El Homo erectus u "hombre erecto" vivió
hace unos 500.000 años. Se extendió profun-
damente por Asia, Europa y Africa; durante
200.000 años, su especie reemplazó a las
formas humanas anteriores en diversas
partes del globo.
Su mandíbula, pesada y carente
de mentón, estaba provista de dientes enormes; la
frente, estrecha, arrancaba de unas
cejas espesas y prominentes. Su capacidad
craneal era de 1.000 cm cúbicos.
El homo erectus cazaba y matab elefantes,
rinocerontes, caballos, bisontes, búfalos,
camellos, jabalíes, ovejas, antílopes
y ciervos. La caza mayor requería inteligencia y
astucia, pero tuvo que aprender a cazar
en grupo; esto le augmentó el volumen cra
neal. Es posible que en esa época
empezara a hablar y desarrollarse en un lenguaje.
Acaso fuera en estos momentos de su
evolución cuando el macho de la especie
desarrollara su preferencia por la caza;
mientras las mujeres permanecian más cerca
de sus hogares ocupadas en recoger alimentos
vegetales, y también por las mujeres
adultas habían de habérselas
con los partos y crianza de sus hijos. Las mujeres evo-
lucionaron asimismo hasta el grado de
sexualmente sensible la mayor parte del tiem-
po. El Homo erectus se servía
del fuego para calentarse y seguramente para cocinar
sus alimentos. Es posible que durante
miles de años el hombre hubiera observado arder
los arbustos, a causa de los relámpagos,
antes de que se le ocurriera la idea de emplear
una rama en llamas para producir luz
y calor a su antojo. Por otra parte quiza descubriera
el fuego por pura casualidad al observar
las chispas que sen producían cuando trabajaban
en el pedernal. El Homo erectus ideó
una herramienta más versátil, el hacha de mano.
En primer lugar se sirvió de
un martillo de piedra y después de barra de madera, con los que
redujo a fragmentos de bloque de pedernal,
para fabricar una preciosa hacha plana, que esgrimía
con la mano. Este hacha se podía
utilizarse para despellejar y cortar la carne.
Las más antiguas tienen aproximadamente
medio millón de años.
El hombre vivía en chozas de
forma ovalada, de más de 15 metros de longitud y cerca de 6
de anchura, rodeadas de anillos de grandes
rocas. El suelo estaba cubierto de pieles o losas de piedra, y los tejados
eran de ramas de árboles.
Sólo permanecía en ella
algunos días: revelan muy pocos indicios de haber sido hollados
o movidos de lugar.
La dieta de estos pueblos se componía
de carne de ciervo, elefante, jabalí, cabra montés, rinoceronte,
buey, tortuga, y diversos pájaros y roedores. Se dedicaban a la
pesca y recogían otras
y otros moluscos.