Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado."En el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces, gritando, dijo: "Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama". Pero Abraham le dijo: "Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, males; pero ahora este es consolado aquí, y tú atormentado".

Lucas 16: 20-25

 

La parábola del pobre Lázaro. Evangeliario de Echternach (Nuremberg, Germanisches Nationalmuseum ). Hacia 1045. En esta miniatura del siglo XI se desarrolla la parábola, como si de un comic se tratase a lo largo de tres bandas superpuestas. La superior muestra al rico en la mesa del banquete y a Lázaro a su puerta con los perros lamiendo sus llagas. La siguiente da cuenta de la muerte de Lázaro y de como su alma es recogida por los ángeles para transportarla al seno de Abraham (representado a la derecha). En la inferior asistimos a la muerte del rico. En este caso su alma, estableciendo un paralelismo con la imagen anterior, es recogida por dos diablos para ser conducida al infierno. Esta contraposición entre los destinos del Lázaro y del rico en el más allá no suele faltar cuando se trata de ilustrar la parábola, ya que es ahí donde se condensa el contenido moral de la misma.

 

Una parábola que además además de referirse a la salvación y a la condenación, supone un llamamiento a la caridad con los necesitados, advirtiendo del peligro que supone para la salvación del alma darles la espalda. Es un tema que la escultura románica trató con una cierta frecuencia.