VIÑAMATA (1997): El Rococó, Barcelona: Montesinos.

El Rococo

La denominación del estilo, en su tiempo era la de estilo moderno, o en el gusto del siglo, porque un elemento muy importante del Rococó es la moda; el término es del Neclásico, peyorativo; rocaille es la expresión que designa las incrustaciones de rocas y conchas que hay en las costas. Denostado a fines del XVIII fue recuperado con los románticos, sobretodo por la pintura de Watteau, encontrando allí una fuente de inspiración común: melancolía, cansancio de la realidad y búsqueda de la utopía, nostalgia propia de la decadencia, tristeza, soledad y voluptuosidad; también es el estilo de la tolerancia y la libertad; se cultiva el gusto por lo íntimo; así, se plantean varias contradicciones, entre tradición y libertad, formalismo y espontaneidad, ornamentalismo y expresión. Por otra parte el ilusionismo es un rasgo también importante en el Rococó: el barroco atraía, el rococó distrae. Hay un deseo de huir de la realidad por lo que lo exótico cobra interés (por ejemplo, con la chinería).

Lo femenino se hace muy importante, no sólo la mujer como compradora de arte, o productora, sino fuente de inspiración, ya como asunto y como gama de sentimientos que interesa plasmar (afecto, ternura, delicadeza, impropias, en la época, del varón); así, aparece como ideal estético.

El asunto religioso sigue cultivándose pero sale del gran arte, perdiendo valor sus obras; a partir de ahora, los artistas se conocerán por lo que harán en otros géneros: lo civil ha vencido lo religioso.

Modernamente, el Rococó se ha visto como un apéndice del Barroco, de carácter manierista y exagerado.

El Rococó se expande entre dos estilos rígidos y clásicos, el Grand Gout del XVII y el Neoclasicismo, de fin de siglo.

Es el arte de la aristocracia y la alta burguesía.

El Rococó surge en Francia irradiando a toda Europa, con adaptaciones a las diferentes realidades; el siglo anterior había sido el del gran gusto, ahora se impone la gracia: confort, elegancia y refinamiento son la esencia del nuevo estilo. Los entornos rococó son el marco ideal para la vida despreocupada de los grupos sociales privilegiados en el siglo XVIII. Se sitúa lejos del espíritu racional y clásico pero comparte algunos de los adjetivos del siglo de las luces: libertino, independiente, irreverente, alegre…

La mujer mejora su consideración social, de alguna manera: las hay artistas, otras mantienen salones, Madame de Pompadour, la amante de Luís XV protege e impulsa las artes.

Las fiestas determinan muchos aspectos del arte: decoraciones, efímeras o no, escenografías (que luego influirán en la pintura), desarrollo del teatro y de la música y, especialmente, de la ópera y del ballet. Las fiestas manifiestan la voluntade de vivir el presente, sin deseo de proyectarse, en un inacabable presente.

Así el arte quiere hacerse total, englobándolo todo.

 

Arquitectura

Es muy importante, para entrar en el Rococó, tener en cuenta el concepto de intimidad; de lo que se trata es de crear un espacio, y éste íntimo, pensado de afuera hacia adentro. Se procura que todos los elementos, desde la escala urbanística hasta el mobiliario de la última habitación estén en relación, con un sentido decorativo.

Se busca el origen de las formas en la curva y en las lineas fluidas, libres y vivas de la naturaleza; y se dejan de lado las normas académicas; este interés ayudará al descubrimiento del Gótico y a la valoración del arte del Extremo Oriente.

Las casas se proyectan para personas normales, no reyes o héroes y han de ser cómodas: quieren gustar y no imponer respeto; se construyen muchas casas urbanas, para familias acomodadas, con una distribución que sea cómoda, dejando de lado los esquemas anteriores; y también se hacen casas en el campo: las folies, bergeries, ermitages…

Lo ideal es disponer de un pabellón central alrededor del que se despliega el edificio, de ser posible con un parque alrededor. Se abandona la cubierta abovedada, en general, y aparecen nuevas dependencias: antecámara, comedor, salón, guardarropa,, gabinete, boudoir, apartamento de verano o de invierno…

La afición por la curva hará que la forma ideal de la habitación sea la oval; se cubrirán de madera los muros (boiseries). La diferencia entre exterior e interior será reforzada, como rasgo del estilo y, para el interior, se usará del color: blancos, cremas, colores transparentes, de la gama acuática; a menudo los materiales se fingen con estucos.

Se usarán los espejos, para crear efectos de espacio y de luz, y que permiten efectos sensoriales, muy buscados en la época. Las ventanas serán grandes para alegrar grandemente los interiores.

En Alemania, dividida en pequeños estados, cada Soberano deseará tener su palacio rococó, son los Bauherren (señores de la casa): se proyectan palacios con una gran escalera partida (imperial, stiegehaus o treppehaus, que simboliza la autoridad real), con hermosas balaustradas y un cielo raso sobre el que se extienden maravillosos ciclos pictóricos (como el de Tiepolo en Wurzburg); crea un gran espacio, si, pero también infinitos rincones.La Residencia de Würzburg, para el Obispo de Bamberg, de Balthasar Neumann es el mejor ejemplo; todas con jardines, abundante decoración rocaille, espejos, pinturas y multitud de detalles.

La Arquitectura religiosa, de monsterios e inglesias de peregrinaje, también permitirá la eclosión del rococó alemán, siendo muy famoso el templo de Vierzehnleiligen (de los catorce santos), de Neumann. Son espacios coherentes, de gran cohesión entre estructura y decoración, conjugándose todas las artes en un efecto total de continuum (gesamkunstwerke). De otra parte son espacios más concebidos como el lugar de la experiencia religiosa pública (función teatral) que para la oración íntima.

Ejemplos de rococó hay en toda Europa: el palacio de Caserta, en Nápoles, las escaleras de la Plaza de España, en Roma, en España la obra de los Churriguera, los nuevos palacios de los Borbones…; en Inglaterra el rococó fue palladiano, en la obra de Jones, dándose una gran importancia a los jardines, conciliando arte y naturaleza y yendo a jardines irregulares; también comienza la modernización de muchas ciudades, como Londres, París, San Petersburgo y Nancy; a menudo se sigue el modelo de Versalles, ciudad ideal.

Pintura

Renuncia a los grandes temas y se interesa por asuntos considerados menores antes; no está al servicio del Estado ni la Iglesia, aun cuando hay encargos oficiales y religiosos. Son especialmente importantes para los pintores los encargos de grandes frescos para templos y palacios, en general resuletos con frialdad.

El siglo empieza con el debate entre antiguos y modernos, seguidores de Poussin o de Rubens, los que dan más importancia al dibujo o al color, a la sensación o a la razón.

Aparecen los pequeños clientes y los coleccionistas en determento de los grandes encargos (en muchos casos caros de producir): el marchand, intermediario entre el artista y el cliente, tiene que vender a los poulains (potros, clientes). Los cuadros se hacen más pequeños, de buena factura, buscando el efecto decorativo y huyendo de la grandiosidad; la fiesta galante es uno de los nuevos temas, presentando la relación entre damas y pastores; también se hace el paisaje, la naturaleza muerta, las vistas y la escena galante; asimismo se desarrolla la pintura animalística, manifestando el acercamiento a la naturaleza. El retrato será muy importante, a menudo sólo de cabeza, presentando, con gran naturalidad, al modelo. Son gente que no posan para el pintor sino que están delante de él, con él.

Se busca la naturalidad, la intimidad, el toque personal, liberando la pintura de la artificiosidad anterior; se procura dar el parecido físico de la persona y, también, su carácter.

Los temas hacen asomar a la pintura la poesía, el lado pintoresco de la realidad, el ensueño, evitando el drama y la pasión.

El desnudo femenino se cultiva mucho, con malicia, presentando una imagen sensual y realista de la época.

El color es delicado, de tonos rosados, marfiles, verde agua, azul cielo; el pastel, la aguada, se generalizan.

El dibujo deja de ser un medio auxiliar para adquirir gran importancia: los dibujos se comercian y se enmarcan como obras importantes en sí mismas. Lo bello ha de ser tangible, por tanto frágil y no perenne, y lo que importa es la sensación y no lo racional.

En España trabajan Tiepolo, Melendez y Paret y Alcázar. En Italia Bellotto, especialista en vistas, que trabajó en el Norte, y Canaletto, gan maestro de las vedutte. También están los Longhi, paredre e hijo. Guardi también pinta Venecia pero una Venecia encantada, interesándole más la luz, el día y la hora que las cosas que pinta.

Hogarth hace una pintura descriptiva de fondo moral, que, casi siempre, pasa a grabado, para poder vender, rentabilizando sus esfuerzos, a muchos y a buen precio, sus asuntos. Reynolds y Gainsborough siguen a Watteau, retratistas ambos, Reynodls da gran importancia al paisaje, con un sentimiento íntimo; dan importancia a los niños y usan una técnica muy suelta que anuncia el Impresionismo.

En Francia, después de Rigaud, aparte de Watteau, están Chardin, Quentin de la Tour, Boucher y Fragonard, entre otros.

Fragonard es un maestro en las medias tintas, en los grandes trazos; narra la erótica: los mimos, el beso, la sensualidad; se libera del pudor e introduce al varón en la pintura, situada ya en plena naturaleza, ya en la habitación, con la cama, que se convierte en el tercer protagonista del cuadro.

Quentin de la Tour es pastelista.

El grabado será una fuente importante de difusión artística por la gran demanda que habrá de ellos.

Escultura

Evoluciona lentamente hasta adaptarse a la producción de pequeñas piezas para la decoración de interiores; como en todo en el Rococó, busca el encanto, la gracia y la ambilidad; las figuras toman un enrroscamiento en forma de C o S; el tema predilecto es la mujer. El busto será muy importante, captando con gran fidelidad los rasgos y carácter del modelo; las obras se acaban con una textura muy brillante y cálida; el género religioso y funerario siguen dando mucho trabajo a los escultores; en las grandes decoraciones se usará, especialmente en Alemania, de esculturas en estuco, pintadas y combinadas con la pintura. A menudo, la escultura puede devenir micro-arquitectura (como el Altar de la Gracia en Vierzhenheiligen) o micro-escultura (como los centros de mesa).

En España Salzillo. En Francia, Pigalle, con su retrato desnudo de Voltaire. También Falconet y la estatua ecuestre de Pedro el Grande.

Artes decorativas

La importancia que se da a la vida privada y el incremento del número de clientes hace que todo aquello que forma parte de la casa, como el ajuar y el mobiliario, sea importante y se incremente su producción. La porcelana consigue fabricarse en Sajonia desde 1710; abren grandes fábricas de porcelana, organizadas cn el sistema del factory system, con obreros especializados muy competentes, produciendo jarrones, vajillas, juegos de servicio diversos, que se venderán por toda Europa: además de Sajonia, Sevres, La Granja, Worcester y, mas adelante, Wedgwod, son los grandes centros porcelaneros; también se harán estatuillas de porcelana.

Al tiempo los espejos se difundirán y el cristal, veneciano, español, de Bohemia... También será importante la orfebrería, rejería, tapicería, y el mueble.

Aparecen todo tipo de muebles nuevos: las chaises courantes, que podían moverse fácilmente y se adaptan a las necesidades del propietario; aparecen los armarios de dos cuerpos, o uno (el bonnetier, para sombreros y pelucas); el buffet (para exponer la vajilla), las cómodas, la rinconera, todo tipo de sillas y sillones (bergère, chaise longue, la otomana, el sofá...); las mesas son especialmente variadas, de comedor, para jugar, de costura, boudoir...; son importantes los burós, de cilindro a menudo, con cajones secretos.

En el XVIII, Francia es el gran país de los muebles pero también es interesante el inglés (Chippendale) y el alemán (Biedermayer, ya a principios del XIX), cada uno con su estilo.

Los muebles pueden ser tallados, en madera maciza (hechos por los menuissiers) o chapados (obrados por los ébenistes); se hacen con todo tipo de maderas: roble, cerezo, caoba, ébano...; llevan incrustaciones de bronce, porcelana, esmalte...


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F. Chordà


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