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Del signo al lenguaje

El lenguaje es lo que define al Ser Humano: somos nuestro lenguaje.


Los animales organizan su vida en base al instinto que se transmite genéticamente; en cambio los humanos fundamentan su existencia en la herencia cultural que se transmite mediante la Palabra.
La Cultura es la naturaleza humana que se plasma en lenguaje, ideas, organización y artefactos.
La Escritura progresa a partir de unas notaciones hechas sobre elementos naturales (por ejemplo, piedras marcadas); así, sonidos y gestos se convierten en gráficos, convirtiéndose en signos que llevan a la Escritura.


La Gramática, en principio, era la circunstancia determinante por la que nuevos signos iban apareciendo, preservando su valor de experiencia (pragmática).

El lenguaje se constituía como un intermediario entre una experiencia estabilizada (por ejemplo, métodos de trabajo, o interacciones diversas) y el futuro.


Por el lenguaje, que es comunicación, el Ser Humano abandona buena parte de su proyección personal.
La Escritura es un elemento de mediación; también generaliza más que la expresión verbal, independiente del tiempo y del espacio; lo que se proyecta en signos tiene un significado que se entiende mediante el lenguaje. En cada lengua lo biológico y lo artificial chocan: cuando domina el elemento biológico el signo se produce como reacción, cuando domina el cultural la experiencia se hace interpretación.

Los ciclos de consolidación y expansión humanos, diferentemente de los naturales, son cada vez más cortos, implicando el uso de recursos culturales y no genéticos.


Escala y umbral

Algunas culturas no han desarrollado Escritura, dependiendo de las circunstancias.
La escala explica porque aparece (o no) la Escritura y porqué hoy ya no es importante.

La escala implica un cambio en la complejidad e intensidad de relaciones entre los individuos del grupo y entre los grupos.

Los grupos humanos pequeños y primitivos usan habilidades naturales (carrera, plegar, romper…); en cambio los grupos humanos numerosos usan habilidades culturales (cantar, cocinar, plantar…): actúan así porque precisan un mayor nivel de eficacia que los primeros.


El lenguaje se consolida con la invención de la Agricultura y la Escritura con la aparición de una producción más compleja: la notación es necesaria cuando la información ha de ser conservada de un modo que la transmisión oral no puede garantizar (inventarios, mitos, genealogías…).


Las herramientas (o útiles) son extensiones de nuestro cuerpo, haciendo una función; en cambio los signos son elementos de reflexión y medios de comunicación que resultan de observar los hechos y contrastarlos.

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