EL
PAÏS 29/04/02
El ozono vuelve a dispararse
Las condiciones
meteorológicas causan un empeoramiento de la calidad del aire
JOSÉ
MARÍA MONTERO | Sevilla
Desde 1998, y en diferentes
puntos de Andalucía, se han registrado 214 episodios en los que la calidad del
aire ha sufrido un notable deterioro al haberse detectado la presencia de algún
contaminante en niveles que superaban los umbrales fijados por la ley. El ozono
troposférico ha sido el protagonista en 154 de estos
incidentes, lo que lo convierte en el agente químico más problemático de todos
los que afectan a la atmósfera andaluza.
La pasada semana las
concentraciones de ozono troposférico comenzaron a
ser preocupantes en numerosas localidades andaluzas, hasta el punto de que la
Consejería de Medio Ambiente hizo pública una nota en la que advertía de esta
circunstancia. En ningún caso se superó el límite que obliga a informar a la
población, fijado en la actualidad en 180 microgramos por metro cúbico de aire
durante una hora, pero sí que se rebasaron los nuevos índices aprobados por la
Unión Europea (120 microgramos) que, si bien no entrarán en vigor hasta 2010,
se están aplicando por la Administración andaluza.
Esta estrategia, por la que
la autoridad ambiental se somete de forma voluntaria a una norma que todavía no es efectiva, permitirá, a juicio de la consejería,
'acelerar los mecanismos posibles de mejora de la calidad del aire y cumplir
con holgura los nuevos límites cuando éstos entren en vigor'. Pero, al mismo
tiempo, un mayor nivel de exigencia provocará, al menos a corto plazo, un
incremento en el número de episodios que habrán de ser calificados de forma
negativa.
Mediciones
Cuando el año pasado se
tomaron como referencia los 180 microgramos a los que obliga la ley, el número
de ocasiones en las que hubo que informar a la población de esta circunstancia
se elevó a 25, casi todas originadas a partir de mediciones efectuadas, durante
los meses de junio y julio, en el casco urbano de Córdoba capital. Rebajando
este umbral a los 120 microgramos, este año ya se habrían sumado un buen número
de incidentes, algo que cualquier ciudadano puede comprobar consultando los
niveles de contaminantes que a diario se publican en la página web de la consejería (www.cma.junta-andalucia.es/atmosfera/indatmosfera.html).
El pasado jueves, por
ejemplo, se alcanzaron concentraciones de ozono troposférico
de hasta 170 microgramos en Jerez de la Frontera (Cádiz), y se rebasaron los
120 microgramos en otras muchas localidades como Alcalá de Guadaíra
(Sevilla), El Ejido (Almería) o Huelva capital. Es previsible que las
condiciones meteorológicas, conforme avance la primavera y, sobre todo, durante
el verano, contribuyan a empeorar esta situación.
Aunque se trata del mismo
elemento, nada tiene que ver este ozono, que se concentra a baja altura, con
aquel otro que se dispone en la estratosfera, a unos 20 kilómetros de altura, y
que nos protege de las radiaciones ultravioletas.
El ozono que se acumula cerca
del suelo se produce al reaccionar óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos
volátiles en presencia de una radiación solar intensa, lo que explica que los
índices más elevados de este contaminante comiencen a registrarse en esta época
del año y disminuyan a partir del otoño. Los óxidos de nitrógeno tienen su
origen, sobre todo, en las emisiones de los vehículos a motor, mientras que los
compuestos orgánicos volátiles proceden de los gases de combustión, de la
evaporación de combustible en depósitos y estaciones de servicio y de los
disolventes.
Cuando se combinan estos
elementos (contaminantes, sol y elevadas temperaturas) comienza a generarse
ozono en grandes cantidades. Si, además, el régimen de vientos no ayuda a la
dispersión de este gas, pueden alcanzarse elevadas concentraciones. Se trata de
un gas altamente tóxico, con propiedades oxidantes, que causa daños en la
vegetación, en distintos materiales y en la salud de las personas que lo
respiran.
La obligación de informar a
la población cuando se rebasan ciertos niveles está orientada, sobre todo, a
prevenir efectos indeseables en grupos de riesgo, como ancianos, niños y
personas aquejadas de alguna enfermedad respiratoria. De cualquier forma, hasta
ahora nunca se han rebasado en Andalucía los índices que obligan a una
situación de alerta, en la que deben adoptarse medidas de emergencia.
Un 'caldo fotoquímico'
El peculiar y complejo
proceso que da lugar al ozono troposférico hace que
sea muy difícil combatir la presencia de este gas en la atmósfera urbana. En
principio, las medidas más razonables pasan por evitar la emisión de los
agentes que dan lugar a este contaminante. Es decir, deberían reducirse los
vertidos a la atmósfera de óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos
volátiles, algo que puede conseguirse reduciendo el tráfico de los vehículos a
motor.
Sin embargo, este tipo de
medidas pueden tener un efecto opuesto al que se persigue. En grandes ciudades,
donde el nivel de contaminación atmosférica es apreciable, los óxidos de
nitrógeno recién emitidos pueden combinarse inmediatamente con el ozono,
provocando que la concentración de éste disminuya. Ésta y otras reacciones
químicas similares hacen que, a veces, al controlar con la mejor intención las
emisiones de óxidos de nitrógeno el ozono se dispare. Es lo que los expertos
denominan efecto fin de semana, curioso fenómeno observado en algunas
ciudades europeas donde la contaminación por ozono troposférico
alcanza sus mayores niveles en días festivos, justo cuando disminuye el tráfico
y con él las emisiones de óxidos de nitrógeno.
En estos casos la mejor
estrategia pasa por reducir los compuestos orgánicos volátiles y mantener
cierta concentración de óxidos de nitrógeno. Pero, para complicar aún más las
cosas, esta fórmula debe invertirse en las zonas que no están sometidas a una
gran contaminación atmosférica, como sucede en ciudades de pequeño tamaño. En
definitiva, hay que enfrentarse a un caldo fotoquímico cuya composición
y reacciones son variables, por lo que también la receta para combatirlo es
diferente en cada caso.
También es frecuente que los
mayores niveles de ozono troposférico se midan en la
periferia de las grandes ciudades y no en el mismo casco urbano.