Autores : Girodet : El Sueño de Endimión

El Sueño de Endimión, de Girodet (1767-1824) presenta una imagen de contemplación erótica del cuerpo masculino; la pintó en el exilio, en 1791, y la expuso en el Salón, de París, de 1793. Las críticas de la época tratan de la luminosidad poética y no se refieren a la manipulación sexual del cuerpo masculino ni a su disposición feminizada; la obra presenta un somnoliento Endimión con todos los atributos que, históricamente, se había dado a las mujeres; la disposición frontal hace que notemos la transformación de su cuerpo a las caricias y penetración de los rayos lunares, en un esstado de abandono extático. Hay una comunicación sin palabras entre el modelo y el crecido Cupido, a la izquierda, que sonríe enigmáticamente mientras la luz acaricia sus nalgas juveniles. La presentación indolente, el tratamiento sensual, sirven para caracterizar la forma masculina con un carácter intensamente erótico.
GIRODET (1791): El Sueño de Endimión, óleo sobre tela, Paris, Museo del Louvre. En:SMALLS (1996): Making trouble for Art History, New York, Art Journal,,55,4,21.

La pintura es una nueva interpretación visual de un asunto mitológico dentro del marco de la estética masculina en el Neoclásico. Por una parte presenta el cuerpo masculino con carácter andrógino y, por otra, contradice la práctica artística al uso.


Hermafrodita durmiendo, copia romana del siglo II de un original griego; restaurado por Bernini en 1620; Paris, Museo del Louvre, foto: Paul W. Jacobs II. En: JACOBS (2000) Aretino and Michelangelo..., Art Bulletin, Vol. LXXXII, Num I, 56.

Se ha comentado que el Hermafrodita durmiendo, clara y masculinamente sexuado, podría ser la fuente del Endimión.


GIRODET (1810): Revuelta en El Cairo, óleo sobre tela, Versalles, Museo. En:SMALLS (1996): Making trouble for Art History, New York, Art Journal,,55,4,25.

En la Revuelta en El Cairo, de 1810, Girodet trata un enfrentamiento entre elementos de la tropa francesa expedicionaria y la población local: un varón árabe, musculado, de piel oscura, desnudo, sujeta a un pachá, muy vestido, moribundo; a los pies de aquel está un negro que se abraza a su pierna, llevando en una mano la cabeza de un soldado francés degollado y, en la otra, blande una daga. La imagen puede entenderse como un ejercicio visual que plantea diferentes modos de relación entre hombres, en un entorno de ambigüedad y tensión, entretejiendo así el discurso sexual con otros psicológico, racial y de clase. Girodet pone en primer plano el cuerpo sexualizado del varón a la atención de otros varones. Se trata de un cuadro en el que es posible, a la vez, exponer o suprimir la lectura homoerótica.

El artista no sigue la identidad sexual que primaba en su época sino que crea otra, vehiculándola aprovechando la situación de guerra (la pareja del árabe desnudo con el pachá). Y es que la identidad sexual puede estar expresada en obras de Arte anteriores a nuestro tiempo, más tolerante.

Girodet pone de manifiesto la tendencia homosexual que está latente en el Neoclasicismo.

En La Revuelta en El Cairo, Girodet presenta lo homoerótico en un contexto de lucha, que es también el de su época, de revolución y cambio. El elemento sexual es simbólico de los cambios que se producen en su época y que alcanzan la esfera artística y específicamente académica.

La Historia del Arte nace en ese momento, en parte, por la obra de Winckelmann, el gran teórico neoclásico, que transforma, y sublima, sus sentimientos íntimos eróticos y políticos, en elementos objetivados del análisis histórico-artístico.

BROC (1801): La Muerte de Jacinto, óleo sobre tela, Poitiers, Museo de Bellas Artes. En:SMALLS (1996): Making trouble for Art History, New York, Art Journal,,55,4,25.

Otros artistas, como Broc en su Muerte de Jacinto (1801), tratan también ese espíritu homoerótico, que en la época se denominaba antifísico; los historiadores (Levitine) niega el carácter, diciendo que fuera cual fuera la naturaleza de las relaciones que prevalecían entre los Barbus, Broc alude al mito de la amistad y amor, visto en su forma más pura y casta.

Y tanto Levitine como Friedlander aceptan la temática homosexual por su vinculación con la Antigüedad Clásica; Boime considera que la expresión del sentimiento sexual particular a Girodet es posible en el entorno de libertad que abre la Revolución.

A partir de: SMALLS (1996): Making Trouble for Art History: The Queer Case of Girodet. Art Journal, Vol 55, N. 4. New York, CAA, pp. 20-27.

 

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F. Chordà


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