A una pregunta que se le formula para qué aclare que debe entenderse por prójimo Jesús contesta con la parábola del buen samaritano, que recoge Lucas en su evangelio:

Respondiendo Jesús, dijo: -- Un hombre que descendía de Jerusalén a Jericó cayó en manos de ladrones, los cuales lo despojaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y al verlo pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, al verlo pasó de largo. Pero un samaritano que iba de camino, vino cerca de él y, al verlo, fue movido a misericordia. Acercándose, vendó sus heridas echándoles aceite y vino, lo puso en su cabalgadura, lo llevó al mesón y cuidó de él. Otro día, al partir, sacó dos denarios, los dio al mesonero y le dijo: "Cuídamelo, y todo lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando regrese". ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: -- El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: -- Ve y haz tú lo mismo.

Lucas 10, 30-37

Es pues un llamamiento a la caridad con el prójimo Su éxito artístico depende tanto de esto último como del hecho de que, al transcurrir en el campo, podía servir de pretexto para la representación de paisajes.

 

Johann Karl Loth. EL buen samaritano (Pommersfelden, Colección del conde de Schönborn).  1676. En esta interpretación que hace Hogarth de la parábola vemos al buen samaritano curando al herido. Es igualmente frecuente que se le represente montándolo sobre su cabalgadura o dejándolo en el mesón para que cuiden de él.