Tecnología: del nacimiento a la mayoría de edad
Jordi Font (jfont123@pie.xtec.es)

Un buen inicio: el acuerdo sobre las finalidades de la Tecnología

La decisión de incorporar la Tecnología1 en la Educación Secundaria Obligatoria de nuestro país se produjo en un momento histórico de fuerte de deseo colectivo de incorporación a la Unión Europea, y esta circunstancia le ha sido muy favorable porque los diseñadores curriculares, la mayoría de los autores de libros de texto, los formadores del profesorado y los aún escasos autores de artículos y libros sobre la enseñanza de la Tecnología han bebido de fuentes europeas, principalmente británicas y francesas. Así, por una vez no hemos empezado de cero y hemos sido capaces de subirnos en marcha a un tren que circulaba en la dirección adecuada. Este es el motivo por el cual existe una coincidencia, al menos teórica, sobre los aspectos fundacionales de la Tecnología de la ESO.

A grandes rasgos, hay consenso en considerar que:

- La Tecnología tiene como cometido responder a las necesidades formativas de una sociedad que, al estar cada día más tecnificada, requiere de sus ciudadanos que sean usuarios y partícipes inteligentes y críticos de la tecnología disponible.

- Determinadas capacidades básicas que consideramos imprescindibles en un adulto (resolución de problemas, organización, diseño de la acción, iniciativa e autonomía en el trabajo...) tienen su marco formativo más adecuado en el área de Tecnología.

- La noción adecuada de tecnología para su incorporación al sistema educativo es aquella que, en un sentido amplio, toma en cuenta no solamente los aspectos artefactualistas ligados a la resolución de problemas, sino también los relacionados con la ciencia en sus distintas manifestaciones y con el impacto social que la misma tecnología produce.

- La tecnología está caracterizada por el hecho de tener un procedimiento propio: el proceso tecnológico. Entendiendo por tal el método de resolución de problemas que es común a cualquier actividad tecnológica y que puede ser descrito como una serie lógica de pasos que, a partir de un requerimiento dado, conduce a la obtención de una solución que lo satisfaga.

- La tecnología interacciona con el entorno al cual se aplica y, en consecuencia, su enseñanza debe producirse siempre tomando como referente un entorno tecnológico real.

- La enseñanza de la Tecnología requiere un perfil de profesor (el tecnólogo generalista), un espacio docente (el aula-taller y su equipo) y un estilo (metodología, tradiciones, manera de ser, reciclaje) propios.

Todo parece indicar, pues, que se dan las condiciones de partida correctas para que la Tecnología crezca sana y feliz en nuestro sistema educativo hasta llegar a su mayoría de edad. Pero para alcanzarla deberá pasar por la adolescencia, etapa, como sabemos quienes trabajamos en el sistema educativo, dura, contradictoria y difícil. Ahora estamos en ella.

¿A quién le interesa la consolidación de la enseñanza de la Tecnología?

La respuesta a esta pregunta nos ha de dar las claves de la consecución de la mayoría de edad para la Tecnología. Si los únicos interesados son sólo los que creen que van a sacar beneficio de que la tecnología esté en la educación obligatoria son sus profesores, los editores de libros de texto y los fabricantes de material didáctico, el riesgo de convertirse en una maría es enorme. Si, por el contrario, aquellos sectores de la sociedad a los que conviene que el ciudadano medio posea una adecuada cultura tecnológica entienden que la Tecnología de la ESO es su aliada natural, las posibilidades de éxito serán muchas.

Vayamos por partes. La primera de las posibilidades, la marianización, desgraciadamente, es la más probable (entropía dixit) si no se realizan acciones positivas tendentes a evitarla. Una Tecnología con buena salud es aquella que es capaz de poner los alumnos en diferentes entornos tecnológicos (vivienda, producción de energía, transporte, alimentación...) para desarrollar en ellos procesos tecnológicos completos atendiendo todos aquellos aspectos que son inextricables (contenidos tecnológicos, adquisición de destrezas, ingeniería, historia, diseño, valores subyacentes, impacto ambiental y social...)2. Y por experiencia sabemos que trabajar en este contexto no siempre es fácil y cómodo, sino que requiere un esfuerzo sostenido del profesorado y las inversiones adecuadas. Por lo tanto, todo aquello que intente hacernos creer que puede enseñarse Tecnología en una aula vacía, con tijeras y cartulina y con material bibliográfico perteneciente a la cultura mosaico, actúa en contra de su mayoría de edad.

En estos días, se oyen voces sobre la necesidad de aumentar los contenidos humanísticos de la ESO. Parece como si impartir más horas de asignaturas de letras fuera la panacea para la crisis de valores que parece que sufre el mundo occidental. ¿Introducir la Tecnología en la ESO, tomando la palabra tecnología en su sentido más general3, no supone en realidad aumentar los contenidos humanísticos? ¿Acaso no nos muestra la antropología que el origen del hombre esta indisolublemente ligado a la utilización de la técnica? ¿Acaso no existe consenso, como hemos indicado, en que la educación tecnológica ha de incluir la preocupación por que nuestros alumnos sean, por ejemplo, usuarios críticos de los bienes de consumo u, otro ejemplo, responsables respecto del impacto medioambiental y social de sus decisiones referentes a la tecnología? Aquellos que consideran que nuestros hijos necesitan una formación más integral y más humanizada han de entender que la Tecnología tiene un papel fundamental en ella. Refugiarse en las trincheras clásicas es dar la razón a Melvin Kranzberg4 cuando afirma que las humanidades pierden terreno porque aún deploran el nuevo mundo tecnológico, porqué -en buena medida- no han sido capaces de rehacerse del divorcio que provocaron al lamentar la revolución industrial y hacer de eso un tema recurrente de escritores, pintores y humanistas.

Pero más allá del entorno escolar también hay quien puede y debe sentirse interesado por la consecución de la mayoría de edad de la Tecnología. En una sociedad en la que competencia entre les suministradores de energía, materiales y servicios es cada vez más voraz, la educación tecnológica de los ciudadanos adquiere una especial significación para ellos. Un usuario que sepa, por ejemplo, utilizar la energía eléctrica correctamente, no sólo será un cliente mejor y más cómodo, sino que consumirá lo justo y no sentirá tentaciones de cambiar su cocina eléctrica por otra de gas. Lo mismo puede entender la empresa de gas respecto sus clientes y su fuga a las empresas eléctricas. Unos y otros, pues, deben acabar comprendiendo que invertir en la Tecnología de la ESO es su mejor opción en términos de campañas de educación del cliente consumidor. En otros países europeos esta actitud se traduce en la oferta de materiales para la educación tecnológica que las grandes compañías de la energía, la alimentación o las comunicaciones5 hacen a los profesores de Tecnología. En este terreno, también debemos seguir la vía europea.

La lista de terceros interesados en el éxito de la Tecnología puede ser, sin duda, muy grande y contener todos aquellos organismos, empresas y grupos profesionales para los que una adecuada enseñanza tecnológica en la secundaria obligatoria va a redundar en su beneficio: distribuidoras de agua potable, empresas de telefonía, colegios profesionales, fabricantes de automóviles, multinacionales de la alimentación, ONG's interesadas en medio ambiente o transferencia de tecnología... Debemos ser capaces de transmitirles el mensaje de que a ellos también les interesa que la Tecnología se consolide en la ESO.

En resumen, consolidar la Tecnología, evitar que se convierta en una maría, pasa por abrirse al entorno. No podía ser de otra manera tratándose de tecnología.

Todos debemos mover nuestras piezas.

¿Quién debe transmitir el mensaje y cómo? Todos. La aparición de la Tecnología en la ESO nos ha situado en un nuevo escenario y debemos ser capaces de estrenar una obra nueva, y con calidad suficiente como para atraer a todos los públicos. En muchos puntos del territorio nacional se están realizando magníficas acciones conducentes a que la Tecnología se implante con calidad: profesores que consiguen que sus alumnos aprendan por la vía de la realización y la implementación, asociaciones patronales que han tomado un interés encomiable en la correcta impartición de la Tecnología, fabricantes y editores que ofrecen materiales que sólo pueden utilizarse con una visión amplia y general de la tecnología, etc. Pero también empieza a cundir el desánimo, a veces justo al lado de donde se están produciendo buenas realizaciones.

El sentido común nos indica que:

- Los profesores no pueden esperar que todo lo resuelva papá-administración, conseguir una profesionalidad satisfactoria se sustenta en el interés y el trabajo personal.

- Los titulares de los centros (tanto los de los públicos como los de los privados) no pueden esperar que se cubran los objetivos de la Tecnología sin una inversión inicial adecuada y un presupuesto suficiente para el día a día y el mantenimiento.

- Los fabricantes y editores no pueden esperar que se consuma todo sin que se produzca una selección por la calidad.

- Las administraciones educativas no pueden esperar resultados satisfactorios sin una adecuada política de personal, formación y recursos educativos.

Todos debemos mover nuestras piezas.

En los centros, corresponde a los profesores de Tecnología mostrar a sus colegas que la suya es una área curricular con enormes posibilidades, que contribuye a la formación integral del individuo y que es un espacio privilegiado para la adquisición, como se ha dicho, de determinadas competencias. El proceso tecnológico, tal y como se ha descrito, es una herramienta didáctica enormemente eficaz. Es como un río, como un hilo conductor que permite estructurar las actividades de enseñanza-aprendizaje del alumnado de una manera sistemática y adecuada tanto a la realidad objeto de estudio como al propio proceso educativo. Las diferentes etapas del proceso tecnológico (requerimiento, investigación, generación de ideas, selección de la solución a adoptar, redacción del proyecto, realización y evaluación) permiten introducir de manera secuenciada las diferentes metodologías empleadas en la educación (análisis y diagnóstico de problemas, clase magistral, análisis de objetos, búsqueda bibliográfica, adquisición de habilidades, redacción de proyectos, construcción de objetos, etc.) de manera que el alumnado no pierda nunca de vista cuál es el objetivo final de todo lo que está estudiando6.

Es deseable que, a semejanza de la AEAT7 francesa o de la DATA8 británica y dando continuidad a la iniciativa que en su día se produjo en Asturias, el profesorado de Tecnología forme una organización fuerte y cualificada que pueda ser un interlocutor autorizado ante las administraciones, editoriales, sindicatos, patronales y los que hemos llamado terceros interesados en la mayoría de edad de la Tecnología. Con una adecuada esponsorización y usando las facilidades de las nuevas tecnologías (Internet, por ejemplo) el proyecto no es irrealizable.

Es necesario que las administraciones educativas entiendan que la Tecnología no tiene una materia de referencia que heredar, circunstancia que es tanto una ventaja como un inconveniente, pero que, en cualquier caso, hace que requiera una especial atención:

Deben profundizar en la definición del perfil del profesorado de Tecnología y darle la formación que, en consecuencia, necesite. El gobierno francés, por ejemplo, invierte 900 horas de formación en cada profesor que se incorpora a la Tecnología.

Deben entender que es imprescindible la existencia de centros de recursos de Tecnología, entendidos como centros de documentación y experimentación. Como centros de documentación deben elaborar, recoger, clasificar, referenciar y difundir el material didáctico generado por terceros que se ajuste al diseño curricular. Como centros de experimentación deben estar capacitados para el ensayo y estudio de los equipos actuales de las aulas-taller con la finalidad de sacar de ellos la máxima rentabilidad; hacer de banco de pruebas para los nuevos equipos generados por las empresas interesadas en este nuevo mercado; y ensayar los materiales de todo tipo antes de proponer su uso en el aula-taller.

Finalmente, las universidades deben levantar un poco los ojos de sus ocupaciones habituales y crear departamentos de didáctica de la tecnología donde se promueva, recoja, sistematice y difunda la reflexión que se vaya realizando sobre la enseñanza de la Tecnología, su estado en otros países, su papel cambiante en el currículo, la aplicación de las teorías sicopedagógicas vigentes a la Tecnología, la teoría de su didáctica, etc.

El reto está servido: tomar de la mano la Tecnología y ayudarla a crecer hasta convertirse en adulta. Que su adolescencia desemboque en madurez es tarea y responsabilidad de todos.

En el presente artículo usaremos la palabra Tecnología con mayúscula para referirnos a la materia curricular y con minúscula en su sentido habitual.

2 FONT, J. (1996): La enseñanza de la Tecnología en la ESO. Barcelona. Octaedro.

3 LAYTON, D. (1992): Values in Design and Technology a AA.VV. Make the Future Work (Apropiate Technology: a Teachers' Guide). London. Intermediate Technology Development Group - Longman.

4 KRANZBERG, M. (1972): Tecnología y cultura. New York. Schockers Books.

5 Como ejemplos ver: British Telecom (http://www.campus.bt.com), la holandesa Shell (http://www.srtca.shell.nl) y Electricité de France (http://www.cdf.fr)

6 BANKS, F (1994): Teaching Technology. London. Open University / BAIGORRI, J. & TORRES, E. (1993). Propuesta de secuencia. Secundaria. Tecnologia. Madrid. Escuela Española. / PORFÍRIO, M. (1992): Metodologia do projecto tecnológico. Lisboa. Universidade Aberta.

7 Association des Enseignants d'Activités Technologiques

8 The Design and Technology Association