El Mundo 22/03/98

Cada ocho segundos muere un niño en el mundo por enfermedades relacionadas con el agua

Cada ocho segundos muere un niño en el mundo por causas relacionadas con el agua, según datos ofrecidos por Unicef con motivo de la celebración del Día Mundial del Agua.

Según el informe de Unicef, cada año más de cinco millones de seres humanos fallecen por enfermedades relacionadas con el consumo de agua, la limpieza inadecuada de los utensilios de cocina o la falta de un saneamiento adecuado.

Y esto es a pesar de los éxitos logrados en el Decenio Internacional del Agua Potable y del Saneamiento Ambiental de las Naciones Unidas (1980-1990), durante el cual 1,2 millones de personas conquistaron el acceso al agua potable. Esa tendencia se prolongó más allá de 1990, ya que en el decenio actual unos 800 millones de personas más han podido disponer de agua apta para el consumo y el número de personas que cuentan con acceso a ese elemento vital aumentó de 2.500 a 3.300 millones.

Sin embargo, el nivel de acceso a los servicios adecuados de saneamiento ambiental se encuentra en franca disminución. Entre 1990 y 1997, el número de personas carentes de servicios de saneamiento aumentó de 2.600 millones a 2.900 millones, lo que equivale a media humanidad. Además de ello, se está reduciendo la base de recursos de aguas dulces debido a que la contaminación de origen doméstico e industrial disminuye las reservas de aguas subterráneas y de superficie disponibles.

Según datos de Unicef, unos 2,2 millones de niños de corta edad mueren anualmente en el mundo en desarrollo debido a la diarrea, y los que sobreviven tienen un peso inferior al normal, sufren retraso mental y menor talla y padecen un mayor grado de vulnerabilidad ante otras enfermedades mortales.

Cuando los niños carecen de agua apta para el consumo y el saneamiento, peligran prácticamente todos los aspectos relacionados con su salud y desarrollo. Y cuando las familias dejan de contar con acceso a fuentes seguras de agua potable y carecen de saneamiento adecuado, una generación íntegra se ve privada de los avances logrados a costa de grandes esfuerzos en materia de salud y nutrición infantil y se despilfarran posibilidades de desarrollo humano.

Ante tales problemas, la respuesta, según Unicef, no debe consistir en cavar pozos más profundos, sino en poner en práctica políticas más prudentes de preservación de los recursos.