Las tentaciones de Cristo
En los inicios de su vida pública, Cristo se retira al desierto a orar. Tras ayunar durante cuarenta días y cuarenta noches es tentado tres veces por el diablo. En la primera de ellas el éste aprovecha la circunstancia del prolongado ayuno de Cristo y lo desafía a que venza su hambre convirtiendo unas piedras que le ofrece en pan, para que demuestre así que es Dios:
Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre. Se le acercó el tentador y le dijo: -- Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: -- Escrito está: "No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".
Mateo 4, 2-4
A finales de la Edad Media no es infrecuente que los artistas representen al diablo vestido, como aquí, de monje. Sin embargo los cuernos y los pies de animal lo delatan.
En la segunda, el diablo sube a Cristo al tejado del templo de Jerusalén y le invita a arrojarse al vacío, pues, si es en efecto Dios, los ángeles le recogerán antes de estrellarse contra el suelo:
Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, lo puso sobre el pináculo del Templo y le dijo: -- Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, pues escrito está: ""A sus ángeles mandará acerca de ti", y en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra". Jesús le dijo: -- Escrito está también: "No tentarás al Señor tu Dios". Mateo 4, 5-7
En la tercera tentación el diablo lleva a Jesús a la cima de un monte:
Otra vez lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: -- Todo esto te daré, si postrado me adoras. Entonces Jesús le dijo: -- Vete, Satanás, porque escrito está: "Al Señor tu Dios adorarás y solo a él servirás". El diablo entonces lo dejó, y vinieron ángeles y lo servían. Mateo 4, 8-11