Aprendiendo a querer

Diálogos


Horizonte

     Dice Stephen Hawkings: “el día que descubramos los secretos del Universo, ese día podremos decir que hemos conocido la Mente de Dios.”
     Querida amiga: Bien entendida, se puede aceptar esa afirmación de Hawkings... De todos modos, en sentido estricto, es una tontería.
San Pablo dijo que los cristianos tenemos la mente de Dios, pero no pretendía decir con eso que conociésemos todo lo que Dios conoce. Dios, en su totalidad, es inabarcable por la mente humana.

     Creo que mucho de lo que Él nos quiere decir, no lo entendemos, o lo entendemos mal.
Además, mi interés por la ciencia me ha llevado a preguntarme por qué ésta no puede ir de la mano con el dogma religioso…

     En el corazón del que cree se junta el cielo y la tierra, porque sólo hay una verdad. De todos modos, Ciencia y Fe contemplan la verdad desde puntos de vista muy distintos.

     Religiones… me da la sensación que marcan una división en el Pueblo de Dios pura y exclusivamente establecida por el hombre.  ¿Estará muy enojado Dios si pienso esto?

     Estaria enojado si no te preguntases nada.
Dios quiere la unidad: "Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí y Yo en tí, como nosotros somos uno", dijo nuestro Señor.
Somos los hombres los que marcamos las divisiones, por ignorancia, egoísmo, intransigencia...

     Soy católica, pero dudo ante algunas actitudes de los católicos como, por ejemplo, pensar que la única verdad es la católica y las demás religiones o posturas son habladurías.

     Quizá quieres decir: de algunos católicos mal informados. Si conocieses bien la doctrina de la Iglesia, se disiparían tus dudas.
Lo que es verdadero lo es independientemente de quien lo diga. La verdad es católica en el sentido etimológico de la palabra: universal. Vale para todos, en todo lugar y en todo momento. No hay ninguna religión que busque sinceramente a Dios y no tenga algo de verdadero. La católica se llama así porque se dirige a todo ser humano.

     Entiendo que cada uno tenga sus creencias, pero no entiendo por qué nos enfrentamos para imponer cada uno las suyas.

     La soberbia... nacemos con ella y muere con nosotros.
Un buen ejercicio para dominarla es ceder en todo lo que podamos ceder. En lo que no podemos ceder, porque es de Dios, no cedemos, pero tampoco discutimos.
Las dudas de fe se resuelven con humildad, con estudio... y acudiendo a los sacramentos, porque la fe es un don de Dios.
¿Hace tiempo que no te confiesas?

     Me confieso habitualmente, así como también voy a misa todos los domingos, pero a veces me siento más cerca de Dios mirando una flor, estando en silencio, o mirando ese hermoso cielo cubierto de estrellas y perfección que nos supera.

     ¡Cómo se parece tu alma a la mía!
Ahora, falta que procures ver al Dios de la flor y de las estrellas en los sacramentos. El mismo que te creó, se hizo hombre (Jesús), se entregó por tí (Pasión-Misa) y te busca (oración, Eucaristía).
A veces, al asistir a Misa, me siento como un ángel ante el altar de Dios glorioso.
La liturgia de la Iglesia es un reflejo de la liturgia celestial.
Sólo veo pan y vino, pero sé que allí está Cristo, rey del Universo, ofreciéndose a Dios Padre, y yo me ofrezco con Él.
Sólo veo unas cuantas viejecitas, pero me sé rodeado de miríadas de ángeles.

     A veces, la realidad se impone, y siento que me lleva hacia donde ella quiere.

     No llames realidad a las tinieblas. ¡Pídele a Dios que te aumente la fe! Te la aumentará, y serás, sin pretenderlo, luz del mundo.

     Yo se que mi problema es no comprender muchas cosas de aquí abajo y que eso no debería molestarme, ya que lo que vale es lo de Arriba. Pero son dos mundos que parecen no ir de la mano, y esa distancia me desorienta.

     Quizá te pueda llevar de la mano, hacia el horizonte, donde el cielo y la tierra parecen unirse... Quizá lleguen a juntarse en tu corazón. Entonces, los caminos de aquí abajo serán divinos para tí.

     ¡Qué lindo lo que me escribe!
Hacía mucho tiempo que no me emocionaba al escuchar algo así. Esta frase ya es parte de mi vida. Y es la meta que me comprometo a lograr.

     También es parte de mi vida: una de esas monedas de oro que repartía a manos llenas san Josemaría Escrivá.

En la línea del horizonte, hijos míos, parecen unirse el cielo y la tierra.
Pero no, donde de verdad se juntan es en vuestros corazones,
cuando vivís santamente la vida ordinaria...

Amar al mundo apasionadamente, 116
Josemaría Escrivá



Te escucho.
Si puedo, te daré un consejo.
En cualquier caso, rezaré por ti.

Escríbeme.



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