YARRINGTON (1995): The Flesh Made Word: "Flesh and the Ideal: Winckelmand and the origins of art history by Alex Potts, New Haven and London: Yale University Press, 1994."

Winckelmann publicó su Historia del Arte de la Antigüedad (Geschichte der Kunst der Alterthums) en Dresden, en 1764).

Winckelmann se situó dentro de la estética de la Ilustración; intentó hacer posible su idea de libertad, y su deseo sexual, en el contexto romano, donde quiso situarse bajo la protección del Cardenal Albani, lejos de su Alemania natal, convertido al Catolicismo, marcado por su vulnerabilidad y contradicciones, dominado por la falta de status social y determinado por su sexualidad equívoca: para ella basó su idea de la amistad viril.

Supo dar una nueva orientación a la ciencia de la Arqueología, a los estudios de la Antigüedad, mediante su ideal e imaginativa noción de esa Antigüedad en la cual la noción de libertad era esencial.

Los fragmentos que habían llegado de la estatuaria antigua eran la base para un análisis práctico sobre el que Winckelmann basó su comprensión de los elevados y hermosos estilos del Arte Antiguo; además, estos fragmentos eran signos de un pasado irremediablemente perdido; Winckelmann estableció una diferencia entre real e ideal.

Comparó lo elevado, como la Niobe, a lo bello, el Laocoonte.

Su concepción de lo sublime es casi la antítesis de la noción de Burke sobre lo sublime como masculino y lo bello como femenino. La Niobe es el reflejo negativo de la potencia que, sin esfuerzo, la ha dominado, manifestsando el absoluto terror que le ha causado la mortal retribución que Diana le ha dado. Esta austera sublimidad contrasta con la flotante belleza del cuerpo de Laocoonte, dominado ante nuestros ojos por el poder divino; aquí la lucha física manifiesta la imposibilidad de resistencia, manifestando los atributos de la irresistible belleza del poder divino.

En Winckelmann es esencial la idea dominante de la belleza masculina en la que el cuerpo desnudado (naked, en el original, y no nude) es el locus de la reflexión erótica del espectador varonil. La Niobe y la Atenea Farnese ejemplifican la idea del sublime no erótico en Winckelmann. Para el autor la comprensíón de la belleza ideal sólo puede alcanzarse cuando se comprende que las mayores bellezas vienen más de nuestro sexo (el masculino) que del otro, destacando el mayor valor de la mirada (gaze, en el original) masculina sobre el cuerpo varonil.

El Apolo de Belvedere, con su plena y delicada fragancia juvenil , es el ejemplo del antiguo ideal sobre el que se juega la trama compleja de fantasía y deseo del sexo de uno mismo. De hecho la respuesta lírica de Winckelmann a la escultura hace poca referencia a la calidad y condición de su presencia física y usa sus ejemplos (ya sea el Torso del Belvedere o Antinoo), como pretextos para proyectar su deseo.

Hisatóricamente la obra de Winckelmann tuvo resonancia, contradictoriamente, en la de David y Pater.


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F. Chordà


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