Combustibles fósiles

Combustibles fósiles, sustancias ricas en energía que se han formado a partir de plantas y microorganismos enterrados bajo capas de sedimentos durante miles de años. Los combustibles fósiles, que incluyen el petróleo, el carbón y el gas natural, proporcionan la mayor parte de la energía que mueve la moderna sociedad industrial.

Químicamente, los combustibles fósiles son compuestos formados por hidrógeno y carbono (hidrocarburos); algunos contienen también pequeñas cantidades de otros componentes. Debido al calor y la presión creciente que ejercen las capas de sedimentos acumulados, los restos de los organismos se transforman gradualmente en hidrocarburos.

Estas sustancias son extraídas de la corteza terrestre y, si es necesario, refinadas para convertirse en productos adecuados, como la gasolina, el gasóleo y el queroseno. Algunos de esos hidrocarburos pueden ser transformados en plásticos, sustancias químicas, lubricantes y otros productos no combustibles.

La mayoría de los combustibles fósiles se utilizan en el transporte, las fábricas, la calefacción y las industrias de generación de energía eléctrica. El petróleo crudo es refinado en gasolina, gasóleo y combustible para reactores, que mueven el sistema de transporte mundial. El carbón es utilizado para generar energía eléctrica y el gas natural también es empleado para generar energía eléctrica, para calefacción, y para producir de agua caliente.

En 1996 se consumieron en el mundo 72 millones de barriles de petróleo, 12,8 millones de toneladas de carbón y 6.400 millones de metros cúbicos de gas natural al día.