Descenso a los infiernos

 

Los evangelios canónicos no hacen ninguna referencia al descenso de Cristo al infierno. Es este un tema que procede del apócrifo evangelio de Nicodemo. En él se cuenta como tras su muerte y antes de su resurrección Cristo habría bajado a los infiernos o mejor a una parte de ellos, al Limbo de los Patriarcas, en el que se encontrarían las almas de los justos del Antiguo Testamento en espera de poder acceder al Cielo tras la venida de Cristo, ya que el pecado original se lo impedía.

 

Andrea da Firenze. Descenso de Cristo a los infiernos (Florencia, iglesia de  Santa Maria Novella. Capilla de los españoles . 1365-1358.

 

En la imagen vemos como Cristo, tras derribar las puertas del infierno, tal como se relata en el apócrifo de Nicodemo (podemos ver bajo ellas a Satanás), procede a la liberación de los justos del Antiguo Testamento. El primero en abandonar las estancias infernales es Adán, que coge la mano que le tiende Jesús. Tras él Eva y un nutrido grupo de personajes entre los que se puede reconocer a San Juan Bautista o a los reyes Salomón y David (ambos con corona). En la parte izquierda de la composición un grupo de diablos contempla, impotente, la escena. El arte gótico, particularmente el caralano-aragonés, tendió a representar esta escena recurriendo a la imagen del infierno a modo de boca monstruosa.