CHRISTIANSEN: Tiepolo, Theater, and the Notion of Theatricality,
Art Bulletin, December 1999, Vol. LXXXI, 2, 665-692.

Se ha comentado la afinidad que hay entre las pinturas de Tiepolo y la escena teatral; se ve muy bien en los frescos para la Kaisersaal, en la Residenz de Würzburg, donde unos telones de estuco se levantan para dejar ver el asunto.

Aquí, hay que tener presente la relación fluída que existe entre el ideal de la representación teatral y el de la pintura, basado en la teoría clásica y que, también para las dos artes, incluye aspectos como el decoro y la expresividad al servicio de los dobles fines de instruir y deleitar al espectador.

Pero, ¿existe una relación real entre la pintura de Tiepolo y el teatro?. Venecia, su ciudad, tenía muchos teatros de ópera y la imaginación del pintor era muy teatral; pero él nunca trabajó para el teatro; se interesó mucho por la Commedia dell'Arte, que pinta a veces y está muy presente en sus dibujos.

Uno de los puntos más evidentes de contacto entre la escena y la pintura se da en el área del vestido y en la perspectiva ilusionista, tan importante en los frescos; así tiene en cuenta los elementos perspectivistas de los pintores quadraturistas; también el vestuario que usa para sus modelos es claramente teatral.

Perspectiva

La técnica perspectivista se usa para la Kaisersaal (Matrimonio de Beatriz de Burgundia y Federico Barbarroja) en donde todos los modelos se presentan de perfil o tres cuartos y ninguno se subordina a los otros; Levey ha comentado que Tiepolo organiza sus cuadros de forma más operística que dramática, destacando especialmente la contundente solidez de las figuras maravillosamente vestidas. Los personajes se desplazan desde el drama hasta la ceremonia, condicionados por un asunto que es siempre emblemático (en la Treppehaus, el mundo alrededor de Europa, o el Soberano como el Sol) y por su función decorativa; se trata de un tratamiento que es similar al de la ópera del XVIII, llena de florituras: la música operística de Händel, por ejemplo, puede ser emotiva, ciertamente, pero está llena de formalismos.

Los gestos declamatorios de Tepolo no son un rasgo estilístico automático y son editados a través de los dibujos preparatorios y modelli que prepara.

Vestuario

Tiepolo gusta usar un vestuario que no sea clásico, siguiendo en esto el gusto de Veronés, su maestro, buscando un efecto bizarro, sorprendente, más que histórico. Sigue, también, el gusto exótico de Rubens, en su ciclo de María de Medici, usando ropas exóticas, como turbantes. Su vestuario procede del mundo del teatro y sabemos que tenía varios libros de vestuario teatral, por declaraciones de sus hijos.

El mundo fantástico, maravilloso, que crea Tiepolo plantea la discusión entre lo verdadero (vero) y lo verosímil (verisimile); se trata de responder, creativametne, a la discusión académica sobre los extremos, casi contrarios, de la mímesis y la imaginación. Verosímil, tanto en el Teatro como en Pintura, se refiere a los grandes asuntos y a la Tragedia, quedando lo vero para la comedia y la escena de género; y Tiepolo sitúa su arte en la gran tradición, literaria y teatral, que se interesa sólo por un mundo de héroes y dioses y valora las obras más que la imaginación que desarrollan que por la exactitud y realismo en la presentación de los asuntos. En definitiva se trata de una discusión entre el gran Arte y el pequeño: megalografía y ropografía.

El mismo Tiepolo escribe sobre este punto, en 1762, en la Nuova Gazetta Veneta, periódico veneciano de su época, antes de salir hacia España: Los pintores han de tener éxito en obras grandes, aquellas que gustan a la gente noble y rica y no al pueblo, que no puede comprar obras de precio; consecuentemente, la mente del pintor ha de tender siempre a lo Sublime y lo Heróico, buscando la Perfección. En sus frescos de asunto secular transforma el asunto histórico o mitológico en ficción, pensando en un público entusiasmado con el teatro y los trucos de escena, consiguiendo no aburrirlo; y recordemos, para endender esto, el papel tan importante de la ópera en el siglo XVIII.

Tiepolo retoma las ideas de Bellori en su referencia a la Perfección sublime, supralunar; el artista consigue crear un arte basado en la ilusión pero superando la mera teatralidad.


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F. Chordà


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