El encuentro con la samaritana

 

El episodio aparece relatado en el evangelio de Juan (4, 1-38). En cierta ocasión en que Jesús atraviesa Samaria, fatigado por el calor se detiene en el pozo de Jacob, mientras sus discípulos van a buscar comida a la ciudad de Sicar. Una mujer samaritana llega al pozo a sacar agua y Jesús le pide que le de de beber. Entonces tiene lugar entre ellos el siguiente diálogo:

 

Juan de Flandes. El encuentro con la samaritana (París, Museo del Louvre). 1496-1504.

La mujer samaritana le dijo: -- ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? --porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí--. Respondió Jesús y le dijo: -- Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: -- Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Jesús le contestó: -- Cualquiera que beba de esta agua volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

Juan 4, 9-14

 

La referencia de Cristo en el diálogo a la fuente de agua para la vida eterna tendió a interptretarse como una alusión al agua del bautismo, lo que explica que sea una escena que el arte cristiano reitere con frecuencia, y que se encuentre ya en las pinturas de las catacumbas.