Es por tanto la primera vocación o llamada de Cristo a los que serán sus apóstoles. Junto a ella la otra más representada en la historia del arte es la vocación de San Mateo. Éste, de nombre Leví, era recaudador de impuestos. En cierta ocasión en que estaba realizando sus funciones como tal, Cristo le pide que le siga. Leví, como habían hecho anteriormente Pedro, Andrés, Santiago y Juan, lo deja todo para convertirse en Mateo, apóstol de Cristo:

 

Caravaggio. La vocación de San Mateo (Roma, iglesia de San Luís de los Franceses). 1599-1600.

Al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: -- Sígueme. Y
levantándose, lo siguió.

Mateo 1, 14

 

 

Caravaggio con su característico estilo realista representa la escena en lo que bien podria ser una taberna romana del siglo XVII. La luz y el gesto juegan un papel fundamental en el cuadro. La luz que avanza en diagonal desde la parte superior derecha ilumina los elementos principales: la cabeza de Cristo (con un fino nimbo que a penas se distingue sobre ella) y su mano señalando hacia Leví-Mateo. Éste a su vez se señala a sí mismo con el gesto de su mano cómo preguntándose si es a él quien llama Cristo.

 

 

Otro episodio relacionado con la vocación de San Mateo es la de la comida en la casa de éste, que suscita comentarios críticos entre los fariseos.