontraron en cierta ocasión en Roma. Ambos habrían tenido una visión, representada en la parte superior izquierda, por la cual la Virgen habría intercedido ante Cristo en el momento en que se disponía a lanzar sobre la humanidad tres lanzas alusivas al Fin del Mundo y al Juicio Final. Éste habría sido aplazado al hacerse eco Cristo de los ruegos de su madre, a su vez inspirados por los rezos de Francisco y Domingo. |