LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS
Han pasado 100 años desde la primera edición de “Die Traumdeutung”,
tiempo suficiente para juzgarla y desde esta perspectiva temporal valorarla
como una aportación crucial al conjunto de la clínica y al
conocimiento del ser humano. Quando es preguntado Freud sobre cuáles
habían sido sus grandes obras, muy humildemente manifiesta que la
teoría sexual y la interpretación de los sueños, ya
que en ellas quedaba plasmada la importancia del deseo del sujeto. Iniciaba
un camino parecido al de Copérnico y Darwin poniendo en duda ciertas
creencias narcisísticas muy enraizadas entre los racionales.
Al inicio del siglo, Freud estaba elaborando un nueva teoría,
en cierta manera ya presente en la literatura, en la poesía, en
la mitología, en el folclore, pero que hasta ahora no disfrutaba
de una estructura donde basarse. Es en aquel momento un neurólogo
que observa que el saber médico es insuficiente para abordar los
problemas de la clínica, en especial de la histeria. Su “Eureka”
tiene lugar después de interpretar el sueños de “La inyección
de Irma” y es cuando le comenta a un amigo que posiblemente en el restaurante
Bellevue de Viena, algún día colgará una placa donde
diga: “Aquí le fue revelado al Dr. S. Freud el secreto de los sueños,
el día 24 de junio de 1895”.
El libro es editado el 4 de noviembre de 1899, pero el editor le cambia
la fecha por la de 1900. La obra es fruto de un verdadero esfuerzo y una
vez acabada pasa inadvertida por la prense, debido a su poca cientificidad.
Con el paso del tiempo es traducida a muchos idiomas. En España
aparece en 1922. Hoy por hoy es de una lectura fresca para el neófito
y de profundidad manifiesta para el especialista.
La “Traumdeutung”, es un recorrido por la mitología, por la
obra de Shakespeare, Goethe, Heine, Sófocles… algunos habían
tocado el tema de los sueños: Hildebrandt y Scherner, pero ninguno
como él hizo que cristalizara en una sólida teoría.
Se enfrentaba a los más recóndito del ser humano, hasta el
punto de afirmar que sería la vía regia para conectar con
el inconsciente. Era su método y su vida, tal vez por ello escribe
en la porta la frase de “La Eneida” de Virgilio: Flectere si nequeo Superos
Acheronta movebo” (Si no puedo dominar los poderes superiores, moveré
las regiones infernales). Lo que estaba rechazado por la mentalidad consciente
se manifestaba en el mundo oculto del inconsciente, sólo faltaba
un método de lectura.
Tal y como le comunica a su amada Marta Bernays, él soñaba
mucho. Estaba haciendo su autoanálisis, siempre ayudado por la correspondencia
que mantenía con el otorrino Fliess, recientemente había
muerto su padre y había fracasado en su teoría de la seducción,
según la cual, sus pacientes le comunicaban que habían sido
seducidas por sus progenitores. Años más tarde dijo: “Ya
no creo más en mi histérica”. Era un momento, por tanto,
clave en su elaboración teórica. Invitaba a todos los de
su alrededor a que le aportaran sueños para recoger material, él
mismo, su hija Anna, su nieto y especialmente sus pacientes, los cuales
le comunicaban dentro de la asociación libre muchos de los sueños
donde él encontraba parecido y conexión con los estados alucinatorios
de los psicóticos.
El sueño no es nada más que una manifestación
del insconsciente. Hay sueños inocentes, que tan solo quieren manifestar
necesidades; otros, hacen servir los recursos más rebuscados que
invitan a su lectura. Todos conocemos el sueño del Faraón
interpretado por José, o aquel otro famoso que tiene lugar cuando
Alejandro Magno, ante el sitio a la ciudad de Tiro, sueña con un
sátiro. Angustiado por la intriga busca un intérprete que
le dice: Sátiro quiere decir: -¡Ta Tir! (Tiro es tuya). ¡Adelante,
Ataca!.
Freud observa que hay contenidos en la consciencia que por su carácter
son vergonzosos, hostiles, sexuales, tal y como pasaba con los sentimientos
de amor y de odio hacia los progenitores por parte de los niños
que teoriza en el Complejo de Edipo. Por tanto, son rechazados, reprimidos,
censurados. Pero el deseo no queda satisfecho y busca nuevas maneras de
manifestarse y satisfacerse. Cuando dormimos, la censura se relaja y lo
que no hemos podido conseguir durante la vigilia, se realiza en el sueños.
El proceso onírico nos dice que lo que no podemos satisfacer
en la realidad, encuentra satisfacción mediante la pantalla alucinada
de la fantasía. En el sueño los que quieres se realiza,
no necesita que te levantes y lo hagas. La pesadilla sería un fracaso,
no se ha inventado la solución.
La realización del deseo no se hace como en la vida ordinaria,
sino de forma disfrazada, por eso aparece como enigma, desconcertante,
desprovisto de sentido. Hace servir las técnicas más precisas
de ocultamiento. La censura es especialista en los juegos de palabras,
en la analogía, en el uso de los contrarios, en las contradicciones,
pero en especial dos figuras claves, la metáfora como condensación
y la metonimia como desplazamiento… El trabajo del sueño es la posibilidad
de pasar del contenido manifiesto (lo que explica el soñador) al
contenido latente (lo que esconde el inconsciente). Todo ello constituye
la interpretación. Interpretar no consiste en dar explicación
al simbolismo onírico, sino en escuchar atentamente la manera como
explica cada persona su sueño, es decir, cómo pone en escena
el guión que ha confeccionado. Por tanto es bueno alejarse de los
manuales de recetas interpretativas basadas en referentes simbólicos.
Lo que cuenta es el relato y las asociaciones a él ligadas. Lo que
nos enseña su lectura es una pesadilla para el “Cogito, ergo sum”
de Descartes. Del pienso, luego existo, al ¿Quién ha escrito
esta noche, mientras dormía, el guión de un texto creado
por mí, pero del cual soy ajeno?. “Pienso, luego soy pensado por
mí”. Freud contribuye de esta manera a conocer que el inconsciente
no es un depósito de pulsiones, un pozo de maldad, sino que su estructura
es la del lenguaje, El inconsciente está estructurado como un lenguaje,
que diría Jacques Lacan. Un saber sin sujeto en definitiva.
Han pasado cien años de posibilidad de lectura del deseo que
han dejado de manifiesto cómo el inconsciente se expresa y cómo
es sensible a la historia.