Joaquim Sunyer
Tres nus en el bosc (1913-1915)
(també conegut per paisatge amb tres nus i Pastoral)

 

Título: Tres desnudos en el bosque
Autor: Joaquim Sunyer
Cronología: 1913 -1915
Material: Óleo sobre tela
Localización: Museu d'art Modern, Parc de la Ciutadella, Barcelona.

Análisis de la obra:
El cuerpo femenino, con toda su carnalidad y calidez, se instala en la pintura de Sunyer y cobra un protagonismo paulatino en su temática al lado del paisaje, o mejor dicho, complementada en él. Interpretando con una gran independencia el mensaje constructivista de Cézanne, el sintelismo de Gauguin y el vitalismo del Matisse de la "Joie de vivre", Sunyer elaboró con un rigor admirable su peculiar visión poética del paisaje y los tipos de su tierra. Tan sólo a posteriori su aportación fue aclamada casi unánimemente como el modelo de referencia principal del mencionado "novecentismo".

Las varias versiones del tema de las bañistas o de las composiciones de desnudos femeninos en el bosque, entre 1913 y 1916 acusan un proceso de simplificación tanto del dibujo como del color debido al contacto de Sunyer con Picasso, Braque y los pintores cubistas que se reunían en Ceret, aglutinados por Manolo Hugué. Hay también en ellas un cierto expresionismo del dibujo de desnudos en movimiento a la manera de Signorelli, cuyos frescos de Orvieto visitó Sunyer en 1913-14, durante un viaje a Italia.

En estos desnudos, hallamos un Sunyer protocubista, absorto en la construcción de los puros volúmenes, cadencias y ritmos lineales, simplificando sus sutiles gamas de tonos plateados, sobrios azules, verdes y ocres agrisados. El poeta y crítico de arte Gabriel Ferrater describía "esta aptitud para construir todas las formas del cuadro como construcciones particulares de una misma forma ideal general, para hacer que todas rimen y se evoquen y se sostengan unas a otras" (Sobre pintura, Seix Barral, 1981, p. 246).

Corresponden también a esta etapa las composiciones más conocidas de Sunyer, Pastoral y Mediterránea, (ver abajo, en otras obras), ambas presentadas en la exposición de la galería Faianç Catalá de Barcelona que consagró al pintor en 1911 como paradigma de este movimiento. Del primero, un desnudo femenino rodeado de corderos, un perro y varias aves en un paisaje de pinos y suaves colinas resume el sentido de aquélla gloriosa integración tectónica de figura y paisaje defendida por el maestro de Aix-en-Provence aplicándolo a un lirismo más suave, de volúmenes redondos y ritmos curvos, haciendo reverberar las líneas del desnudo en las rocas, los troncos y las copas de los pinos. "Es la carne del paisaje: es el paisaje que animándose se ha hecho carne", escribió Maragall con estusiasmo acerca de esta obra. El mismo alcance programático, idéntico tono ideal y virgiliano, tiene Mediterránea, una equilibrada e ingeniosa composición a base de arcos contrapuestos que traban las figuras desnudas de una pastora y un pescador jóvenes con el marco idílico de una cala de las cercanías de Sitges. En este lienzo Sunyer introdujo con magistral naturalidad los emblemas de la estético novecentista: el mar azul, la barca de vela latina, las golondrinas, la flor de pita.

Extracto de la revista ANTIQVARIA - JUNIO 1999. Nº 173 sobre la exposición celebrada en Junio y Julio en la Fundación Mapfre Vida de Madrid

Pastoral, 1919 - Museo de Bellas Artes de Bilbao

Formación del autor:
Desde su primer viaje a París en 1896, Joaquim Sunyer alternó sus estancias entre Francia y España, y evolucionó dentro de una estética de la luz, del color, y de presencias matéricas, al tiempo que interpretó la tradición del arte catalán desde la perspectiva moderna que aportó el "noucentisme". Formado en Barcelona, en la Escuela de Bellas Artes, junto a Nonell, Torres García, Canals y Mir -con el que solía recorrer los alrededores y los suburbios de la ciudad para pintar paisajes del natural-  la denominada generación postmodernista, agrupados en la "Colla del Safrà". 

Desarrolló un tipo de lenguaje artístico muy personal que supo conectar con los movimientos que transformaron el arte de comienzos de siglo. En este período creativo, que ha sido denominado "la época de París (1896-1909)", en el que Sunyer realizó una creación que trata de emular los planteamientos impresionistas y posimpresionistas de artistas como Monet, Degas, Forain o Daumier, y en el que cultivó más el grabado y el pastel que la pintura. Las dificultades económicas por las que atravesó durante sus primeros años en París, le hicieron plasmar las escenas miserables, la vida popular y obrera que conoció, aunque más tarde, y a medida que su situación fue mejorando, prefirió representar escenas de Montmartre y de interiores, en las que la materia pictórica cobra un gran protagonismo.


Pastoral: 1918 -Óleo y gouache sobre papel 33,5 x 46 cm

A partir de 1909, Sunyer dio comienzo en Sitges a una nueva etapa creativa, la que denominó su "segunda vida artística" caracterizada por la representación de paisajes muy sencillos en la composición, austeros, que parecen recoger esencias primitivas en la perfecta delimitación de los volúmenes y en la pureza del dibujo, y que expresan un profundo sentimiento de la realidad mediterránea.

En esta etapa, que ha sido denominada "Hacia un nuevo lenguaje 1909-1911", realizó una de las obras consideradas como paradigma de la pintura noucentista catalana. Es la denominada "Mediterránea" de 1910-11, un óleo que ha contribuido decisivamente a difundir los rasgos que definen la estética noucentista, como la identificación de la mujer con un tipo de paisaje idílico, o la utilización de la línea, el color y la luz como instrumentos para transmitir un mensaje.

Durante este período pintó también numerosos retratos de miembros de su familia, en composiciones muy esquemáticas donde predominan las gamas frías de color. Tanto los retratos como los paisajes, centraron su actividad creativa desde 1911 hasta 1919 en una etapa considerada de consolidación, y marcada por los viajes realizados a Munich, el sur de Francia, e Italia. En los paisajes que pintó se aprecia la influencia de Cezanne, del Cubismo y también de Matisse. 

El período creativo que se extiende desde 1919 hasta 1923, es considerado como el de plenitud, en el que Sunyer, ya reconocido y admirado, prosiguió su trabajo como retratista y paisajista, al tiempo que recuperó la iconografía de la maternidad, probablemente sensibilizado por su matrimonio y el nacimiento de dos hijos. En esta etapa sus obras más destacadas son las que tienen como inspiración el desnudo femenino, perfectamente integrado en el paisaje como un elemento más de la naturaleza. Es el tema de obras como "Pastoral" de 1919, o "Bañistas" de 1923.

Comentario extraido de Pilar Bravo. Comunidad Escolar. Madrid

Vida mediterránea (1909)

Mediterrània (1910)

 

Playa de San Sebastián de Sitges

 

Pastoral 1910


Más información
Galería Antiquaria - Pintura catalana - Joaquim Sunyer
Comentario sobre Joaquim Sunyer en la revista Comunidad Escolar
Otras obras
 
Pàgines de batxillerat humanístic i artístic. Javier Arrimada 2010