Eduardo Chillida
Mutació


Autor:  Eduardo Chillida (1924)
Tipo de obra: Escultura abstracta no figurativa en acero

Estilo: Informalismo

Cronología: 1959 - 1963

El máximo representante de la escultura informalista en España, es Eduardo Chillida (1924), un artista nacido en San Sebastián, con fama internacional corno Tapies y uno de los primeros conocidos y premiados fuera de España.

Aunque estudio arquitectura, Chillida se dedico a la escultura desde 1947 y sus primeras obras arrancan por un lado de la escultura primitiva – de la Grecia arcaica y los kouroi, corno la serie Torsos, de 1950, y de Henry Moore, al que conoció en sus viajes al extranjero. De la primera extrae la solidez y el aire totémico propios de ella, pero también de la escultura de vanguardia, y del segundo, la idea de monumento sólido. 

En 1951, en Hernani, lleva a cabo un cambio importante: introduce el hierro, trabajando con un herrero en la forja. Allí Chillida encuentra sus raíces: las tradiciones vascas, propias de una sociedad rural y también la artesanía de esa sociedad. A partir de entonces, a partir de Ilarik (piedras funerarias, en euskera), la estela funeraria que realiza en 1951, su primera escultura abstracta o no figurativa, corno el mismo la denomina, Chillida pone sus esculturas a hablar en euskera (y esto es importante en un Estado que prohibía las lenguas vernáculas). Materiales tradicionales – madera y hierro forjado – y formas que se enraízan en la cultura vasca, instrumentos de labranza hincados con fuerza en el tronco de madera, que deja de ser simplemente base para convertirse en escultura.

Este discurso en euskera tiene un momento especial en 1944 cuando colabora en la basílica de Aranzazu, con Oteiza y Lucio Muñoz, y realiza las puertas de hierro que son, en si mismas, esculturas.

Pero la llamada de la arquitectura es cada vez mas fuerte y, con los años, Chillida aumenta la escala de sus esculturas, construyendo cobijos, lugares que tanto son esculturas como arquitecturas – Gure Aitaren Etxea, de 1988, en Guernica –, fabricadas además con materiales arquitectónicos corno el cemento armado. Y también es cada vez mas fuerte la llamada de la naturaleza: Chillida trabaja con ella, la hace formar parte de su escultura, o, mas bien, hace que ambas formen parte de un todo. Elogio del horizonte, en Gijon, o El peine de los vientos de 1972-1977 en San Sebastián, rebasan su condición de esculturas para hacerse paisaje. 

Las formas en Chillida Tanto en el Chillida denominado íntimo, como en el que trabaja a escala humana, como en el que hace piezas para interiores, como en el que crea obras para los espacios públicos, encontramos unos juegos constantes de masas y volúmenes, habitados por el aire, que nos muestran su preocupación por situarse en el linde de las coses, las materiales y las espirituales, siguiendo un discurso no lejano del que contraponía el lleno (to pleon) i el vacío (to kenon) en la filosofia griega, una oposición paralela en la que se establece entre la materia y el espacio, en un sentido más profundo. entre el ser y el no ser. 

Chillida  define los espacios, va abriendo huecos y ventanas y descubriendo los vacíos, para situarse en los límites de las formas. Muchas veces se ha asociado la obra de Chillida con la arquitectura, el mismo se ha definido como el "Arquitecto del Vacío" y esto no se puede negar en cuanto al uso que hace de los elementos tridimensionales, aunque los elementos que trabaja Chillida son esencialmente -proto-arquitectónicos- es decir se situan en un estadio previo, que no tiene como objetivo contruir, sino articular, trabajar con la masa y el vacio y conseguir del hierro, la madera el alabastro, el hormigón o las cerámicas una nueva dimensión.

 
Pàgines de batxillerat humanístic i artístic. Javier Arrimada 2010