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Una idea del futuro

Más allá de la Escritura hay un amplio dominio: su base es digital. El contexto que espera mayor eficacia margina la Escritura mediante una multitud de procesos de signos. El marco de la Civilización de las múltiples escrituras es semiótico porque

la experiencia humana queda, cada vez más, sujeta a un proceso de signos;

los ordenadores son procesadores de signos. No obstante la semiotización de la experiencia humana va más allá.

Las necesidades prácticas en pos de una mayor eficacia son los elementos esenciales que impulsan los cambios.

Lo que cuenta en los nuevos productos (por ejemplo, un espectacular programa multimedia, una realidad virtual en los cines Imax, un programa para operar la miopía mediante el Excimer…) son los recursos cognitivos humanos empleados, presentes en la forma de procesos semióticos irreducibles al lenguaje y la Escritura, explotándose en una situación de globalidad.

Energía cognitiva

Vamos a ver algunos ejemplos de los nuevos sistemas, aún en estado embrionario.
Hay unas tarjetas magnéticas (Active badges) que transmiten datos referentes a la persona portadora: lugares que visita, lo que come y como lo digiere, su rutina diaria, sus estados de ánimo; y es posible obtener un registro de todo lo que hace.
También podemos hacer que una obra de teatro, en formato multimedia, incluya, o suprima, actores, incluso que éstos seamos nosotros mismos; o ver un partido, en un juego, cambiando el resultado; así, las opciones pueden definirse continuamente.

Es posible ver el mundo de otra manera, adoptando el punto de vista de otro: vivir, en una simulación, la experiencia de un ciego o un paralítico; entonces la experiencia del Otro no resulta de una descripción sino de compartir su propia identidad, con todas las consecuencias que ello conlleva, más allá de una expresión de simpatía.

Los cambios que estos recursos semióticos darán a nuestras vidas, tanto individual como socialmente, se han de tener en cuenta.

Todo lo que puede ser, o concebirse, se experimentará y valorará antes de que pueda existir:

antes de cortar un árbol, construir un nuevo barrio, mover el curso de un río, o abrir una carretera, será posible evaluar el impacto a corto y largo plazo. La tarjeta magnética mencionada más arriba podrá, incluso, calcular nuestra fatiga, distracciones y tiempo perdido; la gente podrá saber más de su propio funcionamiento.

Nuestra individualidad se definirá como un lugar de interacción de signos.

La Escritura no es todo lo que debería ser

Pudiera darse el caso que el estudio y transmisión de la Escritura y la Literatura tenga un valor minoritario, una especie de lujo como la preservación del Patrimonio Artístico.

Pero la consideración de ir más allá de la Escritura no se acepta con facilidad y queda fuera de los hábitos mentales de investigadores y educadores, anclados en la tradición y la Escritura; éstos creen que sin la Escritura el Ser Humano pierde una dimensión fundamental, asimilando lenguaje a Escritura;

se olvida que la oralidad, en tantas lenguas que no tienen un sistema escrito, permite con eficacia una gran variedad de experiencias humanas.

Deberíamos asumir que la matriz verbal no es la única que la mente pueda considerar para la comunicación;

las Matemáticas, por ejemplo, son un lenguaje dinámico: un topologista, sin conocer el lenguaje de otro, puede trabajar con él, comunicándose mediante las formulaciones expresadas en la pizarra.

Redes de energía cognitiva

Vamos a ver la relación que hay entre el lenguaje y el marco en que éste es posible.

La Química, la Física y la Biología, entre otras experiencias de auto-constitución humana, han creado sus propios lenguajes; éstos son el medio en el que se han producido esas experiencias; y el lenguaje no tiene un carácter neutral puesto que posee un grado de necesidad para hace posible esa experiencia, teniendo su propia vida.

Las tabletas cuneiformes no podían expresar la profundidad de pensamiento de las fórmulas que presentan la teoría de la Relatividad pero, por el contrario, tienen más potencial expresivo para la gente que las usó como un sistema de autoafirmación; esta diferencia también podemos apreciarla entre el Antiguo Testamento y el Nuevo o El Corán, que usan diferentes Escrituras y pertenecen a un contexto cultural distinto.

Hoy, la necesidad de alcanzar mayores niveles de productividad, obliga a una práctica basada en relaciones no lineales, en un sistema de valores variables.

Las necesidades prácticas de la Civilización de las múltiples escrituras exige que el centralismo de la Escritura dé paso a una múltiple distribución de tareas y a formas de interacción humanas no jerarquizadas, sin seguir la estructura de la Escritura; y ello en un marco global.

La mediación es otro factor esencial: reemplaza la estrategia analítica heredada de la Escritura, permitiendo que el sentido del conjunto se produzca mediante la edificación de hipótesis;

cada cosa que se crea, desde su concepción a su consumo, pasando por el diseño, manufactura, distribución, e implementación informática (que incluye, entre otras, el tratamiento de bases de datos o la producción de simulaciones), se genera de forma global, sintética.

La escala del esfuerzo es nueva respecto de experiencias anteriores.

En la base de toda nuestra práctica está la digitalización que permite transportar toda esa energía cognitiva que usamos para producir, globalmente, nuestros bienes y servicios.

Pros y contras

En esta Civilización del Conocimiento aprendemos más de nosotros mismos que en todas las épocas anteriores. Nuestros nuevos lenguajes integran conocimiento acumulado en variedad de experiencias, además de las posibilidades que heredamos genéticamente y de las basadas en nuestros afectos y raciocinio.

Cada vez tenemos más posibilidades para la abstracción, pasar de lo inmediato a lo mediato y usar nuevos sistemas de expresión.

Así, ciertamente el conocimiento se hace más profundo pero también más segmentado. Ante todo, los nuevos recursos están cambiando la naturaleza de los intercambios humanos pero, muy pronto, van a proyectarse sobre las estructuras económica y política. Veamos esto con algún detalle:
No es posible ejercer control en las nuevas estructuras emergentes; Internet no puede controlarse como la conducción o la bebida; el nuevo sistema tiene grandes posibilidades para la transparencia y contra la dominación puesto que la dinámica de la Civilización del Conocimiento resulta de su condición implícita.

La integración requerida por la gran distribución de tareas no puede realizarse si los canales de comunicación están controlados por códigos, consignas, filtros o mecanismos de control jerárquico; es como si la vista, oído, olfato o gusto de una persona, tuviera que pedir permiso para participar en la existencia de ese ser humano.

Cada persona es el ojo, los brazos, el cerebro y el olfato de esa compleja entidad humana que acomete una experiencia en la que se integra la participación de cada uno;

y es la autenticidad y el compromiso de cada uno lo que permite la integridad de todo el proceso.

Las posibilidades para la plenitud personal crecen y también los riesgos de catástrofe puesto que la atención necesariamente requerida a cada individuo es crítica para que los procesos lleguen a buen fin.

El dominio de uno mismo y el examen, sin piedad, de lo propio sustituyen los sistemas de control externo, poniéndose el énfasis en la responsabilidad individual; si esto no funcionara llegaría la catástrofe.

El futuro de la Educación: fomentando las diferencias

La Educación basada en la Escritura asume que todos somos iguales, según el modelo industrial y reduccionista de la estandarización (o normalización) y nos procesa mediante ésta.

Nunca se discute que puedan enseñarse en profundidad otras estructuras cognitivas distintas de la Escritura, en las que participen el sonido, el color o la forma.

Para responder a las necesidades de mayor eficacia de nuestro actual marco pragmático, la educación ha de redescubrir al individuo, aceptando y estimulando las diferencias en aptitudes;

esta actitud fortalecería nuestras comunidades puesto que todas las formas conocidas de energía son una expresión de diferencia y no el resultado de igualación; así, la educación debería suscitar los descubrimientos y la interacción con elementos diferentes; y también permitir la expresión de los diferentes lenguajes, visual, simbólico, dinámico, también escrito…; a la vez el carácter acertado o incorrecto de una propuesta deberá probarse en función de un contexto práctico determinado.

Los grupos de aprendizaje han de estar basados en intereses compartidos y perspectivas diferentes y no ser el producto de una distribución estadística basada en la fecha de nacimiento y el lugar de residencia.

La educación ha de ser pagada por los que se aprovechan de ella, por ejemplo las empresas que contratarán a quienes tengan determinadas destrezas; éstos aprenderán muy motivados puesto que sacarán enseguida rendimiento de lo que saben.

La educación debe promover capacidades, que van cambiando, y no la repetición de un modelo sempiterno. Así, ninguna destreza, ninguna vía cognitiva puede dejarse de lado, tanto por necesidad práctica como por mantener la integridad humana. De otro lado, la educación ha de liberarse del modelo industrial (una fábrica de alumnos que han de sacarse un título).
Hoy se asume, por ejemplo, que un arquitecto ha de saber determinadas cosas (historia, matemáticas, composición…) para hacer casas; pero esto no tiene en cuenta que nuestro marco pragmático, nuestra vida, cambia continuamente y que, a cada momento, hay que aprender cosas nuevas y que nadie lo hace ya para siempre sino que, continuamente, va renovando lo que sabe: el mundo ha roto el ciclo de la repetición, y la educación ha de reconocerlo.
Para preparar gente capaz de adaptarse a las nuevas condiciones la educación va a desarrollarse mediante sistemas multimedia interactivos.
Los grupos de personas que se forman se articularán en comunidades virtuales, vinculadas por la red, gente de diferente condición y edad podrán coincidir en la clase; veamos un ejemplo real:
En un curso de introducción a la crítica artística hay una web con los contenidos que interesa conocer; el trabajo de los alumnos consiste en aplicar esos modelos de crítica (mimética, expresiva, pragmática y formal) a diferentes obras; los resultados de la reflexión de cada uno, para cada tipo de crítica, se expresan en formato hipertextual, uniendo texto e imagen, en variedad de formatos; todos conocen el trabajo de los otros y aprenden los unos de los otros, del análisis, de la expresión, del uso de los diferentes recursos, y pueden implementarlo, por analogía, a su propio proyecto, del que van produciendo versiones sucesivas, cada vez mejores, más eficaces, esto es con más grande expresividad, para los fines que se persiguen.
Cada uno avanza en su proyecto según lo estima conveniente, diferentemente que los otros, sin el corsé de un molde, unidos todos por un objeto común de reflexión (la crítica de arte) y las expectativas comunicativas del hipertexto (<http://www.upf.es/huma/docencia/fha/galeria/treballs>).
En este cambio educativo, la televisión pasa del mero consumo pasivo a la interacción.

No podemos prescindir de la televisión, y hemos de aprovecharnos de ella,

usándola de otro modo, haciéndola interactiva, permitiendo que exprese no sólo una voz, la que emite, como hoy, sino muchas.

La educación ha de ser continua, un proceso de por vida, al que acuden los individuos para reajustarse a lo largo de su vida, tantas veces como sea preciso.

Hay que pensar en un sistema educativo global, de base multimedia que sustituya al actual, cada vez con mayores problemas e inquietudes; mejor gastar en lo nuevo que malgastar en burocracias, apuntalar edificios y reciclar profesores que nada pueden hacer en un sistema educativo que no se relaciona con la vida real.

Las necesidades de la actual, y futura, situación van a determinar grandes cambios en la educación que no es independiente del conjunto social.

Los trabajadores se enfrentan a un trabajo cada vez más fragmentado y mediado, estructurado precisamente así para incrementar la productividad; todos hacemos tareas que, en mayor o menor grado, pueden automatizarse.

El trabajo, casi siempre, se convierte en un empleo pero no es una vocación; nuestra labor es, ciertamente, un medio para ganarse la vida pero, también, para el desarrollo de nuestras expectativas y habilidades, que nos permiten afirmar nuestra identidad en el acto del trabajo.

Deberíamos estar menos interesados en el empleo y más en un trabajo que nos guste. Pero el interés se desplaza hacia la abundancia que podremos comprar con nuestras ganancias y se deja de lado la propia realización personal, porque estamos en una democracia comercial.

 

Oportunidades inesperadas en nuestra Era del Conocimiento

Primero el Ser Humano usó de su fuerza y de sus animales para conseguir sus fines; luego aprendió a usar la energía del medio natural (carbón, petróleo, electricidad…).

Hoy el Conocimiento está en la base de la actividad de nuestras máquinas: los programas informáticos contienen el conocimiento necesario para que nuestras fábricas y máquinas de todo tipo funcionen;

este sistema es de escala global y se usan diversidad de lenguajes para expresar las instrucciones que gobiernan las operaciones de los ordenadores, divididas en múltiples tareas (que llamamos rutinas), y combinadas para obtener el resultado final.

Los recursos cognitivos de nuestra época digital son cualitativamente distintos a los usados en la era de las máquinas puesto no que queman combustible, usando la cognición que está en nuestra mente.

Esto ciertamente va a permitir nuevas e inesperadas posibilidades pero este proceso de carácter digital también puede fallar, como las máquinas; se dice que usamos sólo un 10% de nuestras posibilidades mentales, desperdiciando el resto; va a ser necesario aprovechar mejor nuestros recursos para poder tratar con realidades cada vez más complejas y evitar las posibilidades de fallos.

Hoy no es necesario que un trabajador posea un dominio de todo el conocimiento que su experiencia laboral requiere: es posible escribir una página de web sin saber cómo funciona internamente el programa de edición que se usa, ni el de manipulación de imágenes, ni la estructura del sistema que permite colgar la página en un servidor, etc…

Nuestra realidad exige conocimientos que están más allá de los que una persona pueda poseer, distribuido en herramientas (como los ordenadores) y métodos (como los programas); estas herramientas y métodos, de forma objetiva, efectúan las rutinas que nos son necesarias y, además, las controlan.

En nuestra Era del Conocimiento son necesarios dos fuentes de conocimiento; por una parte está el que se expresa en el trabajo de los especialistas, constituyendo el cuerpo científico; de otra está el sentido común de cada día: hay una fuente infinita de conocimiento en la rutina diaria que expresa la inteligencia del cuerpo social.

Va a ser necesario investigar estos recursos cognitivos cotidianos para mejorar el trabajo individual;

conforme nuestra experiencia vital se hace cada vez más compleja, el riesgo de fallos aumenta, que sólo pueden controlarse mediante mejores recursos cognitivos;

nos enfrentamos a muchas dificultades (limitación de los recursos, necesidades ecológicas, conflictos sociales…) y no podemos detenernos; hemos de forzar la situación, usar más conocimiento para poder resolver estas limitaciones, anticipándonos a las situaciones para evitar el caos.

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