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LA TEORÍA MIMÉTICA

Las Meninas, análisis mimético

 

La consideración del Arte como imitación del mundo ha tenido amplia aceptación en el mundo occidental, desde los Griegos; esta teoría ha considerado que es función del Arte reproducir con fidelidad nuestras apreciaciones perceptuales; esta afirmación se ha visto cuestionada en ocasiones en función del medio expresivo: una casa pintada en una tela tiene dos dimensiones pero aparenta tener tres, justificándose la incoherencia de representación, nadie duda de que tal objeto sea una casa; esto nos hace ver que la representación siempre supone un cierto grado de abstracción o reduccionismo: no se pueden pintar todos los pelos de la barba del modelo, o el volumen de su torso...; así pues siempre hay transformación de la realidad. Por otra parte, la teoría mimética plantea con claridad la validez del concepto de tema y título. ¿Existe relación entre un título y la obra que lo lleva? ¿representa la obra el enunciado del título y viceversa? En ocasiones la relación es firme: retrato de La Familia de Carlos IV, de Goya (Museo del Prado, Madrid), pero en otras no; hay imágenes que han recibido su título siglos después de haber sido creadas, ¿son realmente guerreros,o dioses, los Guerreros de Riace (Museo Nacional de Reggio Calabria)? En muchas ocasiones, el título se limita a ser relativamente compatible con la obra que identifica.


La teoría mimética

 Las Meninas, análisis mimético

meninas.jpg (16875 bytes)Aspecto general
Vemos una habitación de aspecto cuadrangular con personas en su interior. Apreciamos el suelo, el techo, las paredes del fondo, frente a nosotros, y a la derecha. El color de las partes de la habitación es amarronado, de un tono impreciso. Hay diez personajes, primeramente los relacionaremos y después los analizaremos con más detalle. De izquierda a derecha, en una primera hilera, vemos uno que pinta(1), frente a nosotros; a nuestra derecha, contíguo, hay otro agachado(2), junto a uno de poca altura(3), flanqueado a su derecha (nuestra izquierda) por el siguiente que está de pie, con las manos extendidas(4); si seguimos mirando en la misma dirección observaremos otro con un objeto en su derecha, sobre el pecho(5) y, junto al margen derecho, un personaje muy pequeño (6) que va a poner su pie derecho sobre un perro(7) que está echado entre ése y el anterior. En un segundo plano, detrás, entre el de las manos extendidas y el que sujeta, sobre su pecho, un objeto, hay dos más, uno vestido con ropa clara(8) y otro oscura(9). Finalmente, al fondo hay un último modelo(10).


El suelo
El suelo es liso y contínuo. Tiene partes en las que se refleja la luz, especialmente junto al margen inferior de la imagen y, también, detrás, distinguiéndose unos rayos.

 El techo
El techo tiene un aspecto parecido al del suelo;en él, sobre una imaginaria línea central media, vemos dos objetos, redondos, escalonados , como escudos,medallones o embudos, con su base en contacto con el techo y su extremo hacia abajo.Se trata de anclas para colgar lámparas. El color del techo es el mismo que el de las paredes o el suelo pero vemos algunas partes como manchadas: son reflejos de luz.


La pared del fondo
Apreciamos, en la parte más baja, a nuestra izquierda, que es el sector más oscuro, un elemento que parece una puerta, cerrada; a nuestra derecha hay otra puerta, abierta: luego volveremos a ella.

El espejo
Entre ambas hay un objeto rectangular vertical, con un gran marco oscuro que tiene en su interior un hilo dorado; dentro del marco vemos los bustos de dos personajes. Están mirando a nosotros, de frente, pero también algo enfrentados entre sí; el de nuestra izquierda es el más bajo, tiene el busto cubierto por una ropa oscura, siendo clara en la parte del cuello y sobre los hombros; lleva el pelo peinado en un tocado curvado, enmarcando la cabeza como un halo; el de la derecha es más alto; también está cubierto por la ropa, siendo asimismo la parte del cuello y hombro algo más clara; tiene el pelo largo, como una melena lacia. Parece que el primero es femenino, por el peinado, la complexión y la menor altura, mientras que el segundo parece masculino y se le aprecia casi una sombra en su labio superior, como un bigote. Encima del segundo, en el ángulo superior del cuadro en el que están, a nuestra derecha, se ve un cuarto de círculo rojo, como una cortina recogida. Los personajes parecen ser de mediana edad, pero no se distingue con claridad. La luz, en el espacio que ocupan estos personajes, es distinta a la del resto de la imagen: parece que están cubiertos por una neblina brillante o un barniz; ocurre así porque no están allí, sino delante de un cristal, reflejados,ya que este espacio es un espejo; los personajes se perciben alejados, reflejándose desde lejos de la superfície del espejo. Estos personajes estarían en el lugar que ocupamos nosotros cuando miramos a la imagen; el espejo los reflejaría invertidos, actuando su límite, el cristal, como un eje. En la parte superior de este muro frontal vemos dos grandes cuadrángulos, más anchos que altos, horizontalizantes, oscuros; se trata de dos cuadros que cuelgan de la pared. Están dispuestos simétricamente. Debajo del espejo se ve un objeto cuadrangular, como un banco o arcón.

La puerta abierta
Reconozcamos ahora la puerta que está abierta, en el ángulo inferior, a nuestra derecha. La abertura es de unos 60o; es adecuada al hueco que tapa. Está formada por hileras de pequeños cuadrángulos que la recorren horizontalmente, de dos o tres cada una, dispuestas alternativamente. Estas formas se aprecian en perspectiva, dado el ángulo de abertura de la puerta. Detrás de ella hay seis escalones y por ellos transita un personaje, no sabemos si sube o si baja, cada pie en un escalón diferente, contíguos.

La pared lateral derecha
Vamos ahora a referirnos a la pared que queda a nuestra derecha. Primeramente apreciaremos como la vemos y, luego, lo que hay en ella. Parece que estamos muy próximos a ella, casi pegados a la pared, aun cuando nuestro punto de mira es central; percibimos ese muro como si fuera muy largo. En el muro se alternan el lienzo con los huecos de unas grandes aberturas, como balcones: hay cinco, cuatro que vemos completas, muy de perfil, y otra que está alineada con nuestro plano frontal, a la altura de nuestro punto de mira; están hundidas en el muro, distinguiéndose únicamente sus jambas pero no el exterior ni el foco de luz que entra por dos de ellas. No alcanzan hasta el techo, siendo perceptible, en la sombra, el límite de sus dinteles. Como hemos dicho, estas aberturas no han sido todas abiertas: lo está la del fondo y la más próxima, proyectando luz al interior de la habitación; entra mucha luz especialmente por la más cercana a nosotros, destacándose en el suelo sus rayos.La luz de la abertura del fondo entra desde toda su altura, mientras por la más próxima lo hace únicamente desde un punto intermedio de su longitud, aunque más bien alto, como si un postigo cerrara el paso a la luz en la parte de arriba. En cada espacio que hay entre las aberturas cuelgan dos cuadros, uno encima del otro.

La gran tela
La estructura vertical que vemos en el lateral izquierdo es plana, como una pared: se trata de una tela sobre un bastidor, como preparada para ser pintada y sólo vemos una parte, la parte que no será pintada. Está apoyada en una estructura en forma de A, un caballete, del que sólo vemos parcialmente una pata y un travesaño. La luz incide casi frontalmente en el canto del bastidor, proyectando éste su sombra hacia nuestra izquierda. Pasaremos ahora a describir con algún detalle los personajes que aparecen dentro de la habitación.

El pintor
El primer personaje(1) está de pie, mirando hacia nosotros; es masculino, lleva bigote y melena, echada hacia atrás, hasta la base del cuello. Está erguido, un poco inclinado hacia atrás y hacia nuestra derecha, como mirando con atención, con las piernas abiertas. Tiene la cara alargada, bronceada, ojos negros. Parece estar en una etapa avanzada de su juventud, aparentando unos 40 años. En sus brazos, algo doblados, sujeta unos objetos. En la mano izquierda tiene un útil redondeado que mantiene con el dedo pulgar mediante un agujero que lo perfora, con manchas: se trata de una paleta para disponer, y mezclar, los colores; en esa mano también tiene unos palitos sujetos como en un haz: son los pinceles para aplicar el color sobre la tela; también tiene un palo, como un bastón largo que se orienta hacia abajo (probablemente lleva una pequeña almohadilla en un extremo que se apoya contra la tela para determinados menesteres del pintor). En su derecha, algo más alta que la otra mano, sostiene entre sus dedos un bastoncito, como un lápiz: se trata de un pincel con el que está pintando; parece que lo va a mojar en algún color. El personaje viste de oscuro, azul casi negro. Lleva una especie de blusa ancha, cerrada hasta el cuello, con un ribete claro en esa parte; le llega hasta medio muslo, formando, desde la cintura, como una especie de faldita que deja ver el espacio interior de las piernas; las mangas están abiertas en la parte de adentro del brazo, como rota la costura: se dice que son acuchilladas; el tejido interior es blanco. Parece que esta blusa se cierra por delante, que tiene una costura vertical; lleva un ancho cinturón, casi un cinto,de bordes ribeteados con un género brillante, también negro, sobre la que destaca la cabeza de una llave que está ahí sujeta; se ve su circularidad algo acentuada. Viste las piernas con una especie de pantalón ajustado o medias. Como colgando del cinturón, sobre la cadera izquierda, parece que lleva una bolsa, también oscura, del mismo género que su ropa, pero no se puede decir bien, puede ser un vuelo de la blusa. La luz ilumina la manga que queda a nuestra derecha y produce un brillo como de seda. Sobre el pecho, a nuestra derecha, donde está su corazón, lleva, suponemos que bordada, una cruz encarnada que recuerda la forma de una espada, con el mango hacia arriba; se ve algo curvada, inclinada por el movimiento general de su cuerpo hacia atrás y hacia nuestra derecha. En su movimiento casi parece que va a tocar con su paleta la cabeza del personaje que está agachado, inmediatamente a nuestra derecha.

La mujer agachada
Éste (2) es de aspecto femenino, plenamente desarrollado, joven. Está arrodillada, o agachada, de perfil,ofreciéndole, en un plato o bandeja, una jarrita de cerámica roja al personaje que tiene inmediato a nuestra derecha. Apenas se distingue el borde del plato, porque se ve de perfil, horizontal y entre las manos del personaje, pero se ve muy bien la jarrita, de cuerpo esférico y cuello cilíndrico, de un intenso color rojo, brillante porque está barnizada. Con su derecha sujeta los objetos y parece mantener la izquierda en un gesto de equilibrio (ya que su posición no es muy cómoda) o de solicitud. También su cara, de tez más bien clara, normal y proporcionada en sus facciones,puede tener una actitud solicitante.

El vestido de las mujeres
Viste de forma similar a los demás personajes femeninos; haremos una descripción de su ropa extensiva a las demás mujeres ( 2, 3, 4 y 5, exceptuando la número 8). Lleva un vestido que tiene la parte que va del cuello a la cintura ceñida al cuerpo, con el cuello amplio, mangas anchas y puños cerrados y sobrepuestos. Las mangas de este personaje, y de los tres siguientes, son parecidas a las del personaje masculino anterior, todas parecen acuchilladas, abiertas a lo largo en la parte interior del brazo, dejando ver un forro claro. En este personaje el cuerpo no se aprecia claramente por la posición de los brazos, que lo tapan y, también, por nuestro punto de vista; nosotros lo suponemos comparando con los otros citados. Desde la cintura hasta los pies lleva una falda muy amplia, como semiesférica, con una especie de sobrefalda, que cubriría la parte que rodea las caderas, todo alrededor. El vestido es azul, en varios tonos, más clara la parte del cuerpo y sobrefalda, más osura la parte de la falda. En este vestido hay bordados unos adornos, también azulados: a los lados lleva una especie de hexágonos, o escudos, con franjas verticales en su interior, los lados superiores e inferiores del polígono son convexos y también se ven algo curvadas, por la forma y posición del tejido, las franjas que lo decoran; en la parte baja, como una orla, lleva un adorno formado por seis franjas, que están sobre el suelo, por la postura del personaje. Tiene el pelo, castaño oscuro, recogido hacia atrás, en la parte superior de la cabeza, con un adorno prendido en él, y suelto hasta la base del cuello desde la altura de las orejas, ondulado.

La niña
El personaje que está más a la derecha(3), mirando hacia nosotros atentamente, pero no frontalmente, algo ladeado hacia nuestra derecha aunque girando sus ojos hacia nuestra izquierda, el que toma la jarrita que le ofrece el anterior, es una niña de unos 6 a 8 años. Está de pie. Viste de forma similar a los otros personajes femeninos, apreciándose muy bien las partes de su vestido, con una costura que lo recorre verticalmente, como un eje (sagital); lleva un adorno sobre el pecho, con algo rojo en su base; también las mangas están muy adornadas por bordados;la textura del vestido es como de seda brillante. Tiene los ojos oscuros pero el pelo es muy rubio, peinado como los demás personajes femeninos, pero un poco más largo, cubriendo los hombros, y liso. En su muñeca izquierda lleva algo rojo, quizás un lazo o pañuelo.

La mujer de los brazos abiertos
Más a nuestra derecha, contíguo a la niña, hay otro personaje femenino que mira y se inclina hacia ésta (4). Su cara, redondeada, tiene una expresión delicada y algo ausente. Viste como los que hemos descrito antes y lleva el pelo algo más recogido pero es en todo similar a ellos. Lleva los brazos al extremo de la sobrefalda, hacia la parte más exterior de ésta. Su vestido es bordado diferentemente, pero en un mismo estilo: lleva una amplia orla en las partes más bajas de la falda y sobrefalda y también otra marcando el eje sagital, de arriba abajo, del cuerpo. Parece que tiene un lazo o pañuelo rojo en ambas muñecas. La luz la ilumina parcialmente, destacando cabeza y parte del cuerpo a nuestra derecha. Se trata de una mujer joven.

La enana
Más a la derecha, adelantado, inmediato al anterior, hay otro personaje, también femenino(5). Mira hacia nosotros. Es más bajo que el anterior, casi del mismo tamaño que la niña, parece algo más alta, quizá porque está un poco adelantada respecto de ella. Su cabeza parece grande en proporción con su cuerpo, de aspecto rechoncho; sus facciones están como aplanadas, y son anchas y es chata; el conjunto de su cara resulta deforme. Lleva el pelo largo, echado hacia atrás, suelto. Por su defecto, resulta difícil calcular su edad: en todo caso, no parece ser vieja. Viste similarmente a las otras mujeres; su ropa es de un azul oscuro, con ribetes en el mismo tono, pero más claros, contrastando. Tiene su brazo izquierdo doblado, con la mano sobre su pecho sujetando un objeto redondeado. Parece que lleva una gargantilla colgando del cuello. También en este personaje podemos apreciar, en el brazo a nuestra izquierda, la manga acuchillada, característica.

El hombrecito
En el extremo lateral derecho, encuadrado en el ángulo inferior, queda otro personaje (6). Parece un niño que va a molestar con su pie derecho a un perro, manteniendo los brazos en movimiento, más alto su derecho que el izquierdo. No se ve completo ya que queda cortado por el margen de la pintura: la espalda y el talón derecho quedan fuera de nuestra vista. Lleva el pelo largo y suelto, hacia atrás, que le cae a un lado, más allá de su mejilla derecha. Parece, por su expresión, que está concentrado en lo que hace: presionar con su pie sobre la parte posterior del lomo del perro. Viste una especie de blusa rojiza, con cuello ancho blanco; también son blancos los puños; lleva unos calzones cortos, del mismo color, con algo de brillo y medias y zapatillas de ese tono.

El perro
En ese ángulo, en primer plano, está el perro (7); es grande, como un mastín, está echado sobre sus patas, pero con la cabeza erguida; mientras que su cuerpo es paralelo al margen inferior del cuadro, y lo vemos a lo largo, en todas sus partes, su cabeza miraría hacia nosotros, casi frontalmente; no lo hace ya que tiene como cerrados los ojos; todavía no se ha producido el contacto de aquel pie en sus cuartos traseros. Este perro recibe la luz frontalmente, puede ser que por eso cierre los ojos, o está soñoliento, y sus patas delanteras producen algo de sombra hacia el interior de la habitación.

Los personajes en segundo término
En segundo término, entre los números 4 y 5, vemos dos personajes más y, al fondo, en la escalera, hay otro (10).

La mujer de la toca
Uno parece femenino (8), se encuentra frontal a nosotros, pero algo girado hacia nuestra derecha, relacionándose con otro. Viste distinto que las demás mujeres, como una monja, como si llevara hábito: toca y pechera blancas y velo oscuro; su mano derecha está a la altura de la cintura, arqueada, muy arrugada la manga, también blanca; la izquierda se levanta, blandamente, también arqueada, a la altura del pecho, en el aire, destacando sobre la pechera. Vemos su cara, casi de perfil, acercándose al que tiene al lado; su edad es indeterminada, pero más bien se diría que es joven.

El hombre en segundo plano
Algo atrás del anterior (9), de frente a nosotros, un personaje parece que mira atentamente; se ve borroso, como si el ojo lo desenfocara en la distancia; parece un varón, erguido, vestido de oscuro; tan sólo apreciamos su cabeza y cuerpo, no sus piernas; tiene las manos cruzadas sobre la cintura; lleva un cuello blanco. Tiene el pelo cortado en una melena corta, echado hacia atrás, suelto; parece llevar la cara afeitada; su edad es indeterminada, pero su aspecto es maduro, como ablandadas ya sus facciones por el paso del tiempo.

El hombre de la escalera
Viste de negro (y 10), lleva una capa que le llega hasta las rodillas; sujeta un sombrero en su mano derecha y con la izquierda parece que agarra, recogiendola, una cortina, cuya tela vemos sobre su mano. Este personaje parece masculino, con una sombra sobre al labio superior, como un bigote; es de mediana edad, tiene poco pelo sobre su frente, como si fuera algo calvo. El ámbito en el que se encuentra está muy iluminado desde la parte que queda a nuestra derecha, proyectándose la luz, como un rayo, hacia el interior, pero no vemos su foco.


De: CHORDÁ:"Aprendiendo a Mirar el Arte", pp. 103-110.

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