¿Niño o niña?

 

 

 

 

 

 

 

 

A DIFERENCIA DE CHINA e India, en un 80% de los casos en los que se realiza una selección de sexo en EE. UU. se prefiere elegir niñas

 

 

 

Adaptat de La Vanguardia

16 de desembre de 2005

 

La posibilidad de escoger el sexo de la descendencia se halla limitada en la legislación española a aquellos casos en que existe una indicación médica. Pueden hacerlo las parejas cuyas mujeres son portadoras de enfermedades ligadas al cromosoma X, tales como la hemofilia, algunas distrofias musculares y ciertos retrasos mentales. Las mujeres portadoras de enfermedades ligadas al sexo, aunque no padecen la enfermedad, la transmiten a la mitad de su descendencia masculina. En estos casos, por lo tanto, escoger como opción descendencia femenina evita el nacimiento de varones afectos.

Este procedimiento puede llevarse a cabo mediante fecundación in vitro y la técnica de diagnóstico genético preimplantacional. Consiste básicamente en extraer una célula del embrión con el fin de poder diagnosticar su sexo. No se compromete la viabilidad del embrión mediante la biopsia y se permite por lo tanto conocer y escoger el sexo de los embriones antes de depositarlos en el útero de la paciente. Esta técnica fue desarrollada en 1990 y nacieron en nuestro país las primeras niñas en el año 1994. Su madre, portadora de hemofilia, quiso evitar el posible nacimiento de un varón afecto de la enfermedad.

La técnica descrita anteriormente selecciona los embriones, pero existe también la posibilidad de seleccionar los espermatozoides en dos poblaciones distintas: los portadores del cromosoma X, que darán lugar a niñas, y los que son portadores del cromosoma Y, que darán lugar a niños. Recordemos que son los hombres los que determinan el sexo de la descendencia, a pesar de que en el transcurso de la historia se ha culpado en numerosas ocasiones a las mujeres por la ¡falta de descendencia masculina! El sex ratio (o proporción de nacimientos de niños respecto de niñas) se mantiene de forma natural en 102-106 niños por 100 niñas.

No se deberían considerar el aborto selectivo ni el infanticidio, ya sea voluntario o por negligencia, como métodos de selección de sexo, a pesar de que en la actualidad son practicados ilegalmente en países como China e India. Existen métodos naturales para la selección de sexo. El más conocido, descrito en 1989 por Landrum B. Shettles, se basa en las diferencias entre los espermatozoides portadores del cromosoma X y los portadores del cromosoma Y: un 3% de más en contenido de ADN entre unos y otros. Se especula que los espermatozoides portadores de Y son menos resistentes y más rápidos (menos ADN) que los portadores de X, más fuertes y lentos. También parecen tener diferencias en cuanto a su resistencia frente a distintos grados de acidez o alcalinidad. El método Shettles propone, para conseguir niños, relaciones sexuales 24 horas antes y no más de 12 horas después de la ovulación, penetración vaginal profunda y por detrás, siendo aconsejable que la mujer tenga uno o varios orgasmos que alcalinizarán la vagina y cuyas contracciones ayudarán al movimiento de los espermatozoides Y. En caso de desear una niña, las relaciones sexuales deben producirse desde el final de la menstruación hasta solo 2 o 3 días antes de la ovulación, con penetración menos profunda y sin que la mujer tenga orgasmos. También se propone enriquecer la dieta en lácticos y disminuir la ingesta de sal para conseguir niñas, mientras que una dieta rica en sal y carne roja favorece la gestación de niños. Las estaciones del año también parecen tener relación con el sexo del que va a nacer: es más favorable la primavera para concebir niñas y mejor el otoño para los niños.

Es evidente que los métodos no técnificados, de fácil acceso en recopilaciones antropológicas y costumbristas, pueden utilizarse libremente por las parejas en búsqueda de uno u otro sexo, aunque los resultados no sean siempre satisfactorios y a veces haya que insistir, con el consiguiente crecimiento de la familia...

Si dejamos aparte las razones médicas, se puede plantear la selección de sexo con la idea de equilibrar la familia (family balancing) o por simples razones de preferencia, ya sea por motivos económicos, culturales o sociales. Cabe resaltar las grandes diferencias que se dan entre distintos países y culturas en cuanto a la preferencia de uno u otro sexo. El desprestigio y las enormes desventajas que puede suponer ser mujer en países como China e India hacen desviar las preferencias hacia la selección de varones, mientras que un 80% de los casos que se realizan para selección de sexo en EE.UU. son para elegir niñas.

Dejando al margen si es lícito o moralmente aceptable utilizar métodos de selección de sexo por motivos únicamente sociales, hay que tener en cuenta las consecuencias de desequilibrio demográfico que pueden suponer cuando existe preferencia de un sexo sobre otro. Tal desequilibrio no se produciría en países en los que se utilice tan sólo para family balancing y en los que no hay discriminación por razón de sexo. Es de suponer que habría el mismo porcentaje de parejas que desearían niños o niñas. Muy distinta sería la situación en países en que se limita el número de hijos y se discrimina profundamente a las mujeres. Los temerosos de que los bebés de diseño se conviertan en una realidad consideran que la selección de sexo constituye el inicio de la pendiente resbaladiza que nos llevará inequívocamente a ello.

¿En una sociedad que se quiere libre y responsable -y siempre dentro de unos límites adecuados y bien establecidos- podría contemplarse la posibilidad de escoger el sexo de la descendencia? Y yo me pregunto: ¿si no se perjudica ni al futuro bebé, ni a sus progenitores, ni al conjunto de la sociedad, está mal seleccionar el sexo de la descendencia?

ANNA VEIGA, doctora en Biología