Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; pero las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Como el novio tardaba, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: "ĦAquí viene el novio, salid a recibirlo!" Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan". Pero las prudentes respondieron diciendo: "Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden y comprad para vosotras mismas". Pero mientras ellas iban a comprar, llegó el novio; y las que estaban preparadas entraron con él a la boda, y se cerró la puerta. Después llegaron también las otras vírgenes, diciendo: "ĦSeñor, señor, ábrenos!". Pero él, respondiendo, dijo: "De cierto os digo que no os conozco". Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir

Mateo, 25, 1-14

Los comentaristas de la Biblia interpretaron este pasaje como una metáfora del Juicio Final. El Esposo es Cristo que retorna a la tierra en el momento del Juicio. Las vírgenes prudentes son los justos que se salvarán (son admitidos a las bodas) mientras que las insensatas representan a los pecadores (son rechazadas) destinados a la condenación ("En verdad os digo que no os conozco").

Un manuscrito del siglo VI, el evangeliario de Rossano, nos ofrece una de las más antiguas representaciones de la parábola:

 

La parábola de las vírgenes prudentes y las vírgenes insensatas. Evangeliario de Rossano (Catedral de Rossano, Italia). Siglo VI.

 

Como ves una puerta actúa como elemento de separación entre las cinco vírgenes insensatas y las cinco prudentes. Las primeras (a la izquierda de la imagen) llevan sus lámparas apagadas por falta de aceite. Encuentran la puerta cerrada y, en consecuencia, quedan excluidas de las bodas. Las segundas han sido admitidas. Cristo (el Esposo) las acompaña. Visten de blanco y sus lámparas arden con con buena llama. La vegetación que se observa tras ellas alude al cielo. Una de las formas de representarlo era como un jardín poblado de árboles.

 

En el Museu Nacional d’Art de Catalunya se conservan unos frescos de finales del siglo XI procedentes de la iglesia de Sant Quirce de Pedret (Berguedà). En ellos se ha representado la parábola de modo diferente al del evangeliario Rossano:

 

La parábola de las vírgenes prudentes y las vírgenes insensatas. Frescos de la iglesia de Sant Quirce de Pedret (Barcelona, MNAC). Finales del siglo XI.
El pintor ha prescindido de la puerta como elemento de separación entre las vírgenes. A las prudentes se las representa asistiendo ya al banquete de bodas. Se sientan a la mesa sosteniendo en sus manos las lámparas encendidas.

 

 

Por el contrario las insensatas han sido rechazadas y aguardan inútilmente a la puerta del salón de bodas que se les deje pasar. A los pies de cada una de ellas es visible una pequeña vasija. Con ello el pintor ha querido dar a entender que por su falta de previsión se han quedado sin aceite y que por tanto las vasijas que debían contenerlo están vacías.

La parábola de las vírgenes prudentes y las vírgenes insensatas. Frescos de la iglesia de Sant Quirce de Pedret (Barcelona, MNAC). Finales del siglo XI.