La Monarquía española se ha comprometido desde el primer día a ser una institución abierta en la que todos los ciudadanos tengan un sitio holgado para su participación política, sin discriminación de ninguna clase y sin presiones indebidas de grupos sectarios y extremistas. La Corona ampara a la totalidad del pueblo y a cada uno de los ciudadanos garantizando, a través del derecho y mediante el ejercicio de las libertades civiles, el imperio de la justicia (...) La Monarquía hará que, bajo los principios de la democracia, se mantengan en España la paz social y la estabilidad política, a la vez que se asegure el acceso ordenado al poder de las distintas alternativas de gobierno, según los deseos del pueblo libremente expresados.

Discurso de Juan Carlos I en el Congreso estadounidense, durante los actos de celebración del bicentenario de la Declaración de Independencia. (Washington 2 de junio de 1976). Extraído de "Así se hizo la transición", de Victoria Prego