Article publicat a “La Vanguardia” el 22/03/2002 per Julià Guillamón

Los misterios de la FAI

Dos han sido los escritores catalanes del siglo XX que lograron introducirse en los ambientes de la delincuencia organizada. En 1910, Juli Vallmitjana publicó, con el título Criminalitat típica local, un librito sobre los bajos fondos de Barcelona basado en testimonios reales, con una clasificación de golfos por tipos y un sorprendente diccionario catalán castellano-caló ("He entrisquiat en un adrogu deminisquiant un perrot de llonga, i he gresnat carrillo i del aparu li he escarbat un pernil", es decir, "he entrado en un colmado pidiendo diez céntimos de longaniza, he entablado conversación y he sustraído un jamón del estante").
En 1934, el periodista Josep M. Planes (Manresa, 1907-Barcelona, 1936) publicó en el diario "La Publicitat" una serie de reportajes de actualidad bajo el epígrafe Els gàngsters de Barcelona. Se había producido un incidente con ametralladoras y automóviles de lujo -un Studebaker, un Buick- como salidos de una película de gángsters de Chicago. Bajo la sugestión de los autos fantasmas inició Planes una "enquesta informativa" que le llevó a un descubrimiento inesperado: los atracadores estaban al servicio del comunismo libertario, el botín de los atracos servía como "financiación irregular" de los comités de defensa de la CNT y del periódico "Solidaridad Obrera". Como Vallmitjana, Planes se entrevistó con anarquistas, confidentes y atracadores. Acabada la primera encuesta, inició una recapitulación histórica sobre el anarquismo catalán. Estas series de artículos le costarían la vida.
Planas constata la guerra interior entre el anarquismo primitivo -cuya finalidad última es la revolución social- y el sindicalismo moderno, que pretende mejorar las condiciones de trabajo. Ambas concepciones chocan de lleno: la satisfacción del obrero adormece al revolucionario. En los artículos de "La Publicitat" Planas no se limitaba a exponer sus descubrimientos acerca de la trama anarquista, sino que comentaba sus consecuencias, sacaba conclusiones, tomaba partido. Aplicando aquel tono distante, escéptico, moderadamente burlesco que en sus artículos de 1933 había utilizado para desvelar los tejemanejes del alcalde Pich i Pon con la compañía de tranvías o para sacar a relucir la negligencia policial en el misterioso crimen de la calle Wad-Ras. Ahora el tema era mucho más grave, los artículos de Josep M. Planes rayaban la temeridad.
Setenta años después, la lectura de Els gàngsters de Barcelona y L'organització de l'anarquisme a Catalunya o Espanya ofrecen un testimonio de primera mano, desde una óptica de un periodista intelectual, un liberal de Acció Catalana. El estilo, sin llegar a la brillantez de sus crónicas de la Barcelona nocturna, es un portento de rapidez y precisión. Planes es un maestro del sobreentendido. Las citas de la prosa pedante y confusa de los documentos internos de la CNT bastan para demostrar la complicación y el embrollo de los comités federales, las federaciones locales, la confederación nacional. En el fondo subyace una visión realista, profundamente antiutópica. "Cal que el lector no s'impressioni massa amb la gravetat d'aquesta prosa administrativa. La CNT, ni més ni menys que qualsevol altra organització del país, va una mica com Déu vol."
Hace un año la reedición de Nits de Barcelona (1931) nos maravilló a todos. Els gàngsters de Barcelona se sitúa en otra línea. En la revista "Imatges", en "La Publicitat", en "El Bé Negre"... hay decenas de artículos de Planes esperando turno. Qué suerte.

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