Josep Llimona
El Desconsol



Autor: Josep Llimona (1864- 1934)
Tipo de obra: Escultura femenina de mármol 67 x 76 x 80 cm
Estilo: Modernismo simbolista
Cronología: 1903 -1907
Localización geográfica: Parc de la Ciutadella, Museo de Arte Moderno, Barcelona

Descripción y análisis de la obra:
La fama de Josep Llimona es producto sobre todo del tratamiento que da a la figura femenina. De un bloque de mármol surge, como en una reedición de las figuras inacabadas de Miguel Ángel, un hermosa figura femenina, desnuda, que recibe su nombre, “Desconsuelo” de su postura caida, entre patética y melancólia. El escultor ha sacado literalmente la figura del duro mármol, como lo demuestra su íntimo contacto con un enorme trozo de material casi sin trabajar, es como si la escultura se liberase de su lugar de origen.

El desnudo permite apreciar toda la serenidad de la talla, la sensibilidad y delicadeza con que es tratado el tema son muy fáciles de apreciar, nada queda oculto, salvo la cara de la protagonista, lo que ayuda a identificarse al espectador con la sensación desesperada de la figura. La nobleza del mármol permite un detallado trabajo de formas y clarooscuro, dejando perfiles completamente libras. Hay una blandura exquisita, que contrasta con la dureza del material. La figura permanece postrada sobre las rodillas y los brazos extendidos, sore el propio núcleo de mármol, es una mujer joven, con el pelo suelto tapando la cara y cayendo sobre los brazos.



La figura pertenecía en un principio a un grupo escultórico que debería estar destinado a un panteón funerario. Esto produce un tipo de mujer misteriosa y delicada que oculta el rostro en una actitud de abandono, y que se trasluce a través de la suavidad del mármol. Los contornos construyen delicadamente una curva, donde se esconde el mundo interior del personaje, invisible al espectador, que solo puede contemplar una figura en estado de abatimiento total.

Aspectos técnicos y estilísticos:

La influencia de Rodín en la escultura de principios de siglo es enorme, sus obras eran conocidas por los escultores catalanes contemporáneos, tanto por los frecuentes viajes de estos a París, como por la oportunidad de ver un buen número de estas obras en la exposición internacional de 1907. Pero en la primera década del siglo XX los artistas catalanes como Clarassó y Llimona se centran básicamente en la representación de la figura femenina desnuda, de contornos difusos, formas redondeadas, actitudes lánguidas, sonrisas enigmáticas y ojos cerrados, evitando en lo posible la sensualidad y la vitalidad de las figuras de Rodín. La actitud de pasividad y de misterio de estas figuras definen las características esenciales de la escultura de este período. 


Es el último período de permanencia de la idea clásica, antes de la revolución cubista y abstracta, cuando se idealizan los temas próximos al realismo y al naturalismo, de los que Josep Llimona es el ejemplo más claro, el más representativo de los artistas modernistas ligados a la alta burguesía. Además de las estatuas monumentales como la de Ramón Berenguer el Grande (Via Laietana), se ocupó preferentemente de retratos y figuras idealizadas de todo tipo: religiosas, mitológicas, simples desnudos.

Lo que dominaba en el escultor era, sobre todo, el buen gusto, es decir, la eliminación de todos los aspectos que, por una u otra razón, podían molestar al hipotético espectador: la crudeza de la realidad, las cosas feas, las pasiones bajas, las escenas desagradables.

Todo esto ha desaparecido de su idea de escultura. Hay, en resumen, un desprendimiento de la realidad cruda y cruel, como si esta debiera ser depurada y ennoblecida. La nobleza aparece en Llimona por todas partes: en el tratamiento del mármol, en la composición y disposición de la figura y en el planteamiento de los temas.


 
Pàgines de batxillerat humanístic i artístic. Javier Arrimada 2010