En esta primera parte abordamos la filosofía
ante el nuevo orden burgués y nos centramos en dos
corrientes filosóficas:
- El liberalismo utilitarista de
John Stuart Mill que legitima, con matices, el sistema
capitalista, y
- El materialismo dialéctico
de Karl Marx que denuncia sus contradicciones económicas
y políticas.
La filosofía de Hegel se extiende
por toda Europa, es el momento del idealismo alemán: éste
propone un nuevo concepto de racionalidad: la razón infinita,
absoluta y creadora -frente a la limitada kantiana-. La filosofía
vuelve a ser sistemática y metafísica y descubre un nuevo método: la dialéctica. |
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La obra de Hegel era monumental porque, no sólo había integrado
todos los acontecimientos históricos incluyendo los negativos como
necesarios -dentro de su concepción dialéctica de la realidad-,
sino que además también lo había hecho conectándolo
con todas las disciplinas del saber. Pero un sistema tan complejo era
a la vez muy ambiguo y se prestaba a diversas interpretaciones. Se podía
ver en su sistema la expresión del orden social y político
injusto que se vivía (interpretándolo como el punto de llegada
de la historia) o se podía ver en la dialéctica misma
un instrumento para superar ese mismo estado de cosas.
Los seguidores de Hegel se escinden en dos bandos:
1. La derecha hegeliana. Hacen una interpretación conservadora
centrándose en el uso del sistema hegeliano: orden de lo absoluto
ya definitivo, inmovilismo.
2. La izquierda hegeliana: tienen una actitud crítica ante
la filosofía de Hegel y hacen una interpretación progresista
centrándose en el uso de la dialéctica como método.
Entre ellos aparecen dos tendencias:
a) Aquellos que se centran en la crítica
de la religión y la teología hegelianas, así como
en su idealismo: L. Feuerbach.
b) K. Marx que hace un análisis teórico más
a fondo de la teoría hegeliana y se centrará más
en la crítica política.
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