Vestibulum


En la casa romana no se entraba por una puerta situada inmediatamente junto a la calle. La puerta estaba situada en la mitad de un corredor que desde el exterior conducía al atrio y en el cual se distinguían dos parte: 1) el vestibulum, antes de la puerta; 2) las fauces, después de ellas.

La puerta, (ianua), estaba constituída por el umbral, ligeramente elevado y que, como el arquitrabe, solía ser de mármol.

La puerta propiamente dicha (fores), acostumbraba a estar formada por dos o más hojas (valvae), que giraban sobre goznes de madera forrados de hierro o bronce, lo que la hacía muy pesada y además producía ruido al abrirla.

Además de la entrada principal, había una de servicio, el posticum, abierta a una de las paredes laterales de la casa y que solía dar a un callejón. Por allí entraban los esclavos, los proveedores, la gente de clase social baja e incluso los dueños cuando querían pasar desapercibidos.

Aunque al ser de madera no se han corservado las puertas de las casas, las excavaciones de Pompeya nos han permitido recuperar algunos moldes en yeso, como el de la imagen.
 
 
 

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