literatura i mitjans de transport
transports marítims
amb motors
corpus literari
obres d'autors estrangers
obres d'autors estrangers
 

amado, jorge

Dades biogràfiques
 
Obra

Capitán de altura

 

Fragments

 

Subieron la escalera que llevaba a la cubierta reservada a los oficiales. Iba delante de ellos un marinero, que colocó las maletas en el camarote del comandante. Vasco indicó hacia el lecho:
-¿Murió él ahí?
-No. Murió en el puente de mando. Repentinamente. Un colapso, pobre hombre...
Pasó el médico de a bordo. Se lo presentaron y los acompañó hasta el puente de mando, donde ya esperaban los oficiales en posición de firmes.
-El comandante Vasco Moscoso de Aragón, que nos honra y nos favorece haciéndose cargo del mando de nuestro navío hasta que lleguemos a Belém.
-Geir Matos, primer oficial...
Se acercó un muchacho rubio, sonriente. Vasco tuvo la impresión de que entre él y el representante se cambiaba un guiño. Pero ya el primer oficial le tendía la mano:
-Es un honor para nosotros estar a las órdenes de quien ostenta tan alta condecoración. -Se refería a la Orden de Cristo, que brillaba en el pecho del chaquetón del comandante.
Siguieron los pilotos, el jefe de máquinas, el segundo maquinista. Entonces el primer oficial, al frente de los demás, en el puente de mando, se inclinó hacia vasco Moscoso de Aragón y le dijo:
-Esperamos sus órdenes, comandante.

(...)

La mañana de aquel día final del viaje, cuando las aguas turbias del Amazonas ya penetraban en el mar, y en la distancia se oía el rumor de las aguas del río al chocar con la marea, el comandante Vasco Moscoso de Aragón, por primera vez en su larga y agitada vida, cometió un hurto; aunque luego, sin embargo, siguió actuando con la mayor corrección, manteniendo íntegras todas sus promesas, dominando su incontenible curiosidad.
El robo aconteció en el salón, aún desierto en aquella hora matinal, cuando el comandante iniciaba su última inspección por el navío. Se había aficionada a la vida en aquel "Ita". Le gustaba el barco. No había acumulado el viaje incidentes dignos de mención, no hubo amenaza de naufragio, ni motín de la tripulación, ni graves problemas de navegación que resolver, brújula enloquecida, sextante febril; ni siquiera se descubrieron revolucionarios a bordo, como había amenazado el diputado paraibano. Pero había mantenido la disciplina, supo conducir el navío, había encontrado en él a la mujer de su vida. Volvería con ella a Periperi, a seguir su vida con los amigos, la cresta erguida como nunca. ¿Quién podría ahora dudar de su título y de sus hazañas?

Documents
 
Enllaços
 
LITERATURA I TRANSPORTS MARÍTIMS
corpus literari