¿Qué podemos saber del psicoanálisis a través de una página web?.

Poca cosa, incluso el intento aclaratorio puede ser negativo. Esto no evita que se aporte un  poco de luz, especialmente para evitar los prejuicios y las valoraciones interesadas que se vierten sobre el tema.
De todos es sabido que  nuestra vida   sufre desajustes más o menos incapacitantes en relación a los afectos,  a los cuales les damos el nombre de enfermedades psíquicas. Unas son más alarmantes que otras, pero todas forman parte de una reacción o una respuesta interna de la persona; pertenecen en definitiva a nuestra propia novela familiar y son motivadas por el hecho de ser sujetos que se interrogan, seres deseantes. En las manifestaciones sociales, literarias o artísticas, desde que la humanidad es humanidad, hemos tenido oportunidad de ver reflejadas nuestras pasiones, por ello Freud decía que el psicoanálisis ya existía, sólo había que escribirlo. El psicoanálisis nace de la indigencia médica, de la incapacidad de la ciencia para dar respuesta a estos interrogantes desde su positivismo. Freud, médico, neurólogo abandona ese saber y se adentra en las profundidades del inconsciente elaborando una teoría completamente nueva. Por tanto el psicoanálisis es un método de investigación de las actividades inconscientes, es un corpus de saber sobre la vida psíquica y más allá y no exclusivamente, es un método de tratamiento de enfermedades.
La sexualidad, el pansenxualismo, el hecho de que todo descanse sobre la sexualidad, es tal vez una de las críticas más exacerbadas que se han vertido sobre el psicoanálisis. Nada más lejos de la realidad. Freud se encargó de diferenciar genitalidad (la sexualidad como reproducción) de la sexualidad, como conjunto de afectos que dirigimos a los otros o a nosotros mismos. Lacan remarcaría que no hemos inventado ninguna perversión nueva, quien quiera leer una sexología que le pueda excitar está perdido con el psicoanálisis, sería mejor que leyera el Kamasutra.
La cientificidad.  La física es el modelo más poderoso de conocimiento científico. El psicoanálisis no sigue este camino, ciertamente no se basa en el método nominalista de medidas e igualdades. Lo que Freud observaba en sus pacientes no tenía respuesta, ni la tiene, dentro del marco de la ciencia: las parálisis histéricas, la angustia, la depresión, las fobias, las psicosis, las ideas obsesivas, los lapsus, los actos fallidos, los sueños,… no encuentran sentido en el positivismo. El objeto del psicoanálisis es el inconsciente. Esto no quiere decir que el psicoanálisis y la ciencia estén en contradicción. Hoy la lingüística, la antropología, la topología y la lógica  matemática, la óptica, la filosofía… y otras disciplinas son usadas como recursos analíticos.
El dinero.     Otro de los achaques que se vierten sobre el psicoanálisis. Nadie negará el coste económico que supone un proceso de cura, pero ello no supone que sea elitista. Los psicoanalistas analizamos a pacientes de todas las clases sociales. Lo que sí sorprende es que al psicoanálisis se viene a trabajar y encima se paga; todo lo contrario que la norma en el mundo capitalista. ¿De cuánto está uno dispuesto a desprenderse para salir de su síntoma?. El dinero no está estandarizado, está bajo análisis y es un tema a tratar entre paciente y analista, por ello existe la oferta y la demanda. Lo que se paga y la manera de hacerlo forma parte del análisis.
El tiempo.   ¿Cuánto tiempo?. Diferenciamos tiempo cronológico de tiempo lógico. Es cierto que se requiere largo tiempo, pero siempre sujeto al avance del análisis y este depende de la palabra, del dicho del analizante, que no suele depender de la cantidad, sino del momento. Pero si comparan, no suele ser más largo que cualquier otro tipo de terapia. A nosotros nos interesa el tiempo  lógico como momento analítico, como momento de interpretación. El tiempo cronológico es medible, el lógico requiere de la sorpresa.
La cura.  Curar para nosotros no es adaptar al sujeto a la realidad, a la norma, a lo estipulado socialmente. No consiste en aconsejar, ni sugestionar, ni en conducir al sujeto hacia un ideal, menos aún al ideal del analista. Curar es enfrentar al analizante con la verdad de su deseo y con los significantes que han constituido su existencia. Lo que haga  con ella después, no nos concierne. Cada uno genera su propio modelo de vida. No es hacer consciente lo inconsciente, sino que la persona acceda a su propia verdad y comparta la existencia con ella.
La palabra.   La asociación libre es nuestro método. Hablar de aquello que motiva al que sufre. Hablar, algo tan fácil pero que cuesta tanto. Entre el decir y lo dicho hay una gran distancia. El sujeto sabe más de lo que dice y ahí está nuestro oído para devolver aquello a lo que somos sordos. La palabra no es la sugestión, ni el consejo, ni la penitencia. La palabra, el significante, es el vehículo del deseo. El medicamento es el silencio del síntoma, por ello no creemos en soluciones químicas para problemas psíquicos.


  ¿Qué les puede aportar el psicoanálisis? La experiencia de aquellos que han pasado por un proceso analítico pone de manifiesto opiniones bien diversas (es el caso por caso):

•  Algunos comentan la resolución de problemas familiares y de un planteamiento vital diferente.

•  Otros, planifican de manera distinta su relación afectiva, pacificando en cierta manera su relación con el amor, a veces a través de pactos con Eros.

•  Los más, dicen haber hecho desaparecer sus angustias y en especial sus muchas somatizaciones: migrañas, jaquecas, dolores estomacales.

•  También otros que cambian de manera radical su relación con el trabajo, sus inhibiciones laborales y sus situaciones estresantes.

•  Evidentemente existen los críticos. Pero siempre, todos evidencian que es una experiencia ética única basada en la cura por la palabra.