ANOREXIA, LENGUAJE DEL CUERPO.

Artículo publicado en el Diari de Girona de fechas 07-07-1996

Los medios informativos que tratan el tema basan este síntoma en problemas relacionados con el culto al cuerpo, es decir, como consecuencia de dietas extremas, de estética corporal; presentan varias anoréxicas y hacen las preguntas de rigor, siempre bajo la óptica de la delgadez extrema. Esto está contribuyendo a la desinformación reforzada, a veces,por especialistas de la medicina.
Basarse únicamente en la imagen que proyectan no es centrar el problema. Sepan que hay
síntomas tan preocupantes como éste pero que pasan desapercibidos fuera de las consulta,
debido a que se manifiestan en forma de ideas obsesivas, de angustia..., no tan evidentes como
un cuerpo esquelético,  y que están sufriendo personas de nuestro entorno. Para ser fieles a la
clínica y ayudar a quien lo necesite, no podemos limitarnos a pensar en el cuerpo como organismo biológico, como carne y huesos exclusivamente. Todos, hasta los invidentes tienen una idea de cuerpo, seguimos más o menos, es cierto, patrones estéticos dictados por las
modas; pero, igualmente sabemos dónde está el límite más allá del cual la vida está en peligro.
Cualquier chica o chico sabe cuál es el punto exacto de su silueta, a partir del cual está y se
siente atractiva. Es absurdo pensar que adelgazan para estar más bonitas. Necesitamos ampliar
la idea del cuerpo y entender que a veces nos habla, queriendo manifestar un mensaje.
No es menos cierto que ciertas adicciones tiranizan el cuerpo, drogas, alcohol..., álgias sin base
orgánica, somatizaciones. Es decir, algo en nosotros nos invita a sufrir y ni los consejos ni las
buenas palabras nos hacen cambiar ciertos hábitos perniciosos. ¿Cuál es la razón de peso para
castigar al cuerpo de esta manera? ¿Qué hay detrás de este deseo de maltratarnos?. Decimos
que hay un cuerpo que goza la enfermedad, al que denominamos "cuerpo real" y que lo hace
por cualquier motivo difícil de averiguar. Este es el cuerpo anoréxico, el quid de la cuestión, Hay otro cuerpo que diremos "cuerpo imaginario", pura fachada externa, el cual nos trae de
cabeza: hacemos deporte, lo redondeamos comiendo como sibaritas, buscamos prolongaciones del mismo conduciendo un coche lujoso, o con una buena compañía, con ropa de marca o con una segunda residencia. Este es el cuerpo del que tanto se habla cuando se trata el tema de la anorexia; el cuerpo como imagen anatómica. Como que lo vemos tan delgado, algunos piensan que la persona que lo lleva tiene un problema de distorsión, de deformación de la imagen corporal, ya que se sale del canon. Si las cosas fueran tan fáciles podríamos corregirlo con simples gafas.
Pero tenemos que referirnos al "cuerpo simbólico", el cuerpo que habla, que no es el cuerpo
de carne y huesos, sino el que se expresa con la mirada, el rostro que gesticula, que quiere
manifestarnos algo, que llama la atención y de manera anormal, atípica, alarmante. Este también
es el cuerpo de la anoréxica. Un cuerpo que anula las curvas como reclamo sexual, un cuerpo
sin menstruación; cuerpo que pone en guardia a la familia, que la reactiva, porque de eso se
trata, de llamar la atención, de despertar, de ponerla a trabajar alrededor suyo.
Hacer caso exclusivo al cuerpo imagen es caer en el error, en la trampa que nos prepara la
anoréxica, como una buena histérica (no despectivamente) siempre atenta en espera a que la
invitemos a comer para negarse, insistiendo en su delgadez. La anoréxica es "un hueso duro de
roer". La histeria se adapta a la moda y despista con el cuerpo, es alarmista, espectacular. Al ser una estructura, una manera de enfermar, se da tanto en hombres como en mujeres. Es del
cuerpo simbólico y de su mensaje del que tenemos que estar atentos y a partir de aquí averiguar el porqué gozar de un cuerpo real tan delgado. Del cuerpo imaginario y de la recuperación del peso que se encargue la medicina, ya que la vida está en juego. De los otros dos, el que ha elegido esta manera de sufrir y el que quiere hacer la denuncia, nos encargamos aquellos que defendemos  la palabra como medio de cura y os ofrecemos a vosotros anoréxicos la posibilidad de interpretar  vuestro jeroglífico.