literatura i mitjans de transport
transports marítims
amb motors
corpus literari
obres d'autors estrangers
obres d'autors estrangers
 

conrad, joseph

Dades biogràfiques
 
Obra

Tifón

 

Fragments

El «Nan-Shan» navegaba desde el sur hacia el puerto comercial de Fu-chou, con poca carga en las bodegas y doscientos «coolies» chinos que regresaban a su tierra natal, en la provincia de Fokien, después de haber trabajado unos cuantos años en diversas colonias del trópico. Era una mañana espléndida, el mar aceitoso se movía suavemente y sin espuma, y en el cielo se mantenía un jirón de niebla blanquecina muy extraña, algo así como un halo del sol. La cubierta de proa, atestada de chinos, era una mezcla de vestidos oscuros, de caras amarillas, de trenzas y espaldas desnudas, porque no había viento y hacía mucho calor. Los «coolies» holgazaneaban, charlaban, fumaban o miraban por la borda; sacaban agua del mar y se duchaban unos a otros; dormían sobre las escotillas mientras algunos grupos de seis, sentados en corro, se pasaban bandejas de arroz y minúsculas tazas de te, y cada uno de los hijos del Celeste Imperio transportaba consigo todo cuanto poseía en este mundo: un baúl de madera con el cerrojo desvencijado y con refuerzos de bronce en los ángulos, que contenía los ahorros de sus fatigas y trabajos, ropa de recambio, bastones de incienso, quizás un poco de opio, chucherías sin identificar, de valor convencional, y unos cuantos dólares de plata ganados con el sudor de sus frentes en las calderas de carbón, o en las casas de juego, o con el comercio de me- nudencias, arrancados a la tierra, acumulados en las minas o en las líneas de ferrocarril, en la jungla mortal, bajo pesadas cargas; atesorados pacientemente, guardados con esmero y orgullosamente acariciados.
Hacia las diez se había levantado una marejadilla procedente del Canal de Formosa, pero los pasajeros no le dieron importancia porque el «Nan-Shan» con su fondo plano, con las quillas por encima de las sentinas y la anchura de su manga, tenía fama de ser un vapor excepcionalmente marinero. El señor Jukes, en los momentos de expansión en que estaba en tierra, proclamaba (refiriéndose al barco) en voz alta que «el viejo es tan bueno como hermoso». Al capitán MacWhirr nunca se le habría ocurrido expresar su opinión favorable en voz tan alta ni en términos tan exagerados y fantasiosos.
Era un buen vapor, desde luego, y no exactamente viejo. Fue construido en Dumbarton hacía menos de tres años por encargo de una empresa mercantil de Siam, «Sigg e Hijo». Una vez ter- minados los últimos detalles, y a flote y a punto de comenzar el trabajo para el que había sido ar- mado, sus constructores lo contemplaban con orgullo.

Documents
 
Enllaços
 
LITERATURA I TRANSPORTS MARÍTIMS
corpus literari