Duda de Santo Tomás. Claustro del monasterio de Silos. Finales del siglo XI.

Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús se presentó. Le dijeron, pues, los otros discípulos: -- ¡Hemos visto al Señor! Él
les dijo: -- Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, se puso en medio y les dijo: -- ¡Paz a vosotros! Luego dijo a Tomás: -- Pon aquí tu dedo y mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

Juan 20, 24-27

El episodio de la duda de Santo Tomás se ha representado siempre a partir de la imagen de Tomás introduciendo su dedo en la llaga del costado de Cristo, rodeado por los demás apóstoles.

 

Caravaggio, fiel a su estilo, representa en esta pintura a Tomás y a los dos apóstoles que lo acompañan de un modo extremadamente realista.
Caravaggio. Duda de Santo Tomás (Postdam, palacio de Sanssouci). 1601-1602.